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Multiculturalismo, ideología predeterminada del capitalismo avanzado

No quiero prejuzgar el debate, si bien es un tema importante, e indudablemente soy un partidario del multiculturalismo. Sin embargo, el multiculturalismo es, al mismo tiempo, una realidad social y una ideología política.

 

Steve Latham

 

Todos debemos aceptar el hecho de la diversidad en nuestra sociedad. Pero que aceptemos la ideología es un asunto diferente.

Otro punto discutible es si deseamos la mezcla de diferentes etnias y culturas o si preferimos mantenernos separados en nuestros propios círculos sociales.

Y, finalmente, surge la pregunta de si la ideología ha funcionado: si de verdad se ha aplicado de manera consistente. ¿Realmente ha promovido el multiculturalismo la mezcla intercultural o ha fomentado, sin querer, la separación de grupos étnicos, al estilo apartheid?

De todos modos, mi observación es diferente, y es que el multiculturalismo es la ideología por defecto del capitalismo avanzado.

En su fase inicial, de primitiva acumulación, el capitalismo invadió el mundo con violencia, esclavizando a las poblaciones.

En su fase siguiente, el capitalismo industrial creó productos estándar, allanando las diferencias culturales en favor de una anodina uniformidad.

Sin embargo, en su actual y sofisticada forma avanzada, el capitalismo prospera gracias a la diferencia y a la diversidad, y tiene la capacidad de cooptar la ideología del multiculturalismo para sus propios fines.

La igualdad de oportunidades está en el interés del capital porque así se puede contratar a los trabajadores más válidos: en otras palabras, explotar sus talentos, su capacidad de trabajo, de una manera más eficaz.

Adicionalmente, la diversidad genera nuevas oportunidades de mercado a los negocios para que vendan más productos y por ende, renueven los consumidores que son insertados en el espacio comercial.

Al capitalismo no le importa la «diferencia», ni de una manera ni de otra, siempre y cuando se puedan generar beneficios y la gente trabaje y gaste dinero.

Es más, la coexistencia de diferentes grupos étnicos y culturales es un producto mismo de la globalización. La globalización es endémica del capitalismo.

El capital tiene tendencia a propagarse hacia el final de sus límites. En su anterior fase de colonialismo y actual fase de migración, el capitalismo ha fomentado la mezcla de razas y culturas.

Hoy día, los flujos de personas alrededor del planeta reflejan el flujo del capital en el circuito de la economía global. La élite viaja por motivos de negocios. Los pobres emigran en busca de trabajo, para escapar de la pobreza. Estos últimos no son capitalistas, sino que están atrapados en la logística de ese sistema.

La mayoría preferiría no abandonar su tierra, pero sienten que deben enviar dinero a sus hogares para alimentar a sus familias, o para que sus familiares puedan recibir educación.

No obstante, nos están incorporando a todos a un único sistema económico mundial, a pesar de ser un sistema que ha aprendido hacer uso de la diversidad para sus propios propósitos.

El aparente pluralismo de las sociedades occidentales es por lo tanto un epifenómeno, un fenómeno superficial, generado por una lógica más profunda de dominación.

No tenemos por qué oponernos a la riqueza que nos brinda esta experiencia. Pero demuestra las contradicciones – y la ambigüedad – que el capitalismo nos impone a todos..

(Traducido por Andrea Porto)  – Fotos: Pixabay

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