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Tim Hetherington: «Yo también estaba aterrorizado»

Llamarse fotógrafo de guerra suena muy raro, como si la actividad de matar a otras personas fuera sólo el tema que a algunos les parece interesante. Tim Hetherington rechazó el título y no quiso ver su trabajo descrito de esta manera.

 

Una víctima de una emboscada yace en la parte trasera de un «técnico» durante el asalto a la capital por parte de la fuerza rebelde LURD. Po Rover, Liberia. Junio de 2003. (©Tim Hetherington)

Sean Sheehan

 

Hetherington sabía muy bien que la guerra es obscena y eso hace que su muerte a los 40 años sea aún más horrible. Recibió una herida de metralla en la ciudad de Misrata cuando fue bombardeada por las fuerzas gubernamentales de Gadafi en abril de 2011. En su diario, escribe sobre la muerte de uno de los combatientes en Misrata desde la casa donde se alojaba y luego yendo a la línea del frente donde los jóvenes «parecían en una especie de psicosis. Como una especie de TEPT [trastorno de estrés postraumático] por la muerte de su amigo».

Había ganado el premio World Press Photo tres años antes por la foto de un soldado estadounidense claramente angustiado descansando en un búnker en Afganistán, pero no es típica de su trabajo. En el libro que acompaña a la exposición Storyteller: Photography by Tim Hetherington en el Imperial War Museum, se citan palabras del discurso de aceptación de Hetherington en la ceremonia de entrega del premio: «La fotografía también trata de cómo me sentí. Viví con estos soldados. Salí de patrulla con ellos. Comí su comida y dormí en sus catres… Yo también estaba aterrorizado ante la perspectiva de ser invadido por los insurgentes».

Tim Hetherington.

Hetherington estudió clásicas e inglés en la universidad, pero tras dos años viajando por Asia regresó al Reino Unido en 1992, interesándose cada vez más por la fotografía y obteniendo una segunda licenciatura en 1997, esta vez en fotoperiodismo. La donación del Tim Hetherington Trust al museo incluye su archivo de imágenes, diarios, equipos y otros materiales, y se ha aprovechado al máximo en una exposición que conmemora su vida y sus logros.

La exposición recorre sus primeros trabajos en Liberia, Sierra Leona, Afganistán y, por último, la guerra civil en Libia. Lo que se percibe con fuerza es la sensación de que Hetherington tenía la misión personal de explorar su propio yo, aceptando con ironía el bagaje que suponía ser tratado como fotógrafo de guerra. Sabía que tenía un papel que desempeñar, y en una conversación comentó: «Es fácil estar de acuerdo y aceptar el estereotipo. Me veo empujado al papel de ser esta figura heroica». Tal vez por eso decidió tomar un barco hacia Mistrata, un viaje peligroso (su barco también llevaba armas) pero que otros periodistas estaban haciendo.

Bobby besa a Cortez tras una pelea teatral en las barracas del Segundo Pelotón en el Puesto Avanzado de Korengal. Valle de Korengal, provincia de Kunar, Afganistán. Junio de 2008. (©Tim Hetherington)

No fue el peligro y la muerte lo que le atrajo. Encontró su propia vulnerabilidad en los rostros y el comportamiento de los demás; contaba una historia sobre sí mismo y sobre los demás.

The storyteller: Photography by Tim Hetherington   estará en el Museo Imperial de la Guerra hasta septiembre de 2024. La entrada es gratuita.

(Traducido por Monica del Pilar Uribe Marin) – Fotos facilitadas por el Imperial War Museum

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