Muchas personas huyen de las dificultades en sus países de origen y hacen las maletas con dirección a Gran Bretaña en busca de una vida mejor. Sin embargo, las inesperadas luchas económicas, la discriminación y los sentimientos de alienación que enfrentan después de su arribo, a menudo les llevan a tener enormes dosis de decepciones y angustia psicológica.
Michelle Gooden-Jones
Cuando la refugiada Aslem, afgana de nacimiento, llegó a Inglaterra por primera vez, tuvo que lidiar con numerosos choques culturales, y de manera instintiva recuerda que, la mayoría de la gente que conoció no le servía de ninguna ayuda.
Encontró dificultades también a la hora de encontrar un intérprete y sintió que la mayoría de la gente con la que se encontraba no la quería aquí. No entendía ni la diferencia monetaria, ni las divisas ni el sistema de los trenes y hablaba muy poco inglés, lo que le provocaba el sentirse perdida y en un constante estado de confusión.
En 2012, un estudio llevado a cabo por investigadores de la Fundación Joseph Rowntree halló que los trabajadores inmigrantes con barreras idiomáticas eran más propensos al desconocimiento de sus derechos y eran frecuentemente explotados por sus jefes.
Más de dos tercios de los inmigrantes encuestados, alegaron vivir con miedo y con problemas psicológicos, debido a las jornadas de trabajo de más de 50 horas a la semana y recibiendo cantidades inferiores a las del salario mínimo.
Adriana, una mujer de Rumania, afirma que cuando trabajaba en el Reino Unido, sentía «como si el cielo se le viniera abajo». Sin embargo, debido a la necesidad económica y al no tener otra opción, siguió trabajando bajo durísimas condiciones, lo que le provocaba un constante sentimiento de «tensión y tristeza».
Kunjamon Lochen y su familia llegaron al Reino Unido proveniente de la India a comienzos de 2000. Adquirieron una vivienda y se instalaron en los que ellos pensaban sería una vida pacífica, pero pronto comenzaron las desgracias.
Sufrieron abusos racistas, les tiraban ladrillos a las ventanas de su casa, su carro fue repetidamente rayado y les disparaban con perdigones a sus ventanas frontales.
Eran la única familia no-blanca del vecindario y los únicos que fueron atacados. Durante los siguientes cinco años toda la familia vivió asustada y el padre de Kunjamon tuvo que recurrir a las pastillas para poder conciliar el sueño por las noches.
Dejar todo atrás
Aunque muchos emigrantes sueñan con dejar los problemas atrás y encontrar una vida mejor en el Reino Unido, muchos encuentran que las consecuencias derivadas de vivir en un país extranjero pueden tener efectos devastadores para su salud emocional.
El simple hecho de hacer las maletas, decidir lo qué tomar o qué dejar atrás y llevar a cabo ese desconcertante viaje al extranjero, son hechos donde, a menudo, empiezan esos sentimientos negativos.
No solo son emigrantes forzados a dejar atrás objetos con valor sentimental, sino que también, en algunos casos, se ven forzados a abandonar sus familias y, muy seguramente, a amigos cercanos.
Haciendo frente a la pérdida de la familia, amigos, objetos personales y, en muchos casos, la totalidad de su cultura, ser emigrante puede llegar a ser algo tremendamente complicado.
Desprenderse de repente de todas esas cosas causa una sensación de vacío y añoranza difíciles de aliviar.
Llegar a un nuevo país, con una cultura completamente distinta, no solo causa a los emigrantes un sentimiento de ver que destacan entre la multitud debido a su manera de vestir; sino que además, al no encontrar lugares de culto apropiados, al perder sus comidas típicas, o trabajar en días festivos, puede causarles un muy agudo estrés.
Dejar de seguir con sus tradiciones, consideradas ilegales o tabú en el Reino Unido, como la circuncisión infantil, el plantar tabaco, matar animales en el patio trasero de la casa, o tener más de una esposa, puede generar altos niveles de desconcierto.
Los hijos de los emigrantes, gracias a que aprenden mucho más rápido el inglés que sus padres, hacen de intérpretes en numerosas ocasiones.
Esto, además de ser agotador para un niño, también hace que se confundan los papeles entre padres e hijos, lo que acaba causando una mayor angustia.
Empleos y exclusión social
Lo de encontrar empleo es una difícil perspectiva para los emigrantes en el Reino Unido. Normalmente, aparece la barrera lingüística, y también las calificaciones adquiridas en países extranjeros que puede que pueden no ser convalidadas en Gran Bretaña.
Esto significa que emigrantes con calificaciones de alto nivel y con años de experiencia en puestos de gestión o puestos de trabajo de alto rango, pueden verse de repente trabajando como limpiadores o taxistas para poder mantener a sus familias.
Según la Asociación Migration Watch UK, 630.000 emigrantes de la Europa del Este, se encuentran actualmente desempeñando trabajos definidos por el Comité Asesor de Inmigración como empleos de baja calificación.
Esto indica que tres de cada cuatro inmigrantes de Europa del Este trabajan en empleos de mano de obra barata, como limpiadores, taxistas o en recogedores de de fruta.
Este tipo de empleos, no solo causan una pérdida de prestigio para los inmigrantes, sino que también contribuyen a su aislamiento social.
Mucha gente se niega a entablar amistad con limpiadores o recolectores de fruta, lo que lleva a un sentimiento de exclusión y soledad, y pueden generar un drástica disminución de la autoestima de los inmigrantes se vea reducida y sus oportunidades de integrarse la sociedad británica.
Debido a que muchos inmigrantes tienen dificultades a la hora de hablar o entender inglés, no conocen bien sus derechos, y a menudo viven en un clima de miedo y se encuentran sometidos a abusos o amenazas por parte de sus jefes. Muchos sufren depresión y otros, incluso, han intentando auto lastimarse.
Discriminación y racismo
La Encuesta de Actitudes Sociales Británica (NatCen’s British Social Attitude Survey), ha sacado a la luz el elevado nivel de discriminación que los británicos ejercen sobre los inmigrantes.
Dichos descubrimientos muestran que casi un cuarto de los británicos cree que el principal motivo por el que los inmigrantes llegan al Reino Unido es para recibir prestaciones de ayuda.
Un 95% constató en dicha encuesta que para ser «un verdadero británico» era necesario hablar inglés, mientras que un 74% dijo que era importante haber nacido en Gran Bretaña. Por otro lado, casi un 43% manifestó creer que los inmigrantes aumentan los índices de criminalidad en el Reino Unido.
La encuesta también mostró que ha habido un considerable descenso en el número de británicos que piensan que los inmigrantes deberían tener los mismos derechos legales que los ciudadanos británicos, cayendo de un 40% en 2003 a un 27% en 2014.
En 2015, una encuesta de la YoungGov halló que sólo un 10% de los ciudadanos británicos opina que la inmigración de los últimos 10 años ha sido positiva para Gran Bretaña, mientras que el 71% piensa que ha sido perjudicial y tenido un negativo impacto sobre las escuelas, debido a un mayor número de alumnos en las aulas, y sobre el Sistema de Salud Nacional, al que ha dejado extenuado.
Para los inmigrantes, el sentimiento de exclusión se ha intensificado por los tipos de discriminación que deben enfrentar por parte de la población del Reino Unido.
Durante la pasada década, la islamofobia ha aumentado en popularidad en Gran Bretaña, con más seguidores expresando su rechazo y crítica tanto al Islam como a sus valores.
En octubre de 2015, un grupo de hombres que iban en un tren, acercaron bebidas alcohólicas a la cara de una mujer musulmana y le preguntaron si quería beber.
Entonces comenzaron a canturrear «somos racistas y nos encanta», antes de preguntarle a la mujer si comía beicon o si portaba una bomba bajo su velo.
Los individuos arrojaron alcohol sobre su abrigo, mientras que los otros pasajeros simplemente observaban o ignoraban completamente el incidente.
Episodios como este no solo causan estrés a los inmigrantes musulmanes en el Reino Unido, sino que también aumentan sus niveles de preocupación y miedo.
El síndrome de Ulises
Es algo obvio que la vida y la subsistencia de los inmigrantes en el Reino Unido está amenazada por varios problemas emocionales y de salud que surgen debido al proceso migratorio y de adaptación.
La combinación de soledad, choque cultural, discriminación, racismo, dejar a los seres queridos atrás, o situaciones económicas críticas al llegar al Reino Unido, llevan a sufrir experiencias de extrema dureza y trauma, que es lo que da base al Síndrome de Ulises: trastorno mental que se atribuye a los inmigrantes con factores de estrés crónico. Dichos factores pueden hacer pasar un tormento durante meses o incluso años, causando un sentimiento de incapacidad para cambiar la situación, lo que empuja a una sensación de indefensión y de ausencia de todo apoyo.
Estos sentimientos despiertan los síntomas de la depresión, tristeza, llantos, ansiedad, tensión, insomnio, irritabilidad, confusión, desorientación, despersonalización y la no realización. Todos ellos se convierten en otros obstáculos adicionales que entorpecen a los inmigrantes el intentar sobrevivir en el Reino Unido. (Memorias de The Prisma)
(Traducido por Juan F. Alonso) – Fotos: Pixabay