Carlitos tiene 11 años, nació y vive en Brasil y regresar a la escuela se convirtió en una necesidad porque extraña otros gritos y la casa lo aburre. Prefiere patear un balón con sus amiguitos en el patio de su colegio en Aguas Claras, una región administrativa en el Distrito Federal, aunque a veces se amilana cuando su madre Tereza le comenta que el juego de fútbol y el aula pueden ‘o deixam doente’ de Covid-19.
Lo cierto es que pese a las necesarias variantes que impone la pandemia, la educación a distancia, adoptada por las redes estatales y municipales en el país, resulta insuficiente para reemplazar la asistencia a las aulas en persona.
Una encuesta realizada por la Confederación Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), en asociación con el Grupo de Estudio de Política Educativa y Trabajo Docente de la Universidad Federal de Minas Gerais, señaló que el 82% de los maestros interrogados califica de exigua la educación a distancia. Solo tres de cada 10 maestros de educación básica cuentan con los recursos tecnológicos necesarios para cumplir con las actividades.
Y por la percepción de los profesores participantes, uno de cada tres estudiantes no tiene los recursos para seguir las clases y realizar las actividades a distancia.
La mayoría de los alumnos dependen de la ayuda de los familiares para responder preguntas e, incluso, para animarles.
Y hoy Brasil se debate entre el retorno de las clases en persona y el que la asistencia a la escuela lo decida cada familia, en medio de la pandemia de Covid-19 que en el país cobró hasta ahora cerca de 100 mil muertes y cerca de 3 millones de contagios.
“Los padres estamos en una disyuntiva. Realmente en casa no se aprende como en la escuela, pero afloran temores. El país está descontrolado ante la epidemia”, cuenta a Prensa Latinala asistente dental Tereza Maia.
Maia asegura que las medidas de higiene son una parte importante para tomar cualquier decisión respecto a los hijos y el colegio.
Pero también lo es la distancia entre pupitres y el no compartir objetos personales, algo muy común entre los niños.
Para Maia, de reanudarse el curso escolar, las escuelas tendrán que imponer rigurosas medidas de seguridad.
De momento el Consejo Municipal de Educación (CME) del estado de Sao Paulo prepara una resolución para que el retorno a aulas, de manera presencial, sea opcional.
La presidenta del CME, Rose Neubauer, aclaró que tanto los padres que quieran mantener a sus hijos en casa, como los que decidan aceptar la vuelta a la escuela, tendrán que firmar términos de responsabilidad.
Los estudiantes que no regresen al plantel seguirán recibiendo educación a distancia, con materiales impresos y multimedia. Tal resolución debe publicarse en una semana.
De acuerdo con el CME, la resolución será válida para el retorno a clases en academias o colegios públicos y privados de la capital de Sao Paulo.
Teniendo en cuenta este contenido, los padres no podrán ser denunciados ante los tribunales por no llevar a sus hijos a recibir clases en la escuela, suspendidas desde el 24 de marzo.
La educación es obligatoria en Brasil a partir de los cuatro años de edad (guardería) y resulta necesario tener al menos el 60%de asistencia durante el año escolar. En el caso de los alumnos de primaria y secundaria, la asistencia mínima es del 75%.
La medida del CME responde a una demanda de las familias de los estudiantes que rechazaron de forma casi unánime el regreso a clases.
Citado por el sitio digital, el concejal Claudio Fonseca, presidente del Sindicato de Profesionales de la Educación en el municipio de Sao Paulo (Sinpeem), afirmó que la medida resulta insuficiente y transfiere la responsabilidad a los padres.
Precisó que, aunque los padres no envíen a sus hijos, los profesores, el personal de limpieza, la dirección, tendrán que estar allí.
Fonseca insistió en no estar de acuerdo con la llamada de los profesionales de la educación en una situación como ésta, en la cual no se adoptaron medidas de saneamiento de la escuela, del ambiente, de la seguridad en general. (PL)
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