En Foco, Opinión

La muerte y la vida

¿Conoces los nombres de tus ocho bisabuelos? ¿De dónde eran? ¿A qué se dedicaban? En tres generaciones o menos es muy probable que nuestros nombres hayan sido olvidados, pero no las consecuencias de nuestros actos.

 

Vida y muerte Pixabay 1Mabel Encinas

 

La imprudencia de la vida contemporánea borra la realidad de nuestra propia muerte.

Vemos gente morir o ser asesinada en las pantallas de la televisión o del cine, ya sea en la realidad o en la ficción, pero nuestra propia muerte y la muerte de nuestros seres queridos está cubierta por un velo de silencio.

Parece poco probable que moriremos, sobre todo cuando la vida se ha extendido sobre la edad de 75 años en un tercio de los países del mundo, y a más de 80 años en países como el Reino Unido y Japón.

Hemos interiorizado el enfoque dominante que supone que podemos controlar la vida, y también su opuesto, la muerte.

Reflexionar acerca de la muerte no es una prerrogativa de los filósofos existencialistas, porque no es sólo un problema que tenga que verse como perteneciente al plano individual.

Por el contrario, la muerte es una cuestión social, y, definitivamente, no sólo en términos de la posibilidad de garantizar el que se disponga del cadáver de manera sustentable, con un eco- entierro.

Vida y muerte PixabayLa forma en que la gente muere, nos dice mucho de la forma en que la gente ha vivido. La vida y la muerte están inextricable conectadas.

Por esta razón, no es extraño que la esperanza de vida en África esté apenas por encima de los 50 años.

Como mexicana, no es extraño que el tema de la muerte sea recurrente en mi vida.

En mi país de origen, cuando el imperialismo del Halloween amenazó la celebración del Día de Muertos en las ciudades, la celebración del Día de Muertos se recuperó y entendió.

Esta celebración surgió hace muchos siglos, aunque con la colonización católica fue traída a principios de noviembre, coincidiendo con el Día de Todos los Santos.

Aunque existen variaciones en todo el país, el objetivo es el mismo: para honrar a nuestros queridos difuntos y ofrecerles sus cosas favoritas en un altar, como alimentos y bebidas, y con juguetes para los niños.

Es común que las personas se reúnan para rezar y que comparten historias de humor y anécdotas sobre la persona fallecida.

Vida y muerte Pixabay 4En el siglo antepasado, también se hizo costumbre el escribir poemas rimados llamados “calaveras”, que son epitafios burlones para amigos y las figuras públicas.

En el Reino Unido, mi amiga Christianne dirige talleres sobre vivir con la muerte.

Sus talleres experienciales ofrecen un espacio para reflexionar sobre nuestra propia existencia.

Lo que es interesante es que cuando las personas se enfrentan a su propia muerte, el resultado no es un nihilismo pesimista, sin valores , sin propósito, o el fijarse como meta destruir.

Enfrentar la muerte, nos permite considerar la importancia de la historia que se enhebra a través las pequeñas cosas que suceden cada día.

Asimismo, da lugar a la necesidad de hacer algo significativo, a través de la participación en actividades que son relevantes para la vida futura de los demás, para aquellos que vivirán después de que nosotros hayamos muerto.

Como Anton Mirto y Alit Kreiz lo expresaron en un performance en el que yo participé: todos sepultamos a alguien y todos seremos sepultados por alguien.

Vida y muerte Pixabay 3La muerte es parte de la vida, no su opuesto.

Curiosamente, nuestros muertos viven dentro de nosotros, no sólo en nuestros genes, sino en la forma en que preparamos la cena, contar historias, organizamos las cosas en un armario, planeamos nuestros gastos o criamos a los niños.

Además, puede que no seamos capaces de recordar sus nombres, pero nuestros antepasados viven en nosotros mismos.

Por otro lado, es seguro que no recordamos de memoria los nombres de todas las sufragistas, especialmente las de la clase trabajadora, pero estamos en deuda con ellas para siempre por sus acciones.

Si tomamos en cuenta que todos vamos a salir de esta vida con los pies por delante (dentro de un ataúd en camino a su ubicación final), podemos revalorar la importancia de hacer algo significativo que sea positivo para en el ahora, como para el después de que nos hayamos ido.

(Fotos: Pixabay)

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