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Lecciones del movimiento antinuclear para activistas propalestinos

Tanto la Campaña para el Desarme Nuclear (CND) de los 80’s como el movimiento propalestino han enfrentado a un intenso escrutinio y demonización. Pese a operar en contextos diferentes, comparten estrategias y retos comunes a la hora de contrarrestar las representaciones negativas. Entender cómo funcionaba la CND puede servir de hoja de ruta para los movimientos progresistas actuales.

 

Nakba 76 – Dejen de armar a Israel. Photo by Steve Eason /Flickr. Creative License Commons.

Harry Allen

 

Mientras la lucha palestina se extiende por las calles de Londres, parece estar en marcha un ataque selectivo por parte de figuras políticas de alto nivel para apalear el espíritu de los manifestantes y los defensores de la paz.

Algo parecido ocurrió en la década de 1980, cuando la CND se enfrentó a la misma reacción bajo los gobiernos de Thatcher y Reagan, obsesionados con la carrera armamentística. En medio de un creciente temor a la aniquilación nuclear, Gran Bretaña estaba comprando sus submarinos nucleares trident, mientras que Estados Unidos, deseoso de ganar la Guerra Fría, empezó a almacenar y colocar plataformas de lanzamiento nuclear en todos los Estados de la OTAN, incluida la propia Gran Bretaña.

Los intelectuales británicos encabezaron la creación de la CND en 1958  contra la creciente amenaza de una escalada nuclear. Si la guerra era una realidad cercana, es otra cuestión totalmente distinta, pero atrajo a una vasta intersección de la sociedad en favor de un objetivo singular por la paz.

El movimiento propalestino tiene sus raíces en las luchas de principios del siglo XX contra un gobierno y un movimiento de colonos israelíes cada vez más agresivos. Un objetivo singular, pero con un atractivo posiblemente más global.

Una encuesta de YouGov realizada en mayo de 2024 reveló que el 73% de la gente apoya un alto el fuego inmediato en Gaza, lo que indica una creciente mayoría de la sociedad en contra del genocidio continuado de Israel, que ha causado 36.400 muertos hasta la fecha.

1959 CND March 27. Foto:  AP / JB Priestley / Flickr/Carl Guderian.  Creative Commons License.

El número de miembros nacionales de la CND creció de 4.267 a 90.000, y el de miembros locales aumentó a 250.000 entre 1979 y 1984, lo que sugiere un apoyo sustancial a los objetivos de la CND en el punto álgido de las tensiones.

Retórica política y percepciones diversas

Su sesgo político izquierdista la hizo susceptible a los ataques de la derecha en Gran Bretaña y Estados Unidos.

La primera ministra británica Margaret Thatcher llegó a decir: «Quienes presionan a favor del desarme unilateral en Occidente se arriesgan a exponer al mundo libre al chantaje, e incluso a la esclavitud». En una protesta de estilo similar en abril de 2024, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu describió las protestas contra el genocidio en los campus como «horribles» y «antisemitas«, comparándolas con las de los años 30 en Alemania.

Thatcher trató de confundir el deseo de paz con un deseo de rendición, mientras que Netanyahu se encuentra utilizando el antisemitismo como cobertura política para el acaparamiento de tierras en Gaza y Cisjordania.

No es ningún secreto que la CND sufrió el mismo etiquetado de extrema izquierda que califica las protestas propalestinas de «marchas del odio». Thatcher también calificó a la CND de «enemigo interno» en un discurso pronunciado en la Cámara de los Comunes en 1984.

«[La] CND perdió la discusión en los 80», afirmó en 2006 Jonathan, un entrevistado de la BBC. «La victoria sobre el comunismo no se habría producido si el pueblo británico hubiera aceptado sus tonterías».

Mucho se puede decir de la victoria sobre el comunismo en 1989, pero la mayoría de los análisis se basan en el declive económico soviético en contraposición al posicionamiento nuclear.

Las contundentes refutaciones de los medios de comunicación provocaron un mayor apoyo a la CND durante su apogeo, y un columnista de The Guardian afirmó retrospectivamente que «parece que el apoyo a la CND fue mayor cuando sus argumentos eran más débiles». El número de miembros se redujo a 15.000 a finales del siglo XX, cuando la Guerra Fría quedó definitivamente congelada. Desde entonces, el grupo ha luchado por recuperar el mismo ímpetu.

Los movimientos propalestinos han tenido igualmente un nivel de apoyo reactivo, con un deseo público de alto el fuego del 66% en febrero, frente al 59% de una encuesta de YouGov de noviembre, que ha aumentado notablemente a medida que se han intensificado los bombardeos sobre Gaza.

Cuando Estados Unidos desplegó armas nucleares en suelo británico en la década de 1980, o cuando Israel atacó Gaza en 2014, el apoyo popular llegó a un punto de ebullición, al menos en las encuestas, y luego se desvaneció.

Éxitos y fracasos de la CND

Se argumenta que ninguno de los dos grupos ha logrado hasta ahora sus objetivos específicos a pesar del apoyo abrumador en su punto álgido, pero lo que no se ve en estas protestas es que los efectos no se dejan sentir hasta que el sentimiento popular se apaga.

Sir Richard Mottram, ex Secretario Privado del Ministro de Defensa británico, afirmó que la CND «contribuyó a que [Gran Bretaña] se sintiera legitimada para perseguir la dimensión del control de armamentos», lo que condujo al Intermediate-Range Nuclear Forces (Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio) en 1987 y a la retirada definitiva de los misiles de crucero estadounidenses de Greenham Common en 1991.

A pesar de la guerra verbal y de las afirmaciones del académico Anthony Glees de que los de la CND eran «idiotas útiles» de la Unión Soviética, es evidente que contribuyeron a cambiar el debate sobre las armas nucleares.

Una percepción de sesgo izquierdista, similar a la del movimiento pro Palestina, minó la capacidad de la CND para crear una coalición entre otras facciones políticas, pero no impidió su impacto en la política gubernamental.

La profesora de la LSE Mary Kaldor afirma que la Zero Option fue propuesta por el asesor de Reagan para deshacerse de todas las armas de alcance intermedio en Europa. Afirma que las pancartas de la CND desempeñaron su papel en la adopción de esta política.

En un acto de adopción, el Partido Laborista de los 80 aprobó finalmente el desarme unilateral, aunque la política sólo duró hasta su abandono en 1989. La presión política parece ser el componente clave de los éxitos relativos de la CND.

Mirando a la historia

Los movimientos propalestinos podrían ser igualmente elogiados por su presión sobre la administración Biden para que adoptara una postura más firme respecto a Israel.

El movimiento «Abandona a Biden» está cobrando impulso, pero el impacto sobre el acuerdo de alto el fuego es difícil de medir, y sigue siéndolo.

El «derecho a la defensa» caracteriza tanto el argumento a favor de las armas nucleares como el argumento israelí tras el 7 de octubre, pero una diferencia clave radica en la teoría y la práctica.

«Un mundo sin armas nucleares sería menos estable y más peligroso para todos nosotros». Margaret Thatcher proclamó su deseo de que las armas se quedaran y se estacionaran, en suelo británico. La CND luchaba contra una visión teórica del conflicto nuclear, mientras que Israel ya ha cometido sus atrocidades. La acción preventiva es claramente más eficaz. Los movimientos palestinos, sin embargo, luchan contra un conjunto histórico de agravios, y en esto radica la dificultad a la hora de evaluar la eficacia del movimiento hasta el momento.

Financiación y finanzas

Según Declassified UK, el 40% del gabinete en la sombra de Kier Starmer está financiado por el lobby israelí, y lo mismo ocurre con más de 120 diputados conservadores.

La CND sólo contaba con el apoyo financiero de las bases, lo que limitaba sus posibilidades de acción política directa, mientras que el movimiento pro Palestina es similar, ya que carece de un método directo coordinado para presionar a los parlamentarios.

Palestinian Solidarity Campaign y Medical Aid for Palestinians, dos de los mayores grupos de acción, se centran más intensamente en la cobertura mediática, la educación y el seguimiento del conflicto.

En muchos casos, el terreno de juego es desigual a nivel parlamentario, donde los viajes a Israel con todos los gastos pagados están influyendo claramente en la objetividad de nuestros representantes sobre la cuestión. El lobby israelí se ha consolidado en el sistema político del Reino Unido de una forma que ni la CND ni el movimiento propalestino han conseguido. Si hacer ruido fue suficiente para los pequeños éxitos de la CND, puede que no lo sea necesariamente para el movimiento propalestino. Será necesario un enfoque más sistemático.

(Traducido por Camila Marquez)Fotos: Pixabay

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