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Patio de una jubilada se convierte en casa de juegos

Es jubilada del sector de la educación y hoy es cuidadora de niños en su hogar, al cual convirtió en una casita de juegos a la que llamó “Las Marinitas”, hoy símbolo y referencia en el municipio de Manzanillo, en la oriental provincia cubana de Granma.

 

Eliexer Peláez Pacheco

 

Una vivencia personal y casual motivó a Marina Grant González a trabajar con infantes.

Un día que se encontraba sola en casa, sentada en el portal porque había fallecido su mamá, y le preguntó a una trabajadora social que trabajaba con la comunidad y a la que siempre veía estar con su hija, por qué siempre andaba con ella.

“Ella –cuenta– me explicó los motivos y, por voluntad propia, me ofrecí para cuidarla, y en todo este proceso ya la pequeña se convirtió en mi nieta y ganó un espacio especial en mi familia”’.

En la actualidad tiene 12 niños bajo su amparo y el de su nuera Xiomara, quien le brinda un apoyo esencial. Las edades de estos pequeños oscilan entre los dos y seis años, edad en la que se despiden de este hogar una vez que comienzan el preescolar.

Los infantes aprenden de los juegos, comparten cuentos con su “tía Marina”, se adueñan de los roles que deben ir desempeñando a su edad, realizan gimnasia y hasta aprenden de la historia y de los héroes y mártires del país.

Por eso, en un pequeño sitial del patio, hay una mesita donde no faltan nunca las flores para el Héroe Nacional de Cuba, José Martí.

Grant González siente gran satisfacción por su labor: “Este es un trabajo donde hay que tener mucho amor, vocación, porque no soy maestra titular de la primera infancia, pues mi especialidad fue otra”.

Pero se siente satisfecha pues a las niñas y niños  les ayuda a prepararse para un preescolar que sea fructífero. “Tengo gran satisfacción porque, por suerte, los niños que han salido de aquí son bien reconocidos en los seminternados”, dice.

Y agrega que le genera una alegría inmensa al ver que cuando las solicitudes llegan a la oficina de la primera infancia, ella siempre soy reconocida, “pues trabajé muchos años en círculos infantiles y en las escuelas de educación especial, donde acabé de completar mi vida como educadora”.

Debido a la actual situación epidemiológica,  su casa y su patio fueron celosamente adecuados para el cumplimiento estricto de las medidas higiénico-sanitarias establecidas debido al Covid-19, esenciales para la protección de estos infantes.

A la entrada tengo un paso podálico donde los niños tienen que limpiarse sus zapatos, mantiene el agua jabonosa y  un cartel en la puerta de su casa aclarando todas las situaciones. Además los niños deben traer tapabocas, se lavan las manos al entrar y en el patio -que es donde ella realiza su actividad- tienen sus toallas, servilletas, jarros, cucharas, platos, todo lo necesario para su higiene personal.

“Además, no me falta el cloro, el jabón, aquí tenemos ese compromiso grande con que no se enferme ningún niño, ni contagiarnos nosotros y, algo fundamental: a la vivienda no accede nadie, los padres saben que tienen que despedir a sus pequeños en la puerta, ellos se los entregan a mi nuera, y todo lo demás corre a cargo de nosotras”, explica.

El año pasado, en los días en que se cumplía el estricto distanciamiento social para enfrentar la pandemia, se sintió desconsolada: “Fue muy triste porque cuando vi aquel patio vacío en verdad me afectó emocionalmente y sentí nostalgia por mis niños… Entonces me dediqué a buscar materiales e hice alfombras, pelotas, una pecera con cartón para que los niños se diviertan y un juego traga bolas, o sea me dediqué a confeccionar los medios de enseñanza que necesitaba”.

Y siguió adelante. Además siente mucha gratitud por la comunidad, pues le brinda gran apoyo, también con  su familia: “Es maravillosa, todos sus miembros me ayudan, y eso es algo que me reconforta y me da deseos cada día de trabajar. Es algo lindo que toda mi familia y los vecinos estén atentos de la labor que realizamos en este hogar”.

Su gestión como trabajadora autónoma es tan responsable y con tan importantes frutos, que la Federación de Mujeres Cubanas y la Casa de Orientación a la Mujer y la Familia en Manzanillo la tienen como referencia, y han solicitado su apoyo para transmitir la experiencia a otros trabajadores. (PL)

(Fotos: Pixabay)

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