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Medios e inmigración en el Reino Unido

Inmigración es un tema complejo, y es la prensa la que principalmente construye la imagen de los inmigrantes, y consolida los estereotipos.

 

Mónica del Pilar Uribe Marín

 

Es desde los medios desde donde se promueven sentimientos y actitudes significativas como la aceptación, la tolerancia y el interés por otras culturas.

Pero, también, es desde ellos donde se promueve la discriminación, el racismo, la insolidaridad, el miedo, el rechazo y las actitudes xenófoicas.

Por ello es fundamental que quienes están en un medio tengan conocimiento y conciencia de lo que es ser inmigrante. Sin duda los medios han contribuido profundamente a crear una actitud anti- inmigrante. Por un lado tenemos a la prensa nacional. Esta prensa oficial y ‘tradicional’ ha mostrado poca solidaridad con los inmigrantes, y gran desconocimiento e insensibilidad sobre el tema.

Esto es entendible, ya que dichos medios pertenecen a empresas privadas o a grupos económicos del Reino Unido.

Por ende, la imagen que han formado y consolidan es la del inmigrante que llega a este país a quitarle a los nativos lo que tienen y a perturbar la tranquilidad, la economía y las costumbres británicas.

Es decir, son medios que hablan de un inmigrante que no es bienvenido y que debe dejar el país, sin importar que pase con su vida.

Desde luego, hay excepciones. Algunos diarios como The Observer o The Guardian muestran entendimiento de la realidad migratoria.

Hablan de los problemas de los inmigrantes así como de sus logros como inmigrantes. Y han hecho denuncias importantes, como lo que ocurre en los centros de detención y los efectos de las políticas anti-inmigrantes de este gobierno.

Desafortunadamente, lo hecho por estos periódicos no se da en todos ni con la frecuencia que es necesaria, en un país tan multicultural como este.

Lo digo porque, para que la población nativa entienda la realidad inmigrante, hay que hablarle diariamente de esa realidad, pues es la única forma de contrarrestar la gran y permanente mentira y los mitos que existen sobre la inmigración.

Desde luego no se trata de informar y concientizar a los ‘ingleses’ solamente.

También debemos hacerlo con nosotros mismos, los inmigrantes. Y ya sea que seamos inmigrantes periodistas o no periodistas, pero si trabajamos en un medio, tenemos todos la obligación moral y ética de levantar nuestra voz por los inmigrantes. No es una tarea fácil. Por un lado tenemos que luchar porque el trabajo de periodista se profesionalice. Y, por otro, debemos enterarnos del proceso migratorio y entender esa realidad.

Una realidad donde debemos defender nuestra identidad como comunidad latinoamericana y luchar con la discriminación diaria y las actitudes xenófobas.

No digo que todos los periodistas debamos volvernos activistas por los derechos de los inmigrantes, pero sí pienso que debe haber solidaridad y conocimiento profundo de lo que ocurre en nuestra comunidad inmigrante.

Desafortunadamente partimos de problemas concretos. Por un lado, solo en muy contados casos, los medios latinoamericanos son manejados por periodistas profesionales. Por otro, en las universidades no hay una especialización en periodismo e inmigración (bueno, hay en altenemos “Media and Diversity” en la Westminster University).

Dicha especialización debe hacerse con la ‘práctica’, por tanto no existen medios latinoamericanos especializados en ello (The Prisma es una excepción).

Además, muchos de estos medios viven económicamente de avisos publicitarios, o de ayudas económicas que de una u otra forma condicionan la información que trasmiten.

Lo anterior hace que si bien existen varios medios latinoamericanos, éstos se ocupan fundamentalmente de reproducir noticias latinoamericanas y de reseñar, en general, actividades que resultan atractivas para un segmento menor de la población.

Ello porque, todos sabemos que denunciar los horrores de los centros de detención, que ir contra las políticas del gobierno y en general, hablar de aquellos que limpian, luchan y deportan, no genera avisos publicitarios ni ayudas gubernamentales.

Tampoco genera muchos amigos ni precisamente abren las puertas a las actividades de la elite británica… o, por que no decirlo, de la elite latinoamericana.

No quiero decir que el trabajo que se realiza no sea válido, pero resulta insuficiente, incompleto y, muchas veces, excesivamente superficial.

Y ello, por tanto, no ayuda a hacer entender la realidad migratoria, ni crea una conexión real entre la sociedad británica y la nuestra.

Hay que ir más allá de promocionar nuestra cultura: nuestras expresiones artísticas y talentos, nuestra comida y nuestras lenguas y dialectos.

Se trata no solo de promocionar nuestra cultura, sino de defenderla, de conocerla y de entenderla desde la realidad que significa ser inmigrante.

Un inmigrante que limpia puede estar orgulloso de su cultura, pero no tiene siempre la oportunidad de promocionarla, pues esta más preocupado por adaptarse al país, por sobrevivir, por no dejarse explotar y hacer valer sus derechos.

Pienso que estos medios comunitarios reproducen el esquema de los grandes medios de los países latinoamericanos, por lo cual el tema de inmigración se deja al margen, pues no es rentable. Afortunadamente, existen los denominados medios alternativos, sean británicos o comunitarios. Y es gracias a ellos que podemos tener información de la realidad de la comunidad inmigrante. Salvo alguna muy rara excepción, se trata de medios creados por organizaciones comunitarias o activistas pro inmigrantes.

Tristement los “medios locales latinoamericanos”, poseen un formato informativo donde, en general, la voz de los inmigrantes no se escucha, a menos que se trate de una historia exitosa.

Y aunque es válido, también necesitamos escuchar que los inmigrantes aportan a la economía de este país con su trabajo diario limpiando baños, sirviendo mesas, creando pequeños grupos de música tradicional, participando en debates políticos por los inmigrantes, organizándose para lograr salarios dignos y evitar ser explotados, trabajando por el reconocimiento de nuestra identidad latinoamericana, trabajando por aquellos denominados erróneamente “ilegales”.

Esto no debería ser tan difícil. Lamentablemente los mismos medios actúan como islas. No están unidos sino movidos por sus propios intereses, que no son siempre los de los de la comunidad inmigrante. Y no se unen porque nosotros mismos nos discriminamos y damos la voz solo a ciertos inmigrantes. Hablamos de una realidad, no de todas.

Y esto lo atribuyo a un factor: la discriminación.

(Segunda parte: Medios y discriminación: ‘Clasi-ficando’ a los inmigrantes)

(Fotos: Pixabay)

 

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