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Georgie Donnelly: el arte del «Carpe Diem»

Es políglota, ha viajado y vivido en diferentes partes del mundo y trabaja con una fuerza y resistencia que queda plasmada en sus obras. Esta pintora sudafricana proviene de una generación con una fuerte ética de trabajo y una visión creativa de la vida. Memorias de The Prisma. Julio 2018.

 

Georgie Donnelly

Virginia Moreno Molina

 

Cuadros colgados en las paredes, algunos apoyados en el suelo y otros empaquetados y listos para ser enviados a sus nuevos propietarios.

Se trata del estudio, situado en Fulham, de esta pintora polifacética nacida en Johannesburgo, Sudáfrica. Habla seis idiomas y desde pequeña siempre ha mostrado interés por el arte.

De una manera u otra, siempre se ha mantenido en contacto con el mundo artístico. Sin embargo, a lo largo de su vida ha hecho diferentes trabajos: consultora inmobiliaria, organizadora de fiestas, servicio de catering, fundó su propia escuela de cocina para niños y ha sido periodista en una radio.

Además, Donnelly ha vivido en París, Estados Unidos, Viena y, finalmente, se ha establecido en Londres.

El hecho de viajar por diferentes países ha marcado el trabajo de esta artista, la cual expresa su arte a través de la pintura, la escultura y la cerámica. Ha pintado y esculpido en diferentes escuelas y ha realizado numerosas exhibiciones.

En su arte se muestra esa pasión por las formas y la libertad del movimiento del agua y los peces, los cuales representan una parte importante para ella.

Y aunque la inspiración para ella recae en los colores y en el mundo que la rodea, Londres ha sido su lugar predeterminado para desarrollar sus intereses.

Georgie Donnelly habló con The Prisma sobre su vida, su reciente exposición y su profesión como artista.

¿Cómo fue venir de Sudáfrica?

En los años ‘70 y ‘80, me di cuenta que los países querían a africanos de color, lo cual está bien, pero los africanos de raza blanca como yo no teníamos la oportunidad de hacer nada. Tuve suerte porque hablo francés, inglés, alemán, italiano, affrikan y aprendí castellano, así que pude moverme más fácilmente que el promedio de estudiantes.

Estados Unidos siempre ha sido un país en el que es difícil vivir y trabajar.

Me casé con un americano y finalmente conseguí el permiso de residencia, así que fue más fácil. Cuatro años después, me trasladé a Londres, en 1996, y he vivido aquí desde entonces. Disfruto de la ciudad, pero ha cambiado mucho en los últimos 30 años. La gente ha cambiado: se ha vuelto más perezosa y prefieren apretar un botón para hacer que algo funcione.

He crecido en una cultura donde hacíamos deporte todos los días, así que tengo mucha resistencia y energía. Creo que esto también viene de mi vida familiar, de la cultura y el entorno en el que solíamos entretenernos. Vengo de una generación que tiene una fuerte ética de trabajo y que sabe cómo aprovechar el tiempo.

Hoy veo que la gente ha perdido esta destreza porque están constantemente mirando las redes sociales, y eso les priva de hablar cara a cara. Las personas se han vuelto más solitarias y distanciadas entre ellas. Por eso creo que hay tantos problemas mentales, especialmente en los jóvenes. Les preocupa demasiado lo que sus compañeros piensen de ellos en las redes sociales, y no emplean su tiempo de manera creativa.

¿Desde cuándo la pintura comenzó a ser algo serio en su vida?

He estado pintando desde que era una niña, pero no he tenido demasiado tiempo porque también trabajaba en otras cosas. Luego mi marido decidió que quería pintar, así que ahí es donde empecé a interesarme en la cerámica, y mejoré con la práctica.

Sin embargo, todavía tenía que trabajar a tiempo completo, así que era complicado crear todo lo que quería.

Es ese tiempo, mi marido Peter empezó a enfermar, y volví a hacer esculturas, quería crear y construir gente. Tristemente, una vez que le diagnosticaron una tipo raro de leucemia, no tuve mucho tiempo para ir al estudio.

En aquella época, descubrí que yo también tenía cáncer, por ello era muy difícil ir al taller. La quimioterapia te hace sentirte muy enferma, pero intenté seguir adelante.

Cuando mi marido falleció, sentí la necesidad de seguir con mi carrera en Bellas Artes. Pensé que volvería a esculpir, pero me apunté a pintura. Ahí es cuando realmente comencé de nuevo a pintar con mis pinceles y lienzos, y empecé a trabajar en varias exhibiciones.

Pese a que siempre quise hacer una gran exhibición sobre cerámica, esta última en junio de 2018, pensé que enseñaría más pinturas y unas pocas cerámicas para ver cómo eran recibidas.

Y a todo el mundo les encantó.

Tengo que hacer más, pero es muy difícil porque requiere mucha energía. También necesito que mis manos se recuperen después de los problemas que me creó la quimioterapia.

¿Cómo ha evolucionado su pintura?

Me solía encantar pintar con acuarelas, pero me di cuenta que no me daban la profundidad de colores que me gustaba.

Los acrílicos están bien, pero no consigo las capas translúcidas que me gustan en mis pinturas y que solo consigo con óleo.

¿De dónde viene esta pasión por el azul, el agua y los peces?

Siempre me ha fascinado la energía y el movimiento del pez atravesando el agua. Viví durante 20 años en la Isla de Wight, al lado del mar, y fue muy interesante: la gente, los peces, el color del agua en los diferentes momentos del día y estaciones del año, la luz del sol y de la luna reflejadas en el agua. Era hermoso e inspirador.

Básicamente, estaba rodeada de agua y me encanta el azul. Es un color increíblemente motivador. Y hay algo acerca de los peces, su forma maravillosa y orgánica que me gusta pintar y también esculpirla en arcilla.

Finalmente, pensé: “¿Por qué no hacer una exhibición sobre el agua y los peces?”. Así empecé la exposición ‘Carpe Diem’, como un juego de palabras en inglés de Carp y la idea de aprovechar el día.

¿Qué le inspira?

El color. Principalmente, empiezo a pintar el lienzo con grandes áreas de color, y no sé qué es lo que va a ser. Poco a poco comienza a tener forma y encuentro mi tema.

Ahora que estoy pintando paisajes terrestres y urbanos, cuando viajo, miro las cosas de una forma diferente: los cambios de color en la luz, las colinas brillando, los árboles, la gente. Y traduzco eso en mi cabeza en formas de colores.

De hecho, estoy traduciendo lo que veo en formas geométricas, las cuales después uso en mis pinturas.

¿Cómo surgió la idea de realizar esta exhibición?

Un banco portugués, que celebraba su vigésimo aniversario en Londres como Finantia UK, me pidió montar la exposición. Esta era mi primera exhibición individual y fue muy grande, lo hice todo sola y fue agotador.

Tuve un espacio enorme y maravilloso en Pall Mall, pero era un lugar que daba miedo llenar y llevó mucho tiempo montarlo: 12 horas colocando pinturas y luego, otras 6 u 8 horas para comprobar que todo estaba correcto.

El título, ‘Carpe Diem’, significa ‘aprovecha el día’. Todas las mañanas cuando me despierto tengo que aprovechar el día porque quién sabe lo que ocurrirá.

He tenido cáncer tres veces, mi marido y mi padre fallecieron de leucemia… Por ello, hay que aprovechar cada día y no malgastar el tiempo. Me gusta ser optimista porque nadie va a serlo por mí.

Tiene muchas facetas, ¿con cuál se siente más identificada?

Quiero creer, igual que mi padre, que somos gente renacentista: no nos centramos en una cosa solamente. Quizá eso es malo, pero prefiero ser polifacética, porque cada una de mis facetas se relaciona entre sí. Eso es lo que pienso que crea una buena receta para una vida feliz.

 

 

(Fotos suministradas por Georgie Donnelly)

 

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