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La favela no se calla ni él tampoco

Según datos del Atlas de la Violencia 2020, un 75 % de las víctimas de homicidio en Brasil en 2018 fueron negros. Y la situación parece empeorar.  André Constantine lo sabe y junto a él ha surgido un movimiento que redefine las luchas de clases, la lucha descolonizadora, antirracista y anticapitalista.

 

Sara Vivacqua*

 

Como una flor de loto, capaz de crecer en el barro sucio y pantanoso y alzarse sobre su superficie para florecer en plena exuberancia, André Luiz Abreu de Souza, conocido por la militancia como André Constantine, se eleva sin concesiones sobre el violento e ineludible destino que una favela de Río de Janeiro impone a las vidas negras. Y, junto a él surge un movimiento inédito de articulación nacional de los territorios de chabolas (favelas) en Brasil, redefiniendo, en contra de las lógicas aprobadas, la lucha de clases, la lucha antirracista, anticapitalista y descolonizadora.

El Movimiento “A favela não se cala” (La favela no se calla) creado por Constantine en 2012 y que ahora se amplía en el “Movimento Nacional das Favela e Periferias” (MNFP), no es una lucha de clases cooptada por ONG, instituciones, partidos políticos, academia o think-tanks benefactores.

Se trata de una lucha emancipadora de los territorios de las favelas basada en su propia métrica y realidad, y contra la violencia fundadora y estructurante de la sociedad brasileña.

La audaz e inspiradora fuerza de Constantine no es un simbolismo.

Su lucha es tan real como la miseria, la exclusión, la gentrificación y la expulsión, el tráfico de drogas, la violencia policial, las milicias y las continuas amenazas de muerte que él y sus compañeros sufren por su trabajo.

Al mismo tiempo, esta lucha reaviva los aspectos más intangibles y dolorosos.

Constantine quiere hablar con la favela sobre la percepción que el individuo tiene de sí mismo. Esa percepción que el racismo manejado bajo la lógica de un apartheid de clases legitima dentro de cada uno, de los discriminados y de los que discriminan.

Su movimiento jura la necesaria desobediencia del lugar social que históricamente somete a los negros en Brasil.

Y sobre ello y más habló André Constantine, con The Prisma.

¿Quién es André Constantine?

Nací y vivo hasta los días de hoy en las favelas de Chapéu Mangueira y Babilônia, en Río de Janeiro. Mi padre le pegaba a mi madre, lo que machacó mi psiquis. Fui una persona agresiva durante mucho tiempo en mi vida, porque aprendí la violencia dentro de la casa, y la llevé afuera, como una forma de deshacerme de toda esa violencia que estaba presenciando. Terminé interpretando que todo se resolvía con violencia. Mi padre trabajaba en la hostelería hasta que se involucró en el mundo del tráfico de drogas y fue asesinado en 1992. Esto también me afectó mucho. Fue en esta época cuando ingresé, por un tiempo, en la Iglesia Universal del Reino de Dios.

¿Cuál fue su primera experiencia de discriminación racial?

Fue de niño en la escuela. Lo que tradicionalmente hoy se llama acoso o bullying, es racismo. Al racismo se le llama incorrectamente bullying.

Me pusieron varios apodos en la escuela: labios de mula, pelo de esponja, nariz de patata. Mas pensé que era más bien una burla de mis amigos. Pero eso tiene un efecto devastador en la vida de un niño negro porque crece con un complejo de inferioridad y creyendo que sus rasgos étnicos son feos.

¿Cómo es crecer como un joven negro en una favela de Río de Janeiro?

Es como crecer como si tuvieras una diana en el pecho y en la espalda. Cada favela es un campo de exterminio de los negros. Creo que cada negro de la favela es forjado para el crimen. Imagínate nacer en la cuna de la miseria, en una casa que carece de todo, en una familia disfuncional, en la que la madre es alcohólica y el padre está preso. Crecer en un lugar donde las oportunidades son rarísimas, y en este mismo lugar ves a los vendedores de drogas todos los días, con una cadena de oro y con mujeres. Cada favela es un campo de exterminio de los negros. Toma tu pala, cava tu trinchera, no hay una lista de Shindler con tu nombre. No hay salvación. La favela se construye dentro de un proceso de exclusión de esta sociedad racista de este país que nos odia.

¿Cómo empezaste en el activismo político?

Desde mi infancia. Siempre fui un niño inconforme y tenía el hábito de cuestionarlo todo. Siempre he sido sensible al tema de la desigualdad social y de joven me expresaba a través de la música que componía. Aún sin entender nada sobre la plusvalía ni haber leído a Marx, entendí que el trabajador en Brasil era un explotado.

Me uní a al Consejo Popular para luchar por el derecho a la vivienda aquí en Río de Janeiro, formado por la Defensoría Pública, la Pastoral de Favelas y otros líderes.

Cuando éste se acabó, creamos “A favela não se cala”. Inicialmente era para luchar por la vivienda, luego se extendió a luchar contra la violencia estatal que sufrimos por el brazo armado del Estado que es la policía militar. Nos convertimos en uno de los movimientos que más se enfrentó a la policía militar y a la militarización de las favelas, las llamadas Unidades de Pacificación Policial (UPPs).

¿En qué consisten las luchas del MNFP?

Hace siete meses el profesor Heitor C L. Silva del “Combate pelo Socialismo” (“Luchar por el socialismo”), me trajo la idea de expandir el movimiento “Favela não se cala” hacia una articulación nacional en Brasil.

Tenemos dos frentes de acción, uno institucional, que debe estar al servicio de la construcción del socialismo, que es el segundo frente. Junto a las favelas en cada estado de Brasil, vamos a elaborar  un programa con la ayuda técnica de juristas, arquitectos, ingenieros, la academia, la policía antifascista y los parlamentarios.

Dicho programa será llevado al congreso nacional. Y lucharemos para que, por primera vez, esto se convierta en una política de estado, que incluya a las favelas y a las periferias en el presupuesto de nación.

No necesitamos políticas populistas de los gobiernos.

Pero el principal objetivo del MNFB es crear en cada favela un comité para elevar la conciencia de clase de la clase trabajadora.

No creemos que se pueda construir el socialismo a través de la elección burguesa. Parafraseando a Malcolm X, no hay capitalismo sin racismo.

¿Cómo se financia el movimiento?

A través de  la colaboración de miembros y de la gente común. No queremos financiación de partidos o instituciones, nuestra autonomía es necesaria. Ahora queremos crear una red de solidaridad internacional para recaudar de fondos.

Su lucha es por la emancipación de personas históricamente oprimidas por el Estado, la sociedad, los traficantes y las milicias sanguinarias de Río de Janeiro. ¿Cómo es posible crear conciencia en un contexto de opresión total, donde la lucha por la supervivencia física es imperativa?

La emancipación de los negros de las favelas pasará por un proceso de descolonización mental, ya que el proceso de esclavitud que inició en Brasil hace casi 400 años, se hizo por un proceso de colonización mental.

Patrice Lumumba decía: “Lo más difícil no será liberar al Congo del colonialismo, sino liberar al Congo de la colonización mental”. El trabajo inicial es para que negros y los negras se reconozcan como tales.

La reacción de los habitantes de las favelas ante el movimiento y su adhesión tiene que ver con nuestra forma de actuar. La primera relación que tenemos con los residentes es actuar sobre sus necesidades más básicas, y colaborar con los colectivos que ya actúan en estos territorios. El trabajo más importante que hacemos es el de elevar la conciencia de clase dentro de estos territorios. No se trata de un discurso abstracto. Nos enfrentamos también a las milicias, policía y al tráfico. Tenemos problemas especialmente con las milicias porque tienen la intencionalidad de poder estatal. A menudo digo que las milicias son el estado.

Al final de la entrevista, Constatine me pide que termine con la siguiente frase de Trotsky: “Todas las revoluciones son imposibles, hasta que se vuelven inevitables”

*Sara Vivacqua, es abogada y vive en Londres

(Fotos de André Constantine, autorizadas para su publicación)

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