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Un ángel posado sobre un pie

Cuando se publicó por primera vez «Govanhill», de Simon Murphy, no tardó en agotarse, pero la buena noticia es que ya está disponible una segunda edición de 500 ejemplares (cinco veces el número de la primera tirada).

 

Elizabeth.

Sean Sheehan

 

Murphy lleva veinticinco años fotografiando Govanhill, un barrio de Glasgow, y sus imágenes son convincentes. Los individuos no reniegan de su individualidad y se comportan sin ostentación en los espacios públicos, sabiendo que un desconocido quiere fotografiarlos.

Para los habitantes de Glasgow de clase media blanca, Govanhill no tiene buena reputación y sólo por eso ya es una zona interesante. Decididamente obrera y étnicamente mixta, las tiendas de Govanhill que aparecen en el fondo de las fotos suelen estar relacionadas con transferencias de dinero, servicios de carga y tarjetas sim prepago. Es una zona libre de Waitrose.

La zona lleva mucho tiempo atrayendo a gente de fuera, no sólo de otras regiones de Escocia, sino también del norte de Irlanda, de zonas asoladas por la pobreza del sur de Italia y de Europa del Este. También se han instalado aquí asiáticos orientales, junto con gitanos, solicitantes de asilo y refugiados. El número de lenguas habladas en Govanhill es legión. No es de extrañar, pues, que la prensa de derechas lo llame Govanhill, «el barrio más demonizado de Escocia», como lo describió un periódico en 2008.

Murphy vivió allí muchos años y ha recorrido sus calles con su cámara para registrar momentos auténticos de una comunidad viva y animada. «Me encanta la diversidad, pero no me gusta el simbolismo», dice, y su enfoque es cualquier cosa menos sociológico. Cuando se encuentra con una persona a la que quiere fotografiar, le pide permiso y le explica lo que está haciendo: «Las relaciones pueden crecer tras el encuentro inicial, pero casi siempre el retrato se hace a los pocos minutos de conocer al retratado», añade, y esto ayuda a explicar la cruda honestidad que brilla en los momentos de la vida de una persona capturados en una centésima de segundo.

R. D. Laing, el psiquiatra radical, también vivía en Govanhill y algunas palabras suyas prologan “Govanhill”: «Justo al otro lado de la ventana de mi habitación estaba la cúpula de una biblioteca pública en cuya cima había un ángel posado sobre un pie, como si fuera a despegar hacia la luna y las estrellas». Tal escena contrasta fuertemente con la foto de Murphy que también aparece en la portada de su libro. Muestra a un hombre de pie en la acera, presumiblemente un artista callejero, vestido de negro con un cuello blanco con volantes y un extraño sombrero con la forma de la cabeza puntiaguda de una criatura que enseña los dientes. La sombra inconexa de esta figura en la pared detrás de él es aún más peculiar y no hay ninguna pista de por qué está allí en la acera. No es ni un ángel ni un demonio, pero, como señala Laura Barmwoldt en el recuadro desplegable del libro, Murphy muestra cómo «lo excepcional y lo ordinario pueden ser indistinguibles».

“Govanhill”, de Simon Murphy, es  publicado por Gomma Books.

(Traducido por Monica del Pilar Uribe Marin)Fotos suministradas por la editorial.

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