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Frases: estilo y sustancia

Durante el último cuarto de siglo Brian Dillon ha estado copiando frases en las páginas de atrás de cualquier cuaderno que haya usado para algún otro propósito.

 

Sean Sheehan

 

Ha acumulado decenas de estos cuadernos y sus contraportadas proporcionan la base para las veintisiete frases que pone bajo su microscopio sensible al estilo en  “Suppose a sentence” (Suponga una frase).

Las anatomiza para mostrar lo que él llama “la sensibilidad como estructura”, lecturas cercanas que revelan que la forma en que las oraciones dicen algo es inextricable de lo que dicen.

Hay tracción en tal tropo, aplicable como lo es a una variedad de formas culturales y políticas, y puede ser usado para elogiar o condenar.

Dillon sólo busca elogiar y disecciona las oraciones con la precisión de un relojero para revelar los mecanismos minúsculos que las hacen funcionar.

Su precisión geométrica puede operar en el material más pequeño, como lo atestigua la exactitud de su comentario sobre la “O, o. o. o.” que en una de las variantes del texto de “Hamlet” viene después de la declaración moribunda del danés de que “el resto es silencio”: “Seguramente no es ni más ni menos que la expresión vocal, precisamente, del silencio. ‘O’ es la trágica apoteosis del cero.”

Dillon, el sabueso del estilo, se toma su trabajo en serio, como cuando se encuentra con una frase de Joan Didion en un perfil de 1979 del escritor. La frase se ofrece como un ejemplo de la habilidad de Didion en la escritura de pies de foto para la revista estadounidense Vogue al comienzo de su carrera. La leyenda se refiere a una de las fotografías de la casa de Dennis Hopper:

“Enfrente, arriba: A lo largo de la casa,

color, brío, tesoros improvisados en feliz

 pero anómala coexistencia.”

Dillon admira su economía que prescinde de un verbo pero, espera, se encuentra con un número de Vogue de 1965 que se vende por 50 dólares en eBay y lo toma. He aquí que hay una misma frase pero con una palabra extra: “…color, entusiasmo, cosas en la feliz pero anómala coexistencia”. Dillon está preocupado: “Cosas, resta del ritmo de la frase escuchada en voz alta, y parece en todos los aspectos una débil elección de palabras, inexacta y delgada.” Dillon, encantado como un sabueso de trufas que desentierra algún hallazgo especialmente sabroso, elogia a quien –Didion o su editor– eliminó la palabra ofensiva.

La escrupulosa disposición de las palabras de Didion es a lo que Dillon aspira en su propia escritura y uno puede sentirse a gusto con sus afinidades y tambien desear poder salir de vez en cuando de su zona de confort y moderar la meticulosidad apreciando las frases que corroen nuestro mundo.

Sus refinados gustos probablemente se convertirán en un éter apolítico, preciosidad por sí misma, como cuando mira una frase de Ruskin de su charla de 1884 “La Nube Tormentosa del Siglo XIX”.

Cerca de una docena de páginas están dedicadas a su sutileza verbal pero ni una palabra sobre la profética  ira de Ruskin por los efectos contaminantes de la industrialización en el medio ambiente. Sus nubes eran el frente de tormenta del apocalipsis que se avecinaba y sus frases estaban diseñadas para advertir a la gente.

 “Suppose a sentence”, de Brian Dillon, es publicado por Fitzcarraldo Editions.

(Traducido por Mónica dekl Pilar Uribe Marín) – Fotos: pixabay

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