Globo, Mundo, Reino Unido

Crear, imponer y mantener la desigualdad

La cultura del privilegio posee tres rasgos básicos: naturalización de las desigualdades como forma hegemónica de dominación, posición social establecida según el origen del individuo, y necesidad de perpetuarse.

 

 Teyuné Díaz Díaz

 

Así lo explica la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que también habla de los factores que contribuyen a perpetuar y profundizar las desigualdades, instrumentos de dominación que abarcan todos los sectores de la sociedad, sus relaciones económicas y financieras.

Acá se encuentran la fiscalidad, la apropiación de rentas de los recursos naturales, el bloqueo de poderes fácticos a regulaciones políticas, la segregación territorial y dotación de infraestructura, y la segmentación de la calidad de la vida urbana. A ellos se unen los costos pagados por las poblaciones ante la degradación ambiental y el cambio climático, las rigideces de la movilidad social intergeneracional o el acceso al bienestar.

Otro de los procesos utilizados para mantener las brechas de la desigualdad es la financierización, definida como la creciente importancia de los mercados financieros sobre los productivos, un cambio promovido por la ideología neoliberal.

Según una reciente investigación del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolíticas (Celag) el sector bancario latinoamericano ocupa el segundo lugar mundial en el rendimiento porcentual de los activos con un 2,1, dato superior a los indicadores de Asia (1,4), Europa (0,9), Canadá y Estados Unidos (0,7).

Los investigadores atribuyen este incremento de rentabilidad bancaria a la desregularización financiera y a la proliferación de los paraísos fiscales en América Latina, mediante los cuales crece la distancia que separa a los ricos de los pobres, se ralentiza la inversión en el sector productivo real y aumenta el endeudamiento de los más desfavorecidos. En materia tributaria, Latinoamérica posee el 27% de la riqueza privada registrada en paraísos fiscales. Los privilegios tributarios se concretan en las exenciones de pago, la evasión fiscal y los bajos impuestos a la renta. Es decir, la carga tributaria indirecta recae sobre el consumo, mientras que el impuesto sobre la renta es inferior al existente en los países de la OCDE.

La investigación de la Celag también muestra la profunda desigualdad entre los ingresos monetarios y la concentración de la riqueza.

Por ejemplo, en Brasil, Chile, Colombia y México el 1% ciento más rico se apropia del 20% del ingreso total.

En resumen, en la cultura del privilegio se compenetran intereses de élites económicas y políticas que dificultan el avance de reformas favorables a la igualdad, donde los que más tienen aportan menos y carecen de compromiso para contribuir al bien común. La educación es otro factor reproductivo de la desigualdad, pues conduce a las características de la futura ocupación laboral y al acceso de protección social.

En ella opera la segregación educativa como mecanismo de aislamiento social y diferenciación en las redes de relaciones.

Pandemia y desigualdad

América Latina es el foco global de la pandemia causada por la Covid-19, una situación sanitaria que visibilizó las profundas desigualdades regionales. La región afronta retos inesperados y sin perspectivas favorables a mediano plazo.

La enfermedad evidenció los problemas estructurales del modelo de desarrollo en la región: frágiles sistemas de protección social, gran divergencia que afecta a las mujeres y los pueblos indígenas, mercantilización y fragmentación de los sistemas de salud, y la alta informalidad laboral.

En ese contexto la Cepal pronosticó para este año una contracción del 9,1% del PIB, el aumento del desempleo y por consiguiente el efecto negativo sobre los ingresos en los hogares y su posibilidad de contar con recursos suficientes para satisfacer las necesidades básicas.

Igualmente alertó sobre el impacto externo negativo de la enfermedad en el canal comercial, en términos de intercambio, de turismo y de remesas.

Ante ese panorama el organismo regional pronosticó un incremento en 45.4 millones de personas en situación de pobreza hasta 230.9 millones, de los 185.5 millones en 2019. La situación de pobreza crecerá a un equivalente del 15,5% del total de la población. En materia de comercio, el valor de las exportaciones de bienes de América Latina y el Caribe se puede reducir un 23% , el peor desempeño en 80 años, mientras las importaciones se reducirían 25%, el mayor descenso en casi 40 años. (PL)

(Fotos: Pixabay)

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