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Los precios de alimentos no son para quienes son pobres

En América Latina el alto costo de los alimentos tiene un fuerte impacto social, que se muestra, entre otros aspectos, en mayor pobreza e indigencia.

 

  Lourdes Pérez Navarro

 

El índice de precios de los alimentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) continuó elevado en 2013 y alcanzó el tercer valor anual más alto registrado, tema de gran impacto en el aumento del hambre y la pobreza.

De acuerdo con un reciente informe del dicho organismo, este indicador tuvo una media de 206,7 puntos en diciembre, casi sin cambios respecto al mes anterior. En ese período se registró un fuerte aumento de los lácteos y precios elevados para la carne, que fueron compensados por una pronunciada caída de las cotizaciones del azúcar y los costos más bajos de cereales y aceites.

Para el conjunto de 2013, el índice tuvo una media de 209,9 puntos, cifra que constituyó 1,6 % menos que en 2012 y muy por debajo del pico de 230,1 puntos de 2011, pero aún así constituyó el tercer valor anual más alto reportado.

Según el informe de la FAO, en el año recién concluido bajaron los precios internacionales de cereales, aceites y azúcar provocados por una abundancia de suministros.

Este incremento de ofertas, observado tras cosechas récord en 2013, continuó ejerciendo presión a la baja sobre los costos internacionales del trigo y del maíz, mientras, en contraste, los del arroz aumentaron ligeramente en diciembre.

Es por ello que en todo el pasado año el índice de precios de los cereales promedió 219,2 puntos, 17 menos respecto a 2012.

En tanto, los costos del azúcar en 2013 fueron 18 % más bajos que en el año precedente, a lo cual contribuyó una cosecha de caña de azúcar en Brasil -país mayor productor y exportador del rubro-, superior a las expectativas.

A eso se sumaron noticias de cotas máximas de producción en Tailandia, el segundo mayor exportador de azúcar del mundo, así como las buenas cosechas en China.

En contraste, el índice de precios de los lácteos se situó en una media de 243 puntos, su valor anual más alto desde su implantación, período en el que la demanda de leche en polvo, especialmente de China, se mantuvo elevada y los fabricantes en el hemisferio sur se centraron en este producto, en detrimento de la mantequilla y el queso.

Por su parte, el costo de la carne promedió 188,1 puntos en diciembre, por encima del nivel de noviembre, y en el conjunto de 2013 se mantuvo históricamente elevado.

La demanda de China y Japón impulsó los precios de las carnes de bovino, vacuno y cerdo, mientras se mantuvieron estables los de ave de corral y descendieron los de ovino.

Impacto global

En América Latina el alto costo de los alimentos tiene un fuerte impacto social, que se muestra, entre otros aspectos, en mayor pobreza e indigencia.

Según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) divulgado en diciembre pasado, el número de latinoamericanos en situación de pobreza en 2013 ascendió a unos 164 millones de personas (27,9 % de la población).

De ellos, 68 millones se encuentran en extrema pobreza o indigencia, cifra que constituye el 11,5 % de los habitantes de la región.

Si bien se registró una caída en las tasas de pobreza e indigencia en la región en 2012 (de 1,4 y 0,3 puntos porcentuales, respectivamente, con respecto a 2011), se ha frenado el ritmo con el que estas se reducen desde hace una década, indicó el estudio Panorama Social de América Latina 2013.

En términos absolutos, la pobreza se mantuvo estable en 2013 con respecto a 2012, cuando los pobres también sumaron 164 millones de personas, aunque bajó levemente (en 0,3 puntos) el porcentaje de la población que se encuentra en esta situación.

En cambio, los indigentes, que en 2012 totalizaron 66 millones, subieron a 68 millones en 2013 (un aumento de 0,2 puntos porcentuales).

Expertos de la CEPAL afirmaron que estos resultados están estrechamente relacionados con el desempeño macroeconómico del área.

Mientras los precios continúan con sus vaivenes y más de 840 millones de personas padecen hambre en el mundo, un tercio de los alimentos se desperdicia, según datos divulgados por la FAO.

La cantidad total de alimentos que se producen y no se consumen sería suficiente para alimentar a dos mil millones más de personas, sostuvo recientemente el director general de la FAO, José Graziano da Silva.

Precios elevados, alimentos desperdiciados, más pobreza e indigencia: problemas que tiene por resolver el mundo en el 2014 para no llegar a convertirse en otro año de altos costos de productos alimentarios, que traen consigo numerosas y negativas secuelas sociales. (PL)

(Fotos: Pixabay)

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