Derechos Humanos, Política

Armas de destrucción masiva: Mentiras, máscaras y privilegios  

El tema de las armas nucleares, biológicas y químicas no es nuevo para occidente, quienes han utilizado ese argumento para destruir pueblos enteros, como el caso de la invasión a Irak y las reiteradas amenazas de Invasión que recibe Siria, a pesar de haber entregado y destruido su arsenal de armas químicas. 

 

Javier Alexander Roa

 

El 08 de marzo de 2022, la subsecretaria de Estado de Estados Unidos para Asuntos Politico, Victoria Nuland, en una audiencia ante el comité de Relaciones Exteriores del Senado, afirmó, que en Ucrania existen laboratorios biológicos y que Washington, está “trabajando con los ucranianos sobre cómo pueden evitar que cualquiera de esos materiales de investigación caiga en manos de las fuerzas rusas si se acercan». La declaración de la funcionaria estadounidense confirmó las denuncias hechas (días antes) por los gobiernos de China y Rusia, que sospechaban que EE.UU. desarrollaba en Ucrania armas biológicas, violando las leyes internacionales, principalmente, la convención sobre las armas biológicas que prohíbe el desarrollo, la producción y el almacenamiento de armas de destrucción en masa.

El vocero del Ministerio de la Defensa de Rusia, Igor Konashénkov, anterior a las declaraciones de Nuland, había asegurado que en los laboratorios ucranianos situados cerca de las fronteras con Rusia, el departamento de defensa de EE.UU. estaba desarrollando armas biológicas, pero que, cuando Rusia inició la “operación militar especial” en Ucrania, EE.UU, destruyó de forma apresurada las evidencias del programa de desarrollo de dichas armas.

De igual manera, informó que Rusia había recibido documentación de empleados de biolaboratorios ucranianos sobre la destrucción con carácter de emergencia, el 24 de febrero, de patógenos especialmente peligrosos de peste, ántrax, tuberculosis, cólera y otras enfermedades mortales, que tenían como propósito contagiar masivamente a los ciudadanos rusos.

También China, a través de Zhao Lijian, vocera del Ministerio de asuntos Exteriores, había solicitado con anterioridad a Estados Unidos, que revelara los detalles de las armas biológicas o tipos de virus que estaba desarrollando y almacenando en los laboratorios de Ucrania.

Estas solicitudes y reclamos realizados por Rusia y China pasaron desapercibidos por los medios de comunicación, los Organismos Internacionales, las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs), las Organizaciones de Derechos Humanos y ecológicos del mundo. ¿Por qué? La afirmación de Nuland, sobre el desarrollo de armas biológicas en Ucrania, daba a Rusia un argumento válido, dentro de sus objetivos en la “operación militar especial”, para incursionar militarmente en Ucrania y destruir los laboratorios de armas biológicas y químicas que ponían en riesgo la seguridad de sobrevivencia del pueblo ruso.

Pero, no fue así, Rusia asumió la compleja tarea de desarticular y destruir los laboratorios de producción de armas biológicas y químicas, que se calculan en treinta en el territorio ucraniano y que, los lugares, no han sido revelados por Estados Unidos. Así, como tampoco, ha revelado los inicios de la producción de armas nucleares en las centrales de Ucrania, cuya investigación también la realiza Rusia, a pesar de los obstáculos impuestos por la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), que no quiere que Rusia adelante esas investigaciones.

Según ellos, por cuestiones de seguridad y porque consideran que el personal ruso no es el más idóneo para el manejo de la investigación.

El tema de las armas nucleares, biológicas y químicas no es nuevo para occidente, quienes han utilizado ese argumento para destruir pueblos enteros, como el caso de la invasión a Irak y las reiteradas amenazas de Invasión que recibe Siria, a pesar de haber entregado y destruido su arsenal de armas químicas.

Recordemos, que en marzo de 2003, el gobierno de EE.UU, presidido por George. W. Bush, atacó e invadió a Irak, por -supuestamente- desarrollar y almacenar armas biológicas y químicas de destrucción masiva, que luego, resultó en una mentira.

El expediente fabricado contra Irak, fue sustentado a través de pruebas y documentos falsos. La exposición magistral realizada por Colin Powell, Secretario de Estado de EE.UU. ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en febrero de 2003, donde mostró un frasco con sal para ilustrar las armas biológicas que poseía y desarrollaba el gobierno de Sadam Hussein, se basó en un expediente falso; que, posteriormente, facilitó la destrucción de Irak.

EE.UU. no encontró laboratorios de producción de armas biológicas ni químicas. Sin embargo, llenó de bases militares al país árabe, impuso un sistema político, económico y comenzó a administrar los grandes yacimientos de petróleo. En cuanto a Siria, en agosto de 2013, el presidente de EE.UU, Barack Obama, celebró una reunión con su equipo de seguridad para analizar los métodos, posibilidades y variedad de opciones militares, “para destruir los laboratorios y arsenales de armas biológicas y químicas que poseía la República Árabe Siria”, que en 2012, un funcionario sirio, había revelado a los medios de comunicación.

Ante esta revelación del funcionario sirio, la OTAN y EEUU advirtieron al gobierno de Bashar al Assad, que el uso de esas armas estaría “cruzando la línea roja”, por lo cual, obtendría una respuesta inmediata.

Como resultado de esas amenazas de EE.UU, los mercenarios infiltrados en siria, realizaron actividades “parecidas” a ataques químicos contra la población (que aún hoy se investigan), con la finalidad de allanar el camino para una intervención militar por parte de EE.UU y la OTAN, en Siria.

El gobierno sirio, a través de Rusia, actuó rápidamente y aceptó revelar a la ONU los lugares donde estaban los depósitos de armas químicas, entregarlos y destruirlos. Al mismo tiempo que se comprometía a no participar en la producción de ningún tipo de armas de destrucción masiva.

La destrucción de todas las armas químicas sirias realizadas por Rusia y EE.UU, calculadas en 1.200 toneladas, que había iniciado en octubre de 2013, se completó a mediados de 2014.

El desarme de las armas químicas de Siria, que solo permanecieron almacenadas en sitios seguros, nunca fueron utilizadas, afirmaron expertos de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ).

Los casos de Irak y Siria, son dos típicos ejemplos utilizados por EE.UU. y la OTAN, para amenazar e invadir a países, por el hecho de sospechar que poseían armas biológicas y químicas. Sin embargo, con el caso de los laboratorios biológicos en Ucrania, es diferente el tratamiento, prevalece el doble rasero internacional, al no permitir condenar con sanciones a gobiernos como el de Estados Unidos, que hacen la guerra sucia utilizando a terceros países, no en contra del pueblo ruso, sino en contra de la humanidad.

Rusia, a pesar de tener un expediente tangible de los laboratorios de producción de armas biológicas, no ha utilizado ese argumento para realizar la “operación militar especial” en Ucrania. El objetivo principal de Rusia, además de los mencionados, es obligar a EEUU y a la OTAN, detener la expansión militarista al este de Europa, para que el pueblo ruso pueda preservar la integración de su soberanía en el futuro.

(Fotos: Pixabay)

 

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