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Ecos de resistencia: «La semilla del higo sagrado»

En la 77ª edición del Festival de Cannes, el director iraní Mohammad Rasoulof fue galardonado con el Premio Especial del Jurado por su película «La semilla de la higuera sagrada». En su discurso de aceptación, Rasoulof destacó la difícil situación de sus compañeros de reparto, que no pudieron asistir al festival por culpa del régimen de Irán.

 

Mohammad Rasoulof. Foto de Pediakar / Wikimedia. Creative License Commons. -CC-BY-SA-4.0.

Rola Zamzameh*

 

Rasoulof  hincapié en las luchas diarias y los desastres a los que se enfrenta el pueblo iraní, al que describió como rehén de su gobierno. Rasoulof llamó la atención sobre la persecución de periodistas, artistas y profesores universitarios en Irán, y mencionó en concreto a Toumaj Salehi, rapero condenado a muerte por su expresión artística, instando a la comunidad internacional a protestar contra tales injusticias.

Rasoulof, que abandonó recientemente Irán, explicó que su nueva película se inspira en sus encuentros personales con el sistema judicial iraní, especialmente durante las protestas «Mujeres, vida, libertad», desencadenadas por la muerte de Mahsa (Jina) Amini bajo custodia policial. Relató sus propios problemas legales, incluida una condena a ocho años de prisión, de los cuales cinco debían cumplirse, junto con latigazos y multas. Ante estas severas penas, Rasoulof decidió abandonar Irán para seguir haciendo películas acordes con su visión.

«The seed of the sacred fig» (La semilla de la higuera sagrada) se estrenó en Cannes ante un público entusiasta. En una entrevista con Reuters, Rasoulof explicó que la inspiración para la película le vino de sus múltiples detenciones y encarcelamientos. Acusado de delitos que van desde hacer películas sin permiso a actuar contra la seguridad nacional, Rasoulof se ha enfrentado a importantes presiones, incluidos informes de que las autoridades iraníes citaron e interrogaron a sus actores para forzar la retirada de la película de Cannes.

Rasoulof había ganado el Golden Bear en el Festival de Berlín por «El diablo no existe», una película sobre la pena de muerte en Irán.

Reflexionando sobre sus interacciones con funcionarios de prisiones, expresó su curiosidad por la mentalidad de quienes mantienen el sistema opresivo.

La cinta se adentra en la psique de un juez que lucha contra la tensión nerviosa y la paranoia en medio de las protestas generalizadas «Mujeres, vida, libertad». Estas protestas, desencadenadas por la muerte de Mahsa Amini, subrayan el interés de la película por la violencia institucional y los conflictos internos de las familias de los funcionarios iraníes. En la alfombra roja de la proyección de la película, Rasoulof estuvo acompañado por los actores Setara Maliki, Mehsa Rostami y Nyusha Akhshi. Sin embargo, destacó la ausencia de los actores Soheila Golestani y Mithaq Zare, mostrando sus fotografías. Entre los invitados especiales figuraron Golshifteh Farahani, actriz iraní destacada en el cine francés y estadounidense.

«The seed of the sacred fig» se centra en Iman, investigador del Tribunal Revolucionario de Teherán, que aspira a convertirse en juez. Su mujer, defensora de la ideología del gobierno, y sus dos hijas, escépticas ante el papel de su padre, crean tensiones familiares en un contexto de agitación social.

Las protestas revelan las divisiones generacionales, y las hijas cuestionan el trabajo de su padre y la moralidad de sus acciones. El punto de inflexión se produce cuando desaparece la pistola de Iman, lo que hace sospechar que sus hijas están implicadas y agudiza las luchas internas de la familia.

La película retrata el corrupto sistema judicial iraní, en el que la promoción profesional depende del estricto cumplimiento de las directrices de las autoridades superiores. Iman, que al principio se muestra reticente a acusar a un preso, se ve obligado por sus superiores a obedecer, lo que refleja las presiones sistémicas más generales. A lo largo de la película se intercalan imágenes reales de las protestas de 2022, lo que sitúa la narración en la historia reciente de los disturbios civiles iraníes.

A pesar de haber sido rodada en secreto y sin permiso oficial en Irán, la película muestra la destreza como director de Rasoulof, sobre todo en sus dramáticas secuencias de persecución y en una poderosa escena final. La película critica simbólicamente la rigidez patriarcal e ideológica del régimen iraní, encarnada por la autoridad del padre y la resistencia de sus hijas.

La conclusión de la obra y las palabras de Rasoulof en el festival, que fue largamente ovacionado, encapsulan la ferviente esperanza de que termine la opresión en Irán.

Este trabajo no sólo ha contribuido a que el cine iraní reciba más elogios de la crítica, sino que también ha puesto de relieve la resistencia e independencia de sus cineastas en un contexto de represión gubernamental. El jurado de la Federación Internacional de Críticos de Cine la calificó de «valiente historia ambientada en el Irán actual que aborda el conflicto entre la tradición y el progreso, representado de forma muy poderosa e imaginativa».

*Rola Zamzameh: Periodista senior de la Comisión y el Parlamento de la UE.

(Traducido por Camila Márquez) – Photos:Pixabay

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