Globo, Mundo, Reino Unido

El riesgo de sufrir otro año de hambre

Las dificultades alimentarias que vive el planeta son cada vez más graves, fruto de una confluencia de crisis causadas por las alteraciones climáticas, los conflictos y las presiones económicas. Se sabe que durante los primeros meses de 2022, el número de hambrientos en el mundo creció de 282 millones a 345 millones.

 

Los conflictos llevan a los más vulnerables a una hambruna de considerables proporciones, y en tal sentido la guerra en Ucrania alteró el comercio mundial, aumentó los costos de transporte y los plazos de entrega y dejó a los agricultores sin acceso a los insumos que precisan.

Pero los afectados por el hambre también son producto de la frecuencia e intensidad de las alteraciones climáticas.

No tienen tiempo suficiente de recuperarse entre un desastre y otro.

Es así como la sequía sin precedentes en el Cuerno de África cada vez lleva a más personas a niveles alarmantes de inseguridad alimentaria, y en Somalia se prevé una hambruna.

Por otro lado, la capacidad de respuesta de los gobiernos está limitada por los propios problemas económicos de cada país -depreciación de la moneda, inflación, problemas de endeudamiento- mientras crece la amenaza de recesión mundial.

“Nos enfrentamos a una crisis alimentaria mundial sin precedentes y todo indica que aún no hemos visto lo peor, teniendo en cuenta que en los últimos tres años las cifras del hambre alcanzaron repetidamente nuevos picos”, ha dicho el director ejecutivo del del Programa Mundial de Alimentos (PMA), David Beasley.

Y a su juicio, las cosas pueden empeorar, y lo harán, a menos que haya un esfuerzo coordinado a gran escala para abordar las causas profundas de esta crisis. “No podemos permitirnos otro año con cifras récord de hambre”, afirmó.

Por ello el plan de operaciones del PMA para 2022 es el más ambicioso de su historia  y  amplió sus objetivos de asistencia alimentaria para llegar a la cifra récord de 153 millones de personas (a mediados de año ya había prestado asistencia a 111,2 millones de individuos).

Igualmente,  trabaja en estabilizar y, en la medida de lo posible, construir sistemas alimentarios nacionales y cadenas de suministro resistentes. Entre sus acciones multiplicó por seis la asistencia en Sri Lanka en respuesta a la crisis económica, amplió las operaciones a niveles récord en Somalia ante la amenaza de hambruna, y proporcionó asistencia alimentaria a dos de cada cinco afganos.

Ante el aumento de los costos de la asistencia humanitaria y el incremento de los plazos de entrega, el PMA diversifica su red de proveedores para  favorecer las adquisiciones locales y regionales.

Por ejemplo en lo que va de 2022, el 47% de los alimentos procedieron de los propios países en los que opera, por un valor total de mil 200 millones de dólares.

Asimismo, esa agencia de Naciones Unidas amplió la entrega de transferencias en efectivo, que actualmente representan un 35% de la asistencia alimentaria de emergencia.

No obstante, estos esfuerzos para socorrer a una parte de los gravemente vulnerables se realizan en medio de un difícil contexto mundial en el que aumenta el número de los que sufren hambre extrema, lo cual exige una acción global concertada en favor de la paz, la estabilidad económica y el apoyo humanitario. PL

Fotos: Pixabay)

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