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¿Cuál Europa es la que queremos?

Se habla del riesgo de la islamización de este continente, del peligro que representaría la presencia musulmana para la civilización occidental. Otros ven la inmigración como una nueva amenaza.

 

Claudio Chipana*

 

Para el historiador británico Eric Hobswaum Europa tuvo un corto Siglo XX que inició con la primera guerra mundial (1914) hasta el colapso de la Unión Soviética (1991) y que denominó la “era de los extremos” ,con el comunismo y el nazismo entre las ideologías dominantes en ese periodo.

A diferencia de las décadas pasadas, los extremismos de hoy han cambiado de ropaje ideológico, Algunos han hablado del riesgo de la islamización de Europa, de un supuesto peligro que representaría la presencia musulmana para la civilización occidental. Otros han visto a la inmigración como una nueva amenaza a la existencia de Europa.

Después 1991, no ha surgido la distensión. Al contrario, han nacido nuevas tensiones y nuevos extremos particularmente con el fenómeno terrorista que ha aflorado en los últimos años. Mas, paralelamente, han emergido grupos xenofóbicos y partidos ultranacionalistas como el Amanecer Dorado, el Frente Nacional o el UKIP.

Para la extrema derecha la presencia musulmana y el incremento de la inmigración representarían una  amenaza que socavaría los fundamentos de la identidad europea, y se vería agravada por el flujo de los refugiados de Siria hacia suelo europeo.

Las acciones letales del extremismo islamista que cobró nuevas víctimas en Bruselas hace unos días,  tal como ocurrió antes en Paris, Londres y Madrid, han exacerbado las tensiones y han alimentado la idea de la incompatibilidad de los valores “occidentales” y los del Islam.

Una vez más se pone sobre el tapete la discusión sobre si es posible o no  una Europa multicultural y multiconfesional. Esto nos conduce a la búsqueda de las reales razones de la crisis que vive Europa. Ocurre que las comunidades musulmanas  son también víctimas  de los atentados terroristas de los grupos fundamentalistas, pues con cada atentado se produce un incremento en la islamofobia en gran medida alimentado por los medios de comunicación.

Lo cierto es que Europa no ha descendido en un antagonismo que lo haya puesto al borde del colapso, como resultado de la inmigración y de la consiguiente diversidad étnica y cultural. Los grupos extremistas y fundamentalistas son grupos minoritarios que  no representan a las comunidades musulmanes, que son en sí mismas muy diversas. La inmigración aportó una cuota laboral importante para la reconstrucción de la Europa de la post guerra.

La amenaza no proviene de la diversidad cultural, étnica o religiosa.

La extrema derecha y  los grupos terroristas son ambos factores de inestabilidad y las tensiones sociales.

Por otro lado, el actual modelo económico neoliberal ha llevado a una situación de inseguridad a millones de europeos, tal como se manifiesta en la alta tasa de desempleo entre los jóvenes. Gran parte de la crisis de la eurozona se explica por la persistencia de este modelo.

El multiculturalismo, antes que ser un freno, contiene el potencial necesario para construir una Europa abierta, tolerante e integrada y en paz tal como la imaginaron Monnet y Schuman los precursores de la Unión Europea. La Europa que queremos tiene poco que ver con la  fortaleza inexpugnable o el  club exclusivo que algunos quieren construir.

La vía hacia adelante para Europa no estará en el abandono de la Unión europea o en el cierre de las fronteras, ni mucho menos en el abandono de la tolerancia que siempre fue  parte esencial de la tradición liberal europea.

* Filósofo peruano residente en Londres, miembro del Café filosófico y del Centre for Latin American Identity.

(Fotos: Pixabay)

 

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