Migrantes, Multicultura

Neoliberalismo, enemigo número uno de la inmigración

Por sus efectos, sindicatos y trabajadores consideran esta doctrina económica la causante de los problemas que enfrentan los migrantes. Europa necesitará 60 millones de trabajadores más en el año 2050. Y la inmigración es parte de la solución a esta realidad. Los inmigrantes “indocumentados” no son “ilegales”.

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Benjamin Serra

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Decisiva para el desarrollo, construcción e historia de la humanidad, su realidad es, por ende, cambiante y se halla  circunscrita a causas económicas y políticas, fundamentalmente. Desde luego, también el impulso mismo del descubrimiento de otras culturas y del expander la propia, han provocado que las personas hayan dejado sus países de origen.

Esto ha convertido a los movimientos migratorios en una de las tendencias más importantes tanto de la centuria pasada como de los primeros años del Siglo XXI.

Sin embargo, y pese a que la inmigración es un tema que concierne a gobiernos, asociaciones y a los propios individuos, los inmigrantes se encuentran con problemas reales en su día a día por el simple hecho de ocupar esa condición. La de ser inmigrantes.

Leyes injustas, racismo, deportaciones, explotación y abusos son algunas de las realidades que enfrentan estas personas. Pero uno de los tratos más discriminatorios hacia los inmigrantes es considerarlos “ilegales”. Esta terminología, utilizada por numerosos gobiernos y medios de comunicación, no hace más que agravar la situación. El lenguaje, utilizado incorrectamente, puede provocar tanto daño como una ley discriminatoria e injusta.

Las asociaciones de inmigrantes defienden que una persona nunca puede ser ilegal. Si alguien se encuentra sin papeles en un país de acogida, los términos adecuados deberían ser “irregular” o “indocumentado” pero nunca “ilegal”.

El Neoliberalismo, la doctrina económica imperante actualmente, es considerado el causante de la situación que viven millones de personas en todo el mundo y que provoca que los ciudadanos de algunos países sobre todo en África, Asia, América Latina y Europa del Este se vean obligados a emigrar.

Las políticas neoliberales favorecen que los menos afortunados, en este caso los inmigrantes, vean menguados sus derechos. La educación, la vivienda, la salud o la comida son lujos reservados a los más favorecidos por el sistema.

El racismo y la xenofobia son otros problemas con los que tienen que luchar cada día miles de personas. No conocer el idioma del país al que se llega o ignorar las costumbres supone un gran freno para la integración de los inmigrantes en su nueva comunidad.

Pero tampoco se debe confundir integración con absorción. La integración implica la convivencia de todas las culturas, no la destrucción de aquellas costumbres que los inmigrantes traen desde sus países. La riqueza del multiculturalismo reside en respetar todas las culturas. En muchas ocasiones, los inmigrantes se ven obligados a aceptar trabajos por debajo de sus capacidades o estudios.

No es extraño ver trabajar a una oficinista filipina como trabajadora doméstica o a un joven estudiante latino de camarero en un restaurante de una gran cadena de comida rápida. No hay vacaciones, no hay bajas por maternidad, no hay salarios mínimos ni pensiones garantizadas.

Cuanto mayor sea la desigualdad social existente, mejor funciona el sistema económico neoliberal.

Asociaciones de inmigrantes, sindicatos y uniones de trabajadores defienden que el sistema económico neoliberal es un fracaso ya que está lejos de garantizar el bienestar social a todos los ciudadanos y es el causante de la migración desmedida.

Sin embargo, a pesar de las duras leyes y el rechazo hacia las personas inmigrantes, está demostrado que son necesarias para mantener la economía de los países desarrollados.

El envejecimiento de la población y la falta de trabajadores para puestos que los nativos rechazan convierten a los inmigrantes, imprescindibles para el buen funcionamiento del sistema económico de los países receptores.

Respecto a este aspecto, Luc Demaret, Senior Specialist in Workers’ Activities de la International Labour Organization (ILO), agencia de las Naciones Unidas que agrupa a representantes gubernamentales, sindicatos, empleadores y trabajadores, considera fundamental el papel actual de los inmigrantes.

“Los países europeos necesitan trabajadores inmigrantes. La población del continente está envejeciendo así que la inmigración no sólo es parte de la solución a este problema sino también a la crisis. Además, los trabajadores migrantes tienen derecho a no ser discriminados”, afirma Luc Demaret. La ILO reconoce que Europa necesitará 60 millones más de trabajadores en 2050. Si los países europeos quieren mantener el nivel de pensiones y la seguridad social, necesitan trabajadores inmigrantes.

Por lo tanto, Demaret apunta que “hay una contradicción entre lo que la comisión está diciendo y las consideraciones que los países de la Unión Europe están tomando respecto a sus políticas sobre migración”.

Muchos países disponen de políticas restrictivas hacia la inmigración y cierran sus fronteras además de considerarla como un tema relativo a la seguridad. “Las dos actitudes son erróneas. Respetamos la soberanía de cada estado a legislar sobre quien puede entrar y permanecer en su territorio pero a lo que no tienen derecho es a no respetar los derechos humanos y de los trabajadores”, según Luc Demaret.

Son varias las convenciones que ILO ha presentado. Entre ellas la 97 sobre el tratamiento igualitario en cuanto a salarios y condiciones de trabajo que el Reino Unido ha ratificado o la 189 sobre trabajadores domésticos.

No obstante, la convención 143, relativa a los inmigrantes aún no ha sido ratificada por este país.

Al respecto, Demaret afirma que no hay excusa para ningún país, ya que “las herramientas están ahí, pero deben ratificar estas convenciones e implementarlas” para solucionar la situación.

 

(Fotos: Pixabay)

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