Este es un mito común que viven entre muchísima tanta gente y que necesita ser cuestionado. Hay tres cosas principales que deben considerarse. En primer lugar, que los peores genocidios del mundo, tanto en términos de números absolutos como en términos de porcentajes, son los que ocurren por – según la expresión de Franz von Papen – «religiones políticas».
Nigel Pocock
Normalmente, la «religión» es definida por la adoración que se hace a un Dios. Es decir, la adoración de un hombre y/o su oligarquía, junto con su mitología.
Lo segundo a tener presente, es que hay diferentes tipos de “’religión”. Aquí me limito al cristianismo. El psicólogo Gordon Allport (1966, “The religious context of prejudice”, Journal for the Scientific Study of Religion, No. 5, 447-457) ha identificado tres tipos de adherentes: (1) el creyente extrínseco («el medio para un fin») (2) el creyente intrínseco («por su propio bien ‘), y (3) el creyente indiscriminadamente pro-religioso (quien acepta algo sin pensar). Allport encontró que el primero y el último de estos eran los de mayores prejuicios.
En tercer lugar, Ervin Staub (1989, “The roots of evil: the origins of genocide and other group violence”, CUP) ha descrito varios genocidios y encontrado que todos ellos tienden a tener características similares.
Estas características son (1) cultura del militarismo, autocracia y autoritarismo, (2) tiempos difíciles con el prestigio perdido y, por lo tanto, (3) nostalgia de un gran pasado (real o imaginario). Conectado con esta pérdida está (4) la autoestima nacional crónicamente pobre, como, por ejemplo, Alemania tras el Tratado de Versalles de 1919.
Algo similar ocurrió en Ruanda, con la pérdida de prestigio de los tutsis, después de estar en todos los puestos de responsabilidad. También en la antigua Yugoslavia, donde se pueden ver similares características socio-psicológicas. Debo señalar, junto con Scott Peck, que la baja autoestima lleva a la violencia, como ocurre con esa gente o esas naciones que entonces harán prácticamente cualquier cosa para recuperar dicha autoestima, incluso cometer genocidio.
También puede haber mitologías profundamente arraigadas y una cultura de antisemitismo (y en Rwanda los tutsis y los hutus era acusados por tener diferentes orígenes raciales).
Lamentablemente, hay que decir que, si bien las teologías predestinadas y las mitologías “fundamentales” pueden traer una gran comodidad a sus seguidores ya que “Dios tiene un plan para cuidar de sus vidas, que puede acabar con las injusticias.”
Por eso, las teologías también pueden ser utilizadas a la hora de justificar el abuso de los enemigos de uno como lo es el caso de los infrahumanos o como en el caso del holocausto o del comercio de esclavos afro-caribeños. ¿No estaban, después de todo, esas «personas» predestinadas a ser esclavos y sub-humanos o, en su defecto, una «raza» superior?
No puede ser completamente una casualidad que los cuáqueros y metodistas (que rechazan la predestinación individual y que también fueron “creyentes intrínsecos”) estuvieran al frente de los movimientos para abolir la esclavitud y otros abusos de los derechos humanos, mientras que los titulares de las creencias de predestinación (luteranos «extrínsecos» en Alemania) se encontraban entre aquellos que conducen mitologías nazis.
Los peores asesinos de masas del mundo, en los tiempos modernos han sido Mao Tse-Tung (tal vez 20 millones sólo en el Gran Salto Adelante), Pol Pot (alrededor de un tercio de su propio pueblo), Stalin y Hitler.
Todos han abogado por una forma de «pureza» con Nuom Chea (“hermano número 2”, segundo de Pol Pot) declarando explícitamente que la “pureza” era lo que buscaba. Sin duda, otros tiranos en otros lugares han utilizado similares legitimaciones de «limpieza».
Ésta fue una guerra moral, emprendida para eliminar falsas deidades, y sustituir estas deidades con otras nuevas: ellos mismos y su ideología política. ¿Fue Von Papen, cierto? Eso creo. Esto es “religión política”, y el dios de pacotilla que nos preocupa es el tirano humano, cualquiera que sea la mitología. Lo que necesitamos es un Dios que venga a servir, no a ser servido.
(Traducido por Carmen España López – Email: carmeneslo@yahoo.es) – Fotos: Pixabay