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El Covid no puede acabar la danza

Con la pandemia, el tiempo parece más lento para una bailarina como Viengsay Valdés, acostumbrada a andar de teatro en teatro del mundo.

 

Martha Sánchez

 

Nunca había estado tanto tiempo alejada de los escenarios, pero con la pandemia fue inevitable y por ahora aúna razones, buenos recuerdos y energías para el renacimiento.

“Mientras haya pulso, hay danza”, dice la directora del Ballet Nacional de Cuba (BNC).

Y ahora hay energía pues acaba de recibir el Premio Positano de la Danza “Léonide Massine”, concedido en Italia en la categoría de mejor bailarina en la escena internacional, un mérito que ella valora también para el BNC y la escuela cubana de ballet. Tan pronto supo del premio decidió dedicárselo al historiador de la ciudad de La Habana, Eusebio Leal, recientemente fallecido, un amigo de su padre, de la maestra Alicia Alonso y del ballet cubano, al que mucho le debe su nación y la urbe donde ella nació en 1976.

En los últimos años, Viengsay  (que significa Victoria),  además de sobresalir en los escenarios, ha dado clases y ensayos de teatro, y se graduó con Título de Oro, en la Universidad de las Artes de Cuba.

Sacrificios, entrega, constancia y disciplina marcaron el camino para lograr su alto nivel técnico e interpretativo.

“En la vida del bailarín es esencial el trabajo constante, diario, incansable, desde la mañana hasta la tarde, en busca del perfeccionamiento de los pasos técnicos y de adquirir cualidades nuevas. Debe exigirse cada vez más, entregarse con tenacidad a la carrera”, comentó a Prensa Latina.

“Soy muy exigente conmigo misma, y para mi filosofía es nunca descansar, buscar constantemente que algo me salga mejor, ya sea un paso o algún aspecto interpretativo, en función de seguir madurando un personaje”, confiesa.

En los teatros de Moscú, Beijing, Copenhague, Tokio, Budapest, París, Cannes, Londres, Mánchester, Praga, Lisboa, Madrid, Oporto, Dortmund, Estambul, Caracas y Seúl, entre muchos otros, Viengsay ha puesto en alto su nombre y el de Cuba.

Considera que su carrera consume mucho tiempo, por las funciones, las prácticas, los compromisos internacionales; “pero debemos saber compaginar la vida profesional con la familia”, recomienda.

Dice adorar a sus padres, Clara Herrera y Roberto Valdés -quienes la engendraron durante una misión diplomática en Lao-, pues la apoyaron mucho a lo largo de su carrera desde muy pequeña y le enseñaron a no conformarse con un puesto común y a crecer siempre como artista.

Por eso su nombre de origen laosiano, que significa Victoria, y lo escogieron por sugerencia del dirigente Phoumi Vongvichit, como símbolo de amistad entre los pueblos de Lao y Cuba, y un modo de perpetuar la denominación de la primera zona liberada en el país asiático.

Viengsay dedica la mayoría de las horas del día al riguroso entrenamiento que compagina ahora con las incontables tareas de dirección. Solo tal entrega le permite mantener y perfeccionar su alto nivel.

“Me siento orgullosa de pertenecer al BNC y, sobre todo, privilegiada por haber tenido grandes maestros”, afirma y cita a Alicia y Fernando Alonso, Josefina Méndez, Loipa Araújo, Aurora Bosch y Mirta Pla, entre otros forjadores de la historia de la reconocida compañía.

Ha sido artista invitada del Ballet de Washington, Estados Unidos; el Ballet Concierto de Puerto Rico; el Ballet de Donetsk, Ucrania; el Joburg Ballet, Sudáfrica; el Bolshói y el Mariinski, Rusia, entre otras reconocidas compañías del mundo.

La Universidad de las Artes le otorgó la Condición de Mérito Artístico en 2019 y el primer día del presente año recibió el Premio del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso.

Pese al Covid-19 no ha dejado de mencionarse con admiración a esta bailarina en distintas naciones y Viengsay aún aspira realizar presentaciones en La Habana, en fecha cercana al 21 de diciembre, día de su natalicio.

Viengsay Valdés – galardonada en Cuba con la Distinción por la Cultura Nacional (1999), la Medalla Alejo Carpentier (2003), la Medalla Raúl Gómez García (2014) y el Premio Lorna Burdsall (2015), entre varios- dice que una vez retorne a los escenarios, bailara para Alicia Alonso, a propósito de su centenario, y para los médicos cubanos, esos que no han dejado de luchar en todo el mundo y cuya labor es esencial en la victoria sobre la pandemia. (PL)

(Fotos: Pixabay)

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