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Un libro para bibliófilos

Si le encanta Jane Austen y desea formar su propio club de devotos de ideas afines, Janine Barchas es alguien que tiene que recibir una invitación. En “Los libros perdidos de Jane Austen”- ¡Oh, si los hubiera!-, hace un seguimiento de la historia de las publicaciones de las novelas en los últimos doscientos años y la influencia de Austen en el público lector.

 

Sean Sheehan

 

Las primeras ediciones limitadas, elegantes y encuadernadas en cuero, fueron impresas para que las clases refinadas disfrutaran de ellas. Completamente catalogadas ahora, son muy difíciles de adquirir, sirviendo más como inversiones para los ricachones que como satisfacción del deseo humilde de los bibliófilos.

Sin embargo, con el tiempo las ediciones baratas fueron impresas y reimpresas de unos pocos juegos de placas y se pusieron a la venta en las estaciones de ferrocarril, para ser compradas por centavos por las masas recién educadas, o se entregaran como premios escolares o eclesiásticos a jóvenes mujeres que necesitaban educación moral.

Un fabricante de jabón los entregó gratis a cambio de cupones de los envoltorios de sus productos. Estas copias, perdidas ahora en su mayoría o hecha jirones, se ilustraban a menudo, tenían hermosas portadas y contenían páginas de anuncios, permitiendo así mantener un precio bajo.

Barchas rastrea a editores individuales con ilustraciones desde su muy usada y hojeada colección. Las ediciones ilustradas del siglo diecinueve mostraban símbolos religiosos, damas distinguidas en su costura o flores pintorescas en sus portadas; el siglo veinte vio versiones más atrevidas con algunas ediciones italianas de bolsillo de «Orgullo y prejuicio», mostrando a una joven semidesnuda defendiendo su modestia en una escena inexistente de la novela.

Otra versión muestra a una mujer, Elizabeth Bennet, presumiblemente, mirando hacia el lector mientras sostiene un látigo y Darci mira hacia abajo avergonzado.

La Segunda Guerra Mundial vio los ejemplares simples con las ahora de moda barras de colores Penguin, mientras que los posteriores tomaron imágenes de películas tontas de 1940 como su argumento de venta.

Mucho antes del advenimiento del chick-lit (literatura para jóvenes), se enfocaron cada vez más en el género, con el ‘estilo rosa de Barbies”, pero, gracias a Dios, esta burda inflexión ha sido dejada de lado. Parte del placer de leer de “Los libros perdidos de Jane Austen” proviene de las viñetas que Barchas crea a partir de detalles de propietarios o vendedores inscritos en las primeras ediciones.

Así pues, tenemos a Gertrude Wallace, de 13 años en 1852, hija de un comandante de mar que vive en Plymouth, y su ejemplar de Sentido y Sensibilidad.

Esta era una versión de la Biblioteca Ferroviaria, anunciada como “los libros más baratos jamás publicados”.

Barchas sigue la pista de Gertrude y de su familia a través de varios registros y dibuja similitudes entre su vida vivida en los límites de la gentileza con los de los Dashwoods en “Sentido y sensibilidad”.

Barchas ha escrito un excelente libro original, una labor de arqueología literaria y la guinda del pastel es que es una publicación bellamente producida por derecho propio, llena con más de cien fotografías en color de varias ediciones de Austen, que son tan espléndidas como la alta costura en exhibición en Emma, la última versión cinematográfica de una de sus novelas.

The lost books of Jane Austen” de Janine Barchas, es publicado por Johns Hopkins University Press.

(Traducción de Lidia Pintos Medina) – Fotos: PxHere and Pixabay

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