Globo, Reino Unido

Mexico y Covid: economía en el borde del abismo

Desde el inicio de la pandemia de la Covid-19, México alertó sobre lo difícil que era para un país de 127 millones de habitantes (la mitad cercanos a la línea de miseria o por debajo de ella) lograr el equilibrio correcto entre las medidas sanitarias de prevención y contención del coronavirus, y el funcionamiento de la economía.

 

Luis Manuel Arce Isaac

 

En el momento más agudo de la curva epidemiológica no vaciló dar la batalla contra la pandemia, y ver el desplome de la economía, casi sin posibilidades de detenerla.

Pero en junio, con pérdidas descomunales agravadas por la caída de los precios internacionales del petróleo, se decidió abandonar el confinamiento, entrar a la denominada nueva normalidad.

La alternativa fue priorizar la economía pues esta padecía un agotamiento muy peligroso que los programas sociales y de pensiones y becas del gobierno apenas podían disminuir.

El esfuerzo por la recuperación de la doble crisis en un país donde más del 60% de la población económicamente activa pertenece al sector informal, fue tremendo. Siete meses después de la pandemia se observa una reactivación débil y rodeada de grandes peligros.

Uno de ellos es un presumible rebrote de la Covid-19, ya que tiene como vecino a Estados Unidos (con altas cifras de contagio y de muerte) y, por su parte, México también tiene muy altos índices de transmisión, hospitalización y decesos.

Por eso cada mes ambas naciones se han puesto de acuerdo en sostener un cierre parcial de los numerosos puntos fronterizos de acceso, y permitir solamente el paso de vehículos y personal imprescindible.

La dependencia económica de México de su vecino, se acrecienta después de la firma del Tratado de Libre Comercio tripartito con Canadá.

De tal manera, la recuperación económica de México está sujeta a los riesgos externos por la crisis mundial, que pueden tener un efecto contraproducente a los beneficios esperados del tratado tripartito, según advierte el CESF.

Esto debido a la posibilidad de que la recuperación de la economía mundial sea menos vigorosa de lo anticipado y por el riesgo de ajustes negativos adicionales a las calificaciones crediticias que ha recibido el país, incluido Pemex.

Además, la banca se niega a sacrificar parte de sus utilidades para hacer reducciones de capital a usuarios deudores afectados por la crisis económica.

El plan del gobierno

El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador tiene un plan antineoliberal de recuperación, que ha dado pasos positivos con una recuperación de la actividad, aunque lenta.

Se basa en la consigna “primero los de abajo”, cuya lógica es nutrir los bolsillos de la mayoría mediante un sistema de minicréditos, pensiones y empleos poco calificados, reforzados con un incremento de las remesas de sus emigrantes radicados en el exterior.

De acuerdo con la lógica de López Obrador si los más de 60 millones de pobres que posee Mexico tienen una solvencia mínima, la capacidad de consumo interno no se afecta, ni se paraliza la industria de bienes y servicios, y tampoco baja el empleo ni hará falta acudir a la deuda pública.

Esa apreciación divide al empresariado: una parte -incluido el gran capital- la considera razonable; otra -muy importante, el capital medio- la considera nociva e insuficiente y aboga por la fórmula tradicional de acudir al Fondo Monetario para rescatar ese sector mediante ajuste social, ‘achicamiento’ del Estado y préstamos.

En lo que están de acuerdo capital medio y gobierno es en ‘achicar’ el Estado.

El capital medio aboga por una intervención limitada del Estado en la economía, que implica despidos y apertura a la iniciativa privada.

El Gobierno piensa que una forma de tener ahorro y austeridad republicana, es hacer un recorte en sus funciones gubernamentales, por ejemplo, eliminando numerosas subsecretarías.

El capital medio quiere, con la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) –que genera el 30%  del PIB y millones de empleos- aplicar fórmulas cercanas al reajuste neoliberal, pero buscan pulirlas para conciliar intereses con el gobierno. Sin embargo, el sector estratégico (que no ha sido afectado por el Covid-19 y que no dejó de funcionar) y el operativo en el que se mueve Coparmex, dependen de la evolución de la pandemia. (PL)

(Fotos: Pixabay)

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