Globo, Latinoamerica, Migrantes, Reino Unido

La odisea de los migrantes en la selva del Darién

Imagine por un momento el desgarro de dejar atrás su hogar y país, no por elección, sino por necesidad imperiosa. Esta es la realidad para miles de venezolanos y venezolanas, quienes, impulsados por la desesperanza y la angustia, enfrentan un recorrido inimaginable a través de esta región.

 

Feet in Mud. 2 Foto de Amatheus / Pixabay.

Eduardo Andrés Sandoval Forero*

 

En su camino, cada paso está marcado por el riesgo, el dolor y la incesante búsqueda de una vida mejor. Atravesar este inhóspito corredor de la selva no solo desafía su resistencia física, sino también su esperanza en un futuro donde “el sueño americano” se vislumbra como la única salida a su sufrimiento.

Este relato no es solo una crónica de desplazamientos, sino un reflejo de la humanidad sometida a pruebas extremas.

En la última década, millones de venezolanas y venezolanos han emprendido un viaje titánico buscando un futuro mejor, cruzando fronteras y enfrentando duras condiciones. Este éxodo masivo, motivado por la crisis socioeconómica y la violencia en su país, ha llevado a muchos a atravesar la región del Darién en Colombia, uno de los tramos más peligrosos de su itinerario hacia Estados Unidos. De acuerdo con el Informe de Migrantes Venezolanos en Colombia, publicado por el Observatorio de Migraciones, Migrantes y Movilidad Humana (OM3), en abril de 2024 Colombia albergaba a 2.813.997 migrantes venezolanos, con una distribución de género del 51,78% de mujeres, 48,20% de hombres y 0,02% identificados con otros géneros. La mayoría de estos migrantes se encuentra en el grupo etario de 18 a 29 años, seguido por los de 5 a 17 años y los de 30 a 39 años.

Las y los venezolanos, y de otras nacionalidades realizan la travesía de la selva del Darién en Colombia y Panamá. Para llegar al Darién utilizan diversas rutas, unas son terrestres, otras son marítimas y muy pocas son aéreas. La diferencia está en el costo del transporte, en el tiempo que se utiliza para el traslado y en los riesgos para llegar al Darién. En Colombia muchos se emplean en trabajos informales, reúnen dinero y se disponen al recorrido por el Tapón del Darién.

Cerro Pirre, Darien Gap. Foto de Steeleman24 /Flickr. Creative Commons License.

La travesía hacia el primer mundo comienza con la ardua decisión de cruzar la selva, una barrera natural y humana que se extiende entre Colombia y Panamá. Este trayecto es una parte crucial del recorrido que abarca aproximadamente 3,500 kilómetros, sin contar las constantes desviaciones necesarias para evitar la detención por agentes migratorios, fuerzas militares, bandas criminales o carteles del narcotráfico.

El camino hacia el norte implica cruzar varias naciones: salen de Venezuela a Colombia, luego deben llegar a Panamá, posteriormente a Costa Rica, Nicaragua, Honduras o El Salvador, Guatemala, México, y finalmente, Estados Unidos. Cada uno de estos tramos está colmado de desafíos y riesgos significativos. Varias son las rutas que utilizan los “guías” (coyotes, polleros) para llevar a familias con niños, niñas mujeres y adultos mayores al Darién. Un guía me dijo que “ahora es muy fácil cruzar, anteriormente cuando la migración era ilegal en el país, duraba un mes o mes y medio cruzar la selva. Mi papá me cuenta que este cruce empezó hace 16 años, esto no es nuevo, y en esos tiempos cobraban más dinero que ahora, pero ya mi papá dejo el oficio, ya está cansado.”

Uno de los puntos de partida en Colombia es Turbo, en el departamento de Antioquia, donde los migrantes toman un autobús hacia Necoclí, en la subregión de Urabá, un viaje de 4 horas. Luego se dirigen en autobús a Acandí, en el departamento del Chocó, con un recorrido de unas 3 horas. Esta etapa marca el inicio de la travesía por la selva del Darién.

En la segunda semana de julio de 2024, acompañé a un grupo de 67 venezolanas, 35 venezolanos y 11 haitianos en esta ruta. En Acandí, fuimos recibidos por mototaxistas que nos llevaron al embarcadero para tomar lanchas hacia Capurganá.

Backpacking the Darien Gap. Foto de Steeleman24 /Flickr. Creative Commons License.

Para subir a las lanchas hay una joven que lleva todo el control de venta de los boletos, cantidad de pasajeros, morrales y maletas. En el embarcadero se puede desayunar de manera económica con tinto, plátanos fritos, huevos pericos, arepas y buñuelos. Un joven se encarga de dar instrucciones y de organizar a los migrantes en las lanchas con destino a Capurganá, con un tiempo entre 45 minutos y una hora.

En Capurganá quienes migran se movilizan al primer campamento de la selva sin su equipaje, estos son llevados por un grupo de “cargueros” que son coordinados por el “guía”. Por cada maleta o morral, le cobran a cada migrante 100 mil pesos colombianos (25 dólares).

En el primer campamento a nos colocaron un brazalete para identificarnos como miembros del grupo para iniciar la gran marcha en la selva.

En Capurganá inicia el recorrido por la selva para llegar en una jornada de dos días al segundo campamento donde se descansa siete horas y luego seguir la travesía por la selva en Sapzurro, donde no se puede pasar por el pueblo, pues los habitantes decidieron en asamblea general no permitir el ingreso de migrantes al poblado que colinda con La Miel, corregimiento del distrito de las Tablas en la provincia de Los Santos en Panamá.

El recorrido oscila entre siete y doce días. Depende de la resistencia valentía y enormes esfuerzos físico-mentales de las y los migrantes para soportar hambre, sed, heridas, fracturas, angustia, zozobra, incertidumbre, desesperanza, lluvias constantes, terrenos fangosos, temperaturas altas, cruce de ríos y fauna salvaje que acrecienta los peligros del terreno. Otro peligro es el control absoluto que tiene el grupo criminal del Clan del Golfo sobre el territorio y el negocio de la migración. Ante todas estas adversidades, el alimento más poderoso que tienen las y los desarraigados, es la esperanza de llegar al primer mundo para vivir dignamente.

*Eduardo Andrés Sandoval Forero: Dr. en Sociología. Profesor-investigador del Centro de Investigación Aplicada para el Desarrollo Social. Universidad Autónoma del Estado de México. Investigador Emérito del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. Email: forerosandoval@gmail.com

 

 

Share it / Compartir:

Leave a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*