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Todos, y en todo el mundo, deberían tener acceso a vacunas

El Covid-19 ha dejado hasta hoy cerca de 2’600.000 de muertos y cerca de 117 millones de contagiados. Sin embargo, en lugar de primar salvar la vida, prima la salud como negocio.

 

Los reclamos de universalizar el acceso a los agentes inmunizantes datan de al menos diciembre del año pasado, cuando varios países comenzaron las primeras administraciones, pero pese a iniciativas como Covax, la vacuna sigue siendo una quimera para los pueblos del Sur.

Ante el Covid-19, una enfermedad responsable de cerca de 2’600.000 muertes en los cinco continentes, nadie pareciera oponerse a la demanda de universalizar la inmunización, al menos en público.

Sin embargo, las cifras hablan de las posturas egoístas y de las ambiciones desmedidas de quienes hacen de la salud un negocio.

El llamado a declarar las vacunas contra el coronavirus SARS-CoV-2 un bien público retumbó en la Unesco y el Consejo de Derechos Humanos, foros multilaterales donde diversas voces reclamaron un acceso inclusivo a las mismas.

La equidad global en el acceso a las vacunas reafirma los derechos humanos, pero el nacionalismo en este tema los niega, advirtió el secretario general de la ONU, António Guterres, en la instalación por videoconferencia de la sesión 46 del Consejo, órgano con sede en Ginebra.

De acuerdo con Guterres, 10 países concentran el 75% de la administración de los agentes inmunizantes creados para combatir al patógeno causante de la Covid-19.

En el propio segmento de alto nivel del Consejo de Derechos Humanos, el canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, señaló que el mundo observa como los países más ricos intentan acaparar los medios para combatir la pandemia.

“Privilegiar intereses mezquinos por encima del bienestar general aumentará el sufrimiento y las muertes, incluso en los países industrializados. Urge la internacionalización de la cooperación. Se impone luchar por el establecimiento de un orden internacional justo, democrático y equitativo”, subrayó.

También el presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, defendió la distribución igualitaria de las vacunas, convertidas en la esperanza para neutralizar al peligroso virus.

Y en un foro de la Unesco relacionado con la ética en la ciencia, su directora general, Audrey Azoulay, recordó que “Cuando se anunciaron las campañas de vacunación en todo el planeta, el mundo respiró aliviado, pero sin la solidaridad estamos lejos de lograr el objetivo”.

De acuerdo con la funcionaria, más de 130 países aún no han recibido una sola dosis y hasta ahora los más vulnerables no están protegidos.

Algunas naciones ricas contrataron vacunas suficientes para proteger a toda su población dos, tres o cinco veces, recordó el ente multilateral, que celebró la decisión del G-7 de apoyar a los Estados más vulnerables, la cual llamó a traducir en un suministro efectivo de esos productos.

Y el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha dicho que “no terminaremos con la pandemia en ningún lugar si no acabamos con ella en todas partes (…) La equidad en las vacunas no es sólo lo correcto, sino la mejor manera de controlar la pandemia, restablecer la confianza y reiniciar la economía mundial”. (PL)

(Fotos: Pixabay)

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