El amor por los hijos, junto con el deseo de verlos triunfar la impulsó a comenzar una nueva vida en una nación donde jamás había estado. Una nación multicultural, que recibe inmigrantes de diferentes partes del país.
Natacha Andueza Bosch
Nació en 1964 en Valencia (Venezuela), donde tuvo la oportunidad de vivir la mejor época del país a lado de su esposo, quien era presidente de la empresa de producción de petróleo más grande de Venezuela.
Mayela dejó su tierra a los 26 años y se trasladó a Estados Unidos donde vivió 17 años. Luego, se mudó a Tenerife, y en 2010 tomó la decisión de abandonar la isla y emprender un nuevo camino hacia un territorio desconocido. A pesar de la estabilidad que la isla de Tenerife le había brindado, Mayela decidió marcharse a Inglaterra, únicamente con el objetivo de cumplirle a uno de sus hijos el deseo de estudiar una carrera universitaria en la isla británica.
Sin tener ningún apoyo y en completo desconocimiento del lugar al que llegaba, Mayela llegó a London Gatwick acompañada de dos de sus hijos. Se instaló en un hotel donde pasó 15 días hasta que encontró una vivienda en un periódico llamado, Friday Newspaper. Se situó en Crawley, cerca de donde se hallaba la universidad de su hijo. Hoy todavía reside allí.
Sin embargo, admite que fue difícil encontrar una zona apta para sus posibilidades y explica que para cualquier inmigrante los requisitos a cumplir a la hora de alquilar una vivienda son extremadamente difíciles y para el inmigrante que se encuentra solo, lo es aún más.
Siempre alquilaba por un corto período y en poco tiempo realizaba de nuevo otra mudanza. Este estilo de vida se volvió costoso y las veces en que no tuvo un trabajo, la situación se volvía insoportable.
Pese a las dificultades, Mayela comenta que tiene mucho que agradecer al país porque permitió que sus hijos accedieran a uno de los mejores sistemas educativos del mundo. Y no hay nada que la enorgullezca más que haberlos visto convertirse en profesionales.
“Pienso que el factor cultural también influye mucho en todos los habitantes del Reino Unido que no son ciudadanos británicos como tal, pero desafortunadamente hay que adaptarse”, dice.
Mayela cuenta que el Reino Unido es un país bastante frio, tanto en el clima como en su gente. Y que muchas veces le ha resultado difícil asumir esta realidad y que, incluso, en determinadas ocasiones sintió que no podía aguantar más. Pero siguió adelante pues era consciente de que el esfuerzo valdría la pena y que lo vería reflejado sus hijos en un futuro.
Hoy, sus hijos ya son profesionales independientes. Uno de ellos ejerce como arquitecto en el centro de Londres y su hija se ha graduado en producción de cine.
Por su parte, Mayela sigue viviendo en la misma zona y comenta que en esta zona existe una gran cantidad de ofertas de trabajo debido a su proximidad con el aeropuerto de Gatwick, donde actualmente se encuentra trabajando en limpieza.
“Estoy muy contenta con mi trabajo y con la atmosfera de trabajo, pues mis compañeros son de todas partes del mundo. Desgraciadamente el trabajo que realizamos es el trabajo que al ciudadano inglés no le gusta hacer “, explica. De sus compatriotas latinoamericanos, tiene una percepción algo singular, pues en los diez años que lleva viviendo y trabajando en Londres, ha tenido la impresión de que la comunidad que existe en el país es “conflictiva y egoísta”.
A su juicio –un juicio que muchos no comparten – “No están acostumbrados a trabajar en equipo por lo cual tratan siempre de ocasionar problemas de discordia entre ellos mismos”.
A Mayela le gustaría regresar a España y pasar el resto de su vida en algún lugar del país, probablemente en las Islas Canarias.
“Yo ya he cumplido con mi deber en este país, ahora es el turno de mis hijos de explorar nuevos caminos y abrir sus alas. Yo ya les he proporcionado todas las herramientas para que sean personas de éxito”, concluye.
(Fotos: Pixabay)