Cultura, Páginas

“El sonido de la cultura”: No para principiantes

Posee cierto análisis crucial de las raíces del racismo blanco y su superposición con la tecnología, y la representación de los negros en ciencia ficción. Este libro de Louis Chude-Sokei, comienza con una mordaz exposición del racismo del Siglo XIX, pero termina siendo absorbido por sofisticados estudios culturales, mientras permanece por encima de las sucias realidades que nos rodean.

 

Graham Douglas

 

Como principiante que soy, algunas secciones provocaron la imagen de una carrera de caballos donde cada salto es un “-ismo” o un “-etic”, o solo una frase con cinco oraciones subordinadas y tres citas.

Cuando estoy impaciente, caigo al primer salto, lo que sería una pena en este caso porque el libro tiene mucho para recomendar, tanto en sus relatos de hechos históricos poco conocidos, como en sus ideas de la resistencia negra a la cultura colonial.

No hablaré del tercero de sus cuatro capítulos, para el cual el lector no académico podría hacerse con una edición según criterios de George Orwell para un inglés accesible.

El tema del libro es la relación entre la esclavitud negra y la máquina: en términos de esclavos reducidos a máquinas humanas para la explotación blanca, y la ansiedad blanca sobre una revuelta de los esclavos.

En “The sound of culture: diaspora and black technopoetics” Louis Chude-Sokei afirma que es importante reconocer la existencia de una conexión entre la forma en que esclavos y máquinas, especialmente robots, eran percibidos por la cultura blanca mucho antes de la ciencia ficción surgida en el siglo XX.

Lo gótico victoriano, así como la novela “Frankenstein”, de Mary Shelley, y “Erewhon”, de Samuel Butler, son los primeros ejemplos.

Me conmocionó leer sobre el caso de Joice Heth, una anciana de raza negra, invidente, semi-paralizada y con uñas de cuatro pulgadas, exhibida en un espectáculo de fenómenos por el notorio P.T. Barnum en 1835, como si ella fuera una máquina.

En otros espectáculos, junto a ella estaba The Turk, un “autómata” jugador de ajedrez, del que se supo después que había enmascarado a un pequeño equipo de jugadores humanos, en una muestra que cumple con el criterio clásico de surrealismo de yuxtaposición y desfamiliarización, y al mismo tiempo ilustra cómo lo insuficiente es una herramienta para la toma de conciencia.

El Surrealismo es también un tema en el libro por los vínculos entre André Breton y el escritor martinico Aimé Césaire, pero Chude-Sokei cita a J. Michel Da sh describiendo a Bréton, Sartre y Lévi-Strauss, pese a sus públicos e influyentes compromisos para el anticolonialismo como “racistas románticos”, una manera de decir que han caído en la trampa de idealizar y romantizar a la cultura negra en lugar de asumir la diferencia.

Es fácil decirlo ahora, pero en su momento su trabajo fue importante en el cambio de la mentalidad blanca, que veía a los negros como inferiores por naturaleza.

Chude-Sokei afirma que su libro es también una introducción a un número de escritores caribeños, aunque “análisis crítico” sería un término mejor, porque su trabajo no es fácil de digerir.

Este tiene en cuenta a un número de escritores, tal como Sylvia Winter, que están particularmente interesados en la criollización de la cultura antillana y su relación con la ciencia ficción, la robótica, la historia de la esclavitud y la cultura post-colonial.

Suministra evidencia sobre la forma en que esclavos negros y, por extensión, cualquiera de raza negra, eran vistos en alguna ficción como máquinas (esto es exactamente lo que un esclavo es para su amo).

Y esa ficción también expresaba la preocupación de los amos sobre una revuelta, fuera de esclavos o de robots.

Pero solo señalando que las palabras “amo” y “esclavo” llegaron a ser términos estándar en robótica, y que la industrialización iba de la mano del uso de esclavos, no es suficiente para argumentar que, por consiguiente, los blancos aún veían a los negros como si fueran máquinas: ambos,  subhumanos y potencialmente sobrehumanos, aunque sin un alma.

La cultura blanca, ciertamente se sentía superior porque era tecnológicamente avanzada, y también se sentía moralmente superior a la gente que había esclavizado y subdesarrollado activamente.

Rastus Robot, el limpiador mecánico con voz negra diseñado en 1930, puede haber sido una especie de robot humanizado, “seguro” y literalmente domesticado.

El autor señala que en Japón los robots eran considerados como cuasi-amigos, ayudantes domésticos, en lugar de usurpadores amenazantes, y lo relaciona con la tradición sintoísta que piensa que todos los seres poseen almas, y la ausencia de la trata de esclavos.

Criollización es una palabra clave – que se da  202 veces como mi inteligente Kindle señala – pero tuve que buscar una definición en Wikipedia. Chude-Sokei destaca la forma en que la criollización tiene el poder de ir más allá de las oposiciones entre humanos y subhumanos relacionados con la esclavitud y la colonización occidental, para formar la base de un nuevo concepto de humanidad.

Aquí es donde la tecno-poética negra se superpone con la ciencia ficción, pero los asuntos claves no llegaron a mí.

La palabra “sonido” en el título, no se refiere a música o letras, sino a todo el proceso de producción y su lugar importante en la vida cultural jamaicana.

Chude-Sokei ha escrito muchos artículos sobre estos temas, aunque este libro resultó decepcionante, ya que son tratados principalmente a través de comentarios y citas de discusiones muy académicas. Y donde hay temas que han llegado a la Prensa, Chude-Sokei permanece en silencio.

Critica el rastafarismo por su creencia en una cultura arraigada, pero emplea términos misóginos como “perra” en letras de rap, o al uso de drones y vigilancia electrónica por parte de la policía jamaicana.

Pesa a la imagen de la portada, las fuerzas especiales- conocidas como Ninjas- no son consideradas. La militarización de las fuerzas policiales es una cuestión en muchos lugares, en Estados Unidos y Brasil especialmente, y la tecnología de aeronaves no tripuladas está reemplazando a la justicia por el asesinato. Esto llevará más que la criollización para cambiarlo.

*“The sound of culture: diaspora and black technopoetics”. Wesleyan University Press, Diciembre de 2015.

(Traducido por Lidia Pintos Medina) – Fotos: Pixabay

 

Share it / Compartir:

Leave a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*