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La UE y el Covid: la solidaridad no va por dentro

En 2020, el mundo entero se enfrenta a la peor crisis sanitaria de la historia reciente y la UE tampoco está preparada ni unida para hacerle frente.

 

Glenda Arcia

 

Desde la detección de los primeros casos no importados de Covid-19 en la UE (28 de enero, en Alemania), los miembros del bloque comunitario actuaron por su cuenta y algunos tomaron medidas como el cierre de fronteras y la prohibición de exportar material médico necesario para combatir la enfermedad.

Así, Italia vio crecer de manera exponencial las víctimas fatales por el nuevo coronavirus y su sistema de salud colapsó, sin recibir a tiempo la ayuda solicitada a sus socios. Una vez más, el espacio Schengen y la unidad europea dejaron de funcionar y su resquebrajamiento sacó a la luz las deficiencias y falsedades de una alianza que no soporta los momentos verdaderamente difíciles.

Hacia mediados de marzo, más de una decena de países, entre ellos, Austria, Hungría, Polonia, Alemania y Bélgica, habían bloqueado sus fronteras o limitado considerablemente las entradas y salidas de sus territorios.

Dicha acción no solo dejó varados a miles de ciudadanos europeos, sino que empeoró la situación de decenas de miles de indocumentados -provenientes en su mayoría de África y Medio Oriente-, quienes quedaron abandonados, sin la protección y el cuidado requeridos.

Por tal motivo y ante la propagación de la Covid-19, la directiva de la UE anunció el 17 de marzo el cierre de los límites exteriores de la alianza, por primera vez en su historia.

Inicialmente, dicha normativa duraría 30 días, pero fue necesario extenderla hasta el 15 de mayo.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, señaló que esa medida no podía afectar el transporte de mercancías esenciales como medicinas y alimentos y criticó a naciones como Alemania, que decidió interrumpir la exportación de material sanitario.

Asimismo, von der Leyen instó a minimizar la duración del tiempo de espera en los puntos de control, luego de que numerosos vehículos tuvieran que permanecer detenidos en las proximidades de esos lugares durante días.

Recientemente, la Comisión solicitó la apertura de las fronteras internas lo antes posible y de manera coordinada para permitir la recuperación gradual del turismo, en tanto Austria  comunicó que solo aceptará a ciudadanos alemanes y checos. A finales de marzo, el embajador de Italia ante la UE, Maurizio Massari, criticó la falta de cooperación del resto de los 27 y aseguró que el bloque debió actuar mucho antes, con medidas concretas y efectivas.

“Solicitamos la activación del mecanismo europeo de protección civil para el suministro de equipamiento, pero desgraciadamente ningún Estado miembro respondió al llamado de la Comisión. Ciertamente esto no es una muestra de la solidaridad europea”.

Y mientras sus vecinos aprobaban restricciones en la exportación de material médico, China llevaba a Italia más de dos millones de máscaras, trajes de protección, ventiladores y otros suplementos necesarios.

También Cuba, un país bloqueado durante casi seis décadas, envió a Lombardía y Piamonte brigadas de médicos y enfermeros para ayudar a la población de las regiones más afectadas por la pandemia.

El 16 de abril, luego de que Italia atravesara sola los momentos más negros de la crisis, von der Leyen reconoció que el bloque no estaba preparado para combatir la pandemia cuando esta comenzó y que las manos solidarias estuvieron ausentes cuando ese país y España más lo necesitaban.

Lo cierto es que a mediados de mayo es claro que la continuamente resaltada unidad europea desapareció ante el llamado desesperado de Roma y Madrid. Hay que ver cómo termina mayo. (PL)

(Fotos:Pixabay)

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