A pesar de la evidencia de los hechos, los partidos de derechas de todo el mundo siempre juegan la carta de que “los inmigrantes nos roban nuestros trabajos”. Viví un claro ejemplo de ello durante el referéndum del Brexit de 2016. Los separatistas basaron toda su campaña en hechos sobre la inmigración.
Nathan Raia
En 2015, Italia ya se encontraba en una crisis económica total y el problema de los jóvenes que abandonaban el país también era un problema que el gobierno italiano ignoraba.
Es absurdo pensar que un país gasta tanto dinero y recursos sin dar oportunidades y el apoyo adecuado a los jóvenes graduados que se sienten abandonados, que no tienen nada a excepción de un futuro incierto.
Esto lleva a una gran cantidad de jóvenes italianos a abandonar el país para probar suerte en el extranjero.
Por muchas otras razones, en octubre del mismo año tomé la misma decisión de abandonar la seguridad y la comodidad de mi hogar para aventurarme a lo desconocido; sin siquiera ser consciente de ello llegué a Londres, una ciudad en la que nunca había estado y un idioma que apenas conocía en el momento.
Fue muy duro al principio. Como mi inglés era muy pobre, me llevó un mes encontrar trabajo y, después, al conocer a otra gente, descubrí que normalmente cuesta alrededor de una semana que te contraten. También descubrí, tras conocer a más personas, que la situación laboral de Italia era incluso peor de lo que la clase política nos quería hacer creer.
Incluso a día de hoy, aquellos pocos afortunados que pueden encontrar un trabajo, obtienen un contrato temporal con un bajo salario hasta para trabajar a jornada completa. Tras un tiempo me di cuenta de que sería imposible ahorrar dinero y empezar una familia, o por lo menos tener un trabajo estable durante unos pocos años, así que no tuve otra opción que abandonar el país.
Finalmente, en noviembre de 2015 empecé mi primer trabajo. Fue en un restaurante de sushi. Las condiciones laborales eran terribles.
Tenía que levantarme a las 3.30 de la mañana para abrir la cocina a las 5 y ni siquiera podía tomarme un descanso de 5 minutos como estaba estipulado en el contrato. Pero considerando todo, era feliz. Totalmente independiente.
Pronto descubrí que entre el personal no había ni un solo británico y, al hablar con mis compañeros, en su mayoría italianos y españoles, descubrí que los extranjeros hacen principalmente los trabajos que los británicos no quieren hacer. A grandes rasgos, es lo mismo en todas partes. Dondequiera que vayan, los inmigrantes hacen los trabajos menos decentes. Puede verse un claro ejemplo en Italia, donde los inmigrantes africanos van a coger tomates al campo; en nuestra sociedad es casi impensable que un italiano haga ese tipo de trabajo hoy en día.
A pesar de la evidencia de los hechos, los partidos de derechas de todo el mundo siempre juegan la carta de que “los inmigrantes nos roban nuestros trabajos”.
Viví un claro ejemplo de ello durante el referéndum del Brexit de 2016. Los separatistas basaron toda su campaña en hechos sobre la inmigración. Y funcionó, así que muchas personas se lo creyeron sin darse cuenta de que los inmigrantes tienen, de hecho, un importante valor para los países en los que están, tanto cultural como económicamente. Con nuestro trabajo proporcionamos a las arcas del estado unos ingresos generosos.
Si imagináramos una ciudad como Londres sin inmigrantes, no habría muchas personas trabajando en restaurantes, bares o incluso hospitales, porque los británicos raramente eligen tales caminos para sus carreras. La mayoría de ellos prefieren un trabajo de oficina, que tiene una remuneración definitivamente más alta.
En el momento del referéndum ya había cambiado de trabajo en alguna ocasión: de hacer Sushi a ser pinche en un restaurante italiano (que también fue terrible) o trabajar en un bar. Desde entonces, he recorrido un largo camino y ahora estoy estudiando y escribiendo para The Prisma, persiguiendo mi sueño de convertirme en periodista.
Al trabajar en un bar y enfrentarme a mí mismo con muchos inmigrantes pude ver con mis propios ojos los efectos que el Brexit causó, e incluso sin estar en vigor, ha hecho cierto daño a la inmigración europea. Cuando comencé a trabajar en el bar mucha gente venía cada día a dejar su currículum, así que cuando alguien se iba de la empresa podíamos elegir enseguida al siguiente candidato. Hoy en día no solo es difícil encontrar personal en la empresa en la que trabajo, sino que otras empresas también están teniendo el mismo problema.
Esto ocurre por lo que el Brexit ha causado en el país, puede que también por la mala información de los medios, por la gente que quiere venir aquí desde su país, el miedo de no encontrar lo que están buscando y, por ello, prefieren ir a otro lugar como España o Alemania, pues piensan que estarán más a salvo.
Además, con el hecho de que Boris Johnson ha sido elegido Primer Ministro, quien introducirá un sistema diferente para aceptar inmigrantes limitando el número de personas a las que el Reino Unido acogerá, y basando mis consideraciones también en casi cuatro años de experiencia, veo el futuro de Londres en riesgo. Menos inmigrantes implicarán un crecimiento económico menor, con la posibilidad de que muchas tiendas y restaurantes cierren.
Además, podría incrementarse la división de clases sociales, con los británicos en un lado y los inmigrantes dados de lado en la sociedad. Estas son las humildes reflexiones de un joven migrante.
(Traducido por Iris María Blanco Gabás – Email: irisbg7@gmail.com) – Fotos: Pixabay