En Foco, Notas desde el borde, Opinión

¡Deja que fluya!

He pensado en poneros al día de mis recientes aventuras médicas. Me han colocado un catéter, aunque sólo por un par de semanas.

 

Steve Latham

 

Pero el lunes me lo quitaron. Una sensación maravillosa. Y no era sólo la liberación de las molestias. Para orinar – ¡de forma natural! ¡Eso es un gran alivio!

La enfermera que me lo quitó era una nigeriana encantadora llamada Olu.

Me tranquilizó con su buen carácter y su humor.

Previendo algún grado de dolor, estaba preocupada mientras me tumbaba en la camilla del hospital. Me echó un vistazo y comentó que al menos no estaba dando a luz.

Entonces me preguntó si no estaría dispuesto a cambiar de lugar con mi esposa. Entonces le contesté que las mujeres son, en cualquier caso, mucho más fuertes que los hombres.

Desde luego, no querría pasar por lo que pasó mi mujer, cuando dio a luz a nuestros dos hijos, ya adultos.

Incluso si los científicos desarrollan un útero artificial, para que lo usen los hombres (en lo que están trabajando), no sería para dar a luz de la forma “habitual”.

Como resultado de nuestro intercambio de conversaciones, sin duda destinado a relajarme, y con un hábil movimiento de muñeca, la enfermera fue capaz de sacar el catéter, sin que yo apenas me diera cuenta.

Un trabajo rápido, que agradecí. Una reintroducción al mundo normal.

Toda mi experiencia en el hospital durante las últimas semanas ha sido realmente muy positiva.

En gran medida, esto se ha debido a los avances en los procedimientos administrativos, presumiblemente debido a la pandemia.

Siempre que he tenido que ir al hospital, para revisiones, a lo largo de los años, me he acostumbrado, junto con otros, a esperar, durante largos periodos para que se produzca la cita. Por lo tanto, siempre nos preparamos para lo peor, porque puede llevar horas, y llenar un día entero, para una consulta que sólo dura unos minutos.

Así que me aseguraba de llevar un libro, para leer, junto con el periódico; además de mucho cambio para cafés y aperitivos.

Nunca culpé a los hospitales por esto, porque sabía que estaban muy ocupados y con pocos recursos. Pero está claro que se ha producido un cambio.

Ahora, el tiempo de espera se ha reducido al mínimo, quizá sólo quince minutos.

Ni siquiera pude empezar con mi libro. Me decepcionó mucho, ya que había esperado una lectura larga y agradable.

Obviamente, no quieren que estés allí más tiempo del necesario durante el tiempo de Covid. Podrías contagiarte del virus o, lo que es más grave, contagiar al personal.

Así que es una cuestión de autopreservación. Pero también tiene el poder de reducir el tiempo de espera. Toda la experiencia es más eficiente.

Ha sido un proceso de aprendizaje para la administración del hospital.

A partir de la confusión inicial, y de la aglomeración, cuando el virus llegó, han desarrollado nuevos procedimientos.

Así pues, todas las nubes tienen su lado positivo. La pregunta es si se trata de una ganancia permanente, o si volveremos a estar como antes.

(Traducido por Monica del Pilar Uribe Marín) – Fotos: Pixabay

 

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