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Las grandes preguntas sobre la realidad material

Escuchar un programa sobre el físico teórico Paul Dirac es una prueba convincente de que la mayoría de nosotros no entendemos los fundamentos de nuestro universo físico.

 

Sean Sheehan

 

Otra prueba es la insaciable sed de libros como “Fundamentals: ten keys to reality”  (Fundamentos: diez claves de la realidad), de Frank Wilczek, por parte de quienes sí lo hacen,

En nuestro cerebro hay cientos de miles de millones de neuronas que procesan información, escribe Wilczek, y cada una de ellas puede establecer cientos de conexiones con otras neuronas.

Los lectores están debidamente impresionados, pero esto no explica por qué la persona promedio tiene una comprensión de la física cuántica a la par con el conocimiento de la geología de un siervo medieval.

La geometría euclidiana y la forma en que proporciona sin problemas la base del Sistema de Posicionamiento Global (GPS) se da por sentada, se considera que se puede captar a un nivel intuitivo.

Los problemas cognitivos surgen con las escalas cósmicamente grandes o exquisitamente pequeñas: las distancias intergalácticas se miden en cientos de miles de años luz y la edad del universo se estima en 13.800 millones de años (el 0,8 parece sospechosamente exacto); se cree que los momentos de tiempo inmediatamente posteriores al big bang tuvieron lugar en microsegundos (equivalentes a una millonésima, 10-6, de segundo).

Wilczek expone la información básica sobre las propiedades de la materia –masa, carga y espín– pero señala que hablar de partículas elementales es engañoso. Las partículas, por pequeñas que sean, sugieren algo sólido y corpóreo, pero las subatómicas carecen de tamaño o forma intrínsecos.

Insistiendo, como nosotros, en tratar de visualizarlos, el autor sugiere “pensar en puntos sin estructura donde residen concentraciones de masa, carga y espín”.

Existen leyes físicas fundamentales que rigen las partículas elementales, pero su expresión se encuentra en ecuaciones matemáticas y esto las pone fuera del alcance de la mayoría de nosotros.

Paul Dirac fue capaz de escribir algunas de las ecuaciones más importantes, pero la mayoría de los demás tienen que contentarse con hablar de campos eléctricos, magnéticos y cuánticos.  Las ‘partículas’ son manifestaciones de estos campos, activaciones del espacio, pero cuando Wilczek las llama “avatares de los campos” el recurso al lenguaje figurado pone al lector al borde de la ciencia ficción.

La promesa del libro de proporcionar claves de la realidad tiene algo de ciencia pop cuando Dan Hooper, jefe de astrofísica teórica del Laboratorio Nacional de Aceleradores Fermi de Chicago, se rasca la cabeza con incertidumbre sobre la materia y la energía oscuras.

Se ofrecen hipótesis y teorías sobre ellas, pero llegan nuevas pruebas y hay que ajustarlas o descartarlas.

San Agustín escribe en sus “Confesiones” que un feligrés le preguntó: “¿Qué hacía Dios antes de crear el universo?”.

Wilczek coincide con la respuesta de Agustín en que antes de la creación del universo no había relojes: el tiempo, que se mide con relojes, no tenía sentido. Esto puede sonar como una excusa cósmica, pero tal vez sea sólo una verdad humana.

Las grandes preguntas siguen sin respuesta y esperamos, como si de Godot se tratara, a que llegue otro Einstein o Newton con explicaciones. Entonces serán necesarios más libros como “Fundamentos” para ayudar a explicar la nueva perspectiva sobre la naturaleza central de la realidad.

“Fundamentals: ten keys to reality”, de Frank Wilczek, es publicado por Allen Lane.

(Traducido por Mónica del Pilar Uribe Marín)  Fotos: Pixabay

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