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El último británico en Guantánamo

A pesar de la promesa de Barak Obama de cerrar la Bahía de Guantánamo, Shaker Aaamer, un antiguo residente británico y padre de 4 hijos, sigue detenido en la prisión ilegal de Cuba, tras permanecer nueve años prisionero sin cargo alguno o juicio. Memorias de The Prisma. Noviembre 2010.

 

Sofia Ahmad

 

Shaker Aamer, de 43 años de edad, es el último residente británico que queda en la Bahía de Guantánamo.

Amnistía Internacional ha lanzado una campaña para presionar al ministro de asuntos exteriores, William Hague y a los representantes estadounidenses a que tomen parte en el asunto y liberen al último británico encerrado en el centro de detenciones que ha acarreado más controversia en EEUU.

La semana pasada el ministro de asuntos exteriores William Hague informó al parlamento de que le había pedido a Hilary Clinton, la Secretaria de Estado del país, que se enviara de vuelta a Shaker Aamer al Reino Unido, y los representantes estadounidenses han acordado estudiar el asunto. La directora de Amnistía Internacional en Reino Unido, Kate Allen insiste en que el gobierno británico y el estadounidense deben considerar su liberación como una prioridad y acordar de forma rápida una fecha para ello. Si esto no sucediera, Allen teme que Aamer continúe “consumiéndose en una celda de Guantánamo”.

El pasado enero de 2009, el presidente Obama firmó un acuerdo en el que se prometía que la administración de EEUU intentaría resolver todos los casos de los detenidos que permanecen en la Bahía de Guantánamo, con pretensiones de cerrar el centro completamente “como muy tarde, en un año desde la fecha de esta orden”. Ahora ya es noviembre, y la realidad está muy lejos de la promesa de Obama, que se acerca cada vez más a cumplir ese año.

A fecha 17 de noviembre, permanecen aun 174 hombres detenidos en Guantánamo y la mayoría han sido apresados sin acusación o juicio durante al menos ocho años.

A pesar de las buenas intenciones de Obama con respecto a este asunto, estas estadísticas reflejan la arrogancia de un poder mundial que puede hacer caso omiso, despreocupadamente del derecho internacional y violar los derechos humanos de cientos de personas que no tienen apenas responsabilidad.

La historia de Shaker Aamer comienza en 2001 en Afganistán, donde fue detenido en primer lugar por las fuerzas afganas, y después fue trasladado a custodia de EEUU en Afganistán y finalmente fue llevado a la Bahía de Guantánamo. La historia de Aamer es familiar; detenido durante nueve años, sin ninguna acusación contra su propio nombre, ni ningún juicio celebrado. Aamer es natural de Arabia Saudí, contrajo matrimonio con una ciudadana británica y tuvo cuatro hijos con ella. Desgraciadamente, todavía no ha conocido a su hijo menor.

Además, como muchos otros detenidos, ha hablado de tortura brutal y abuso sufridos por parte de los oficiales. Y más pena aún para el gobierno británico, porque sus declaraciones van más allá de esto, ya que aclama haber sido torturado bastantes veces en Afganistán por parte de oficiales de EEUU, mientras que los miembros de la inteligencia británica estaban presentes.

Desgraciadamente, la experiencia de Aamer no parece ser un caso aislado. A principios de año, el Primer Ministro David Cameron nombró al señor Peter Gibson para que dirigiera una investigación sobre las declaraciones de complicidad en la tortura por parte del Reino Unido, y otros abusos de derechos humanos a las personas detenidas en el extranjero. Jane Elison, la diputada regional de la familia de Aamer, ha acogido de buen grado esta investigación: “Un cambio de gobierno, y en particular, el anuncio del Primer Ministro de que se va a llevar a cabo una investigación sobre la complicidad del Reino Unido en la tortura, ha dado a la campaña de liberación de Aamer un nuevo impulso”. El informe de Aamer significa que es un testigo clave en las próximas investigaciones sobre la interpretación del Reino Unido y su involucración en la tortura y, por lo tanto su liberación es un asunto incluso mucho más urgente, algo que ha sido reconocido por el ministro de justicia Kenneth Clarke.

Creada como base naval estadounidense, la Bahía de Guantánamo era parte de la “guerra contra el terrorismo” de George Bush, establecida tras el 11 de septiembre y el asedio de EEUU en Afganistán. Se ha estado utilizando como lugar de detenciones para supuestos terroristas extranjeros indefinidamente sin cargos ni juicios celebrados. A todos estos detenidos se les ha considerado “combatientes enemigos” en lugar de prisioneros de guerra, para que de ese modo, EEUU pueda anular sus derechos según  la convención de Ginebra a su conveniencia. Desde sus comienzos, los grupos de Derechos Humanos, políticos y gobiernos de todo el mundo han condenado su existencia.

El número más alto de prisioneros que ha alcanzado la Bahía de Guantánamo ha sido 750, dieciocho de los cuales eran ciudadanos o residentes británicos. Los miembros de Amnistía Internacional están escribiendo a sus parlamentarios regionales, presionando a William Hague para que se dirija el caso del último de esos dieciocho de forma urgente: Shaker Aamer.

 

(Traducido por: Estefanía Caro Ruiz   – email: estefania.caro.ruiz@gmail.com)

(Fotos: Pixabay)

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