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Un hijo de la guerra en África

José Valdermar Prata Manuel vivió los primeros años de su vida en su natal Benguela, una ciudad costera al oeste de Angola. A la edad de nueve ya era consciente de que el país se había sumergido en una guerra civil que en ocasiones parecía resolverse por el camino de la paz, pero en otras se tornaba eterna. Memorias de The Prisma. Octubre 2012.

Javier E. Núñez Calderón

 

La disputa por el control de país se libraba especialmente en zonas rurales, donde los movimientos armados MPLA, FNLA y la UNITA se habían involucrado en una guerra de guerrillas  con tácticas, estrategias y armas no convencionales, afectando a más no poder la población civil.

Benguela era una ciudad receptora de cientos de desplazados y heridos que huían de los combates en las veredas. Sin embargo, el conflicto se metió en el corazón de la familia de José cuando su hermano mayor fue reclutado por una de las partes en conflicto.

“Ese día veníamos los dos de jugar fútbol cuando fuimos retenidos por la tropa. Entonces, fui testigo de cómo a mi hermano, de tan solo 15 años de edad, se lo llevaron a hacer la guerra. Desde entonces no lo volví a ver”.

Aterrorizados por lo que había sucedido, y con el temor de que una tragedia similar tocara otro miembro de la familia, los padres de José, una maestra de primaria y un empresario del sector trasporte, se las arreglaron para que él y su hermana menor salieran del país. “De las peores lesiones que me originó la guerra fue la separación de mi hermano, y luego la de mi familia, de quienes me desprendí sin imaginar que sería por largo tiempo”.

Así fue como el 5 de octubre de 1989 salieron hacia la tierra de sus abuelos maternos en Portugal. Su abuelo había nacido en Benguela pero era descendiente de portugueses asentados en Angola desde tiempos de la colonia.

Cuando los colonizadores fueron derrocados el 25 de abril de 1974, el anciano partió con algunos de sus hijos a Europa.

Se cree que unos 300 mil portugueses salieron de Angola entre 1974 y 1976, situación que cambió la dinámica económica de la república naciente.

Aunque la independencia supuso un nuevo amanecer de paz y tranquilidad para millones de angoleños, la realidad fue otra: la disputa por el control de país entre los tres movimientos independentistas que en otrora habían luchado contra los portugueses, desató una guerra civil que tardó 27 años (1975-2002) en resolverse, un conflicto que surgió en el contexto de la guerra fría y del que participaron países identificados con la ideología de cada grupo beligerante.

El MPLA tenía el apoyo de algunos gobiernos socialistas como Cuba y la Unión Soviética; el FNLA era respaldado por China y Zaire, mientras que la UNITA contaba con el soporte de Portugal,  Estados Unidos y Sudáfrica, que no quería tener entre sus vecinos a un país comunista, que para la época estaba gobernado por el MPLA.

Por su parte, José se radicó en Portugal donde vivió a hasta los 24 años, época en que partió a Alemania en busca de mejores oportunidades laborales, pues por fin había conseguido el pasaporte que le daría licencia para circular libremente en los territorios de la Unión Europea.

Después de vivir un par de años en Berlín hizo ‘romería’ por Austria, España y Reino Unido, donde actualmente reside en el sur oeste de Londres.

En total ha visitado una docena de países, pero aún le inquieta la idea de experimentar un amanecer en tiempos de paz en su tierra natal, luego de 23 años de ausencia. “Ese sería uno de los momentos más felices de mi vida, reencontrarme con mi madre y mi hermano mayor que logró sobrevivir a la guerra. El sueño es radicarme para siempre en Benguela”. La guerra civil de Angola dejó como saldo más de tres mil muertos, cuatro millones de refugiados y alrededor de 100.000 víctimas de las minas antipersonal. Entre 2000 y 2007 tres mil niños fueron rescatados de las armas.

(Fotos: Pixabay)

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