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La lectura como lucha de clases

Los dos autores de «Políticamente rojo» leen a Karl Marx, Rosa Luxemburgo, Walter Benjamin, W. E. B. Du Bois, Fredric Jameson y otros como capítulos de la historia de la lucha de clases. Su libro es convincente, escrito con precisión y pasión.

 

Sean Sheehan

 

Marx es leído por la forma en que se fijó en el colonialismo español al ejemplificar la forma más temprana de lo que él llama «acumulación primitiva».

El robo de oro y plata en Sudamérica, escribe, caracterizó «el amanecer de la era de la producción capitalista» y el dolor que impuso a la población indígena marca su violencia fundacional. La imposición del cristianismo fue su equivalente espiritual.

En la «Brevísima relación de la destrucción de las Indias» de Bartolomé de Las Casas, citada más de una vez por Marx, hay un raro momento en que un amerindio habla, vinculando la crueldad de los conquistadores con el oro: «Ellos tienen un Dios al que adoran y veneran, y es para quitarnos ese Dios y poder adorarlo por lo que nos conquistan y nos matan». La violencia del capitalismo racial a través del colonialismo es un hilo conductor no sólo de Marx, sino también de Luxemburg y Benjamin. Se traza incisivamente en «Políticamente rojo» y la lectura de Benjamin es particularmente inspiradora.

Benjamin conoció a Luxemburg en 1915, cuando ambos estaban comprometidos en actividades contra la guerra, y su hermano le regaló una copia de sus cartas desde la cárcel como regalo de cumpleaños en 1920.

La enorme asistencia a su funeral, tras su asesinato por una fuerza de derechas, habría sido algo de lo que fue testigo.

Su influencia en sus propias lealtades rojas fue profunda y afectó a su resistencia a la ortodoxia del partido sin mermar su espíritu emancipador. Esto queda patente en el capítulo del libro titulado «Promesas mesiánicas», en el que el mesianismo se despoja de su connotación religiosa y se convierte en una forma de imaginar un futuro impredecible y una «temporalidad de la espera» en la que la promesa revolucionaria de interrumpir la historia permanece intacta.

La imagen del ángel de Benjamin, tomada de un cuadro de Paul Klee, merece toda la atención que le dedica este libro. El ángel, con las alas abiertas, se aleja de algo, con el rostro vuelto hacia el pasado.

Le gustaría quedarse pero, en palabras de Benjamin: «una tormenta sopla desde el Paraíso; se ha enredado en sus alas con tal violencia que el ángel ya no puede cerrarlas. La tormenta le impulsa irresistiblemente hacia el futuro, al que da la espalda, mientras el montón de escombros que tiene ante sí crece hacia el cielo. Esta tormenta es lo que llamamos progreso». Los autores de «Políticamente rojo» escuchan lo que el ángel dice en su mutismo: la revolución no puede programarse ni calcularse, su espacio político no puede anticiparse y, como dice Benjamin, debemos dar un «salto del tigre» en «una arena donde la clase dominante da las órdenes» sino «al aire libre de la historia». El ángel se mueve hacia atrás pero hacia el futuro. El pasado, el presente y el futuro están entrelazados.

«Políticamente rojo», de Eduardo Cadava y Sara Nadal-Melsió, es publicado por The MIT Press.

(Traducido por Monica del Pilar Uribe Marin)Fotos:

 

 

 

 

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