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Reconocimiento de patrones

Los títulos importan.

La primera traducción al inglés de la obra seminal de Claude Lévi-Strauss “La pensée sauvage” apareció en 1966 como “The Savage Mind” y, hasta ahora, así es como se ha conocido el libro para los angloparlantes.

 

Sean Sheehan

 

Pero pensée suele traducirse como “pensamiento” y, aunque sauvage puede traducirse como “salvaje”, el sentido de “incivilizado” o “violento” o “incontrolado” que esto transmite es un indicio engañoso del tema del libro.

Como en el caso de “La belle sauvage” de Philip Pullman, es más apropiado investir a sauvage con el sentido progresivo de ‘indómito’, de ahí el título de la nueva traducción del libro de Lévi-Strauss: “Wild thought”  (Pensamiento salvaje). El nuevo título apunta a lo que el libro subvierte, a saber, la suposición de que las sociedades descritas como “primitivas” son intelectualmente subdesarrolladas.

Lévi-Srauss muestra, por el contrario, una igualdad en su compulsión por observar y registrar distinciones y patrones.a especie humana es una parte de la naturaleza dotada de una capacidad insuperable para diferenciar las propiedades del entorno.

La especie humana es una parte de la naturaleza dotada de una capacidad insuperable para diferenciar las propiedades del entorno.

Las clasificaciones de la biología, por ejemplo, se traducen en rangos taxonómicos: reino, filo, clase, orden, familia, género, especie (un mnemotécnico práctico para estos es Kieran, Please Come Over For Gay Sex).

Lo que Lévi-Srauss encontró en sus estudios antropológicos en América del Sur fue una propensión a estructurar la variedad de formas animales, vegetales y minerales en los mitos, rituales y creencias de las distintas tribus.

Las agrupaciones, conexiones y exclusiones que caracterizan el pensamiento “salvaje” son, al igual que las taxonomías científicas que conocemos, una forma de ordenar las formas, por lo demás caóticas, de los fenómenos naturales.

Hay una lógica compartida que busca asignar un lugar para cada cosa; una compulsión por ordenar; un frenesí por la significación.

Los títulos de los capítulos de “Wild thought”  reflejan esta compulsión: “La ciencia de lo concreto”, “La lógica de las clasificaciones totémicas”, “Sistemas de transformaciones” y otros similares. El contenido de los capítulos abarca una cantidad desconcertante de ejemplos de todo el mundo que revelan una obsesión humana: dar sentido al universo clasificándolo en series de dicotomías zoológicas y botánicas construidas en torno a contrastes de similitudes y diferencias; izquierda y derecha; permitidos y excluidos; manos y pies; tierra y mar…

Las dicotomías no tienen fin lógico mientras se mantenga la coherencia interna en la ordenación de las propiedades empíricas de los seres o las cosas.

En las clasificaciones subyacen observaciones muy precisas del mundo natural, ya que, como señalan los editores del libro citando a otro antropólogo, las plantas son como el álgebra: “tienen la costumbre de parecerse y ser diferentes, o de parecerse y ser iguales”.

Lo mismo ocurre con los animales y los insectos, que permiten establecer relaciones a distintos niveles.

La abeja comparte una característica en las marcas de su cuerpo con la pitón, una similitud sensorial, mientras que en términos de capacidad de construcción una abeja puede alinearse con un carpintero. El pensamiento salvaje se esfuerza por ser intemporal buscando apoderarse del mundo en la construcción de su sistema, como si fuera por él. El pensamiento menos salvaje y domesticado se centra más en cuantificar, mercantilizar, monetizar y armar.

Wild thought” de Claude Lévi-Strauss, está publicado por The University of Chicago Press.

 (Traducido por Mónica del Pilar Uribe Marín) – Fotos: Pixabay

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