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Sueños y pesadillas

La palabra ‘energía’ procede del antiguo sustantivo griego ‘ergon’, que significa trabajo, y en inglés ‘work’ puede ser un sustantivo o un verbo; de ahí las palabras energy y energise.

 

Sean Sheehan

 

No es de extrañar, pues, encontrar más de un significado en el título del libro de Michael Marder, «Energy dreams» (Sueños de energía): ¿un libro sobre sueños energéticos o/y sueños relacionados con la energía?

Fue Aristóteles quien combinó ergon con el prefijo en– (‘dentro’) para dar la palabra energia y la concibió como una potencia que se libera a sí misma: una bellota se convierte en lo que es por el proceso de trabajo de su propia esencia, su calidad roble.

La energía se considera a menudo como algo potencial, un poder o capacidad de hacer cosas, un medio para conseguir un fin, pero Aristóteles está señalando fines en sí mismos.

El fin de la bellota, su propósito, es convertirse en un roble y el propósito de la vida humana, tal como él lo ve, es la buena vida, la energía del descanso.

Esto, como fin en sí mismo, se opone frontalmente al sentido de la energía como algo que debe ser extraído, destruido, de un estado a otro, como ocurre con los combustibles fósiles o la energía nuclear.

Pero la idea de que las posibilidades y las fuentes de energía son ilimitadas no es un sueño, sino una alucinación ecológica. Es una pesadilla de la que el neoliberalismo no puede despertar porque está codificada en su ADN: «En las hojas de cálculo del capitalismo, se nos contabiliza como recursos humanos, de los que se puede extraer trabajo, enterrando el sueño de Marx de la autorrealización humana a través del trabajo».

A esto se suma un enfoque del conocimiento que se juega en tropologías de superficie/profundidad. La verdad no está en la superficie; la realidad tiene que ser descompuesta en formas que Marder ve como modos de fracturación mental. Hay que seguir bombeando petróleo y gas penetrando en el lecho de roca para liberar la energía que se esconde en su interior.

«Energy dreams» busca en las plantas una concepción alternativa de la energía. Las plantas (no se mencionan las carnívoras) no necesitan «devastar la interioridad de otro ser para procurarse su energía». Lo que necesitan lo recogen de la tierra, el agua y el sol. Este es un sueño alternativo de energía, pero su valor ha sido denigrado: vegetar se utiliza a menudo para indicar una forma de vida inactiva, aburrida o derrochadora.

Según Marder, ha llegado el momento de poner en práctica este sueño alternativo, y los capítulos de su libro examinan aspectos de la teología, la economía, la psicología, la política y la física relacionados con su proyecto.

Con gran perspicacia, tiende un puente entre lo que se ha considerado una brecha entre el primer y el último Marx, considerando la alienación en el lugar de trabajo en términos de energía que se contrarresta a sí misma.

El comunismo ha de verse en relación con el proceso y el producto del trabajo (¡que se lo digan a China!).

Alinear la energía con la potencialidad es un camino de ida con un callejón sin salida.

Los sueños de los científicos del siglo pasado condujeron a catástrofes; no es de extrañar que se pida un cambio de rumbo en la forma de pensar e imaginar la energía.

«Energy dreams» de Michael Marder, está publicado por Columbia University Press.

(Fotos: Pixabay)

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