Los lectores saben que este enérgico estudio de seis poemas de Keats promete algo nuevo cuando la autora anuncia en su prefacio que cualquier lectura seria de Keats comienza con la sección sobre ‘Propiedad privada y comunismo’ de los «Manuscritos económicos y filosóficos de 1844» de Marx.
Sean Sheehan
La postura provocadora de Anahid Nersessian no aporta nada sorprendentemente nuevo sobre las odas y no es tan tonta como para intentar argumentar que Keats tiene una agenda criptocomunista que puede ser finalmente revelada.
Lo que sí aporta es una ardiente conciencia de que Keats es mucho más que la imagen que se tiene de él como un poeta tan obsesionado con lo sensual que a veces resulta un tanto afeminado.
Esto no concuerda con su política de izquierdas y tiene más sentido leerlo, como hace Nersessian, como alguien que lucha con el «esforzado e incluso agonizante trabajo de dar forma a la respuesta del cuerpo al mundo».
La respuesta del cuerpo al mundo preocupaba igualmente a Marx, de 26 años, en 1844, cuando escribió en «Propiedad privada y comunismo» acerca de lo sensual como fundamental para la naturaleza material de la vida humana.
Es, dice, mediante la «apropiación sensual» como nos abrimos al trabajo de vivir en el mundo, pero para la mentalidad capitalista esto se traduce en propiedad, valor de uso y propiedad privada: «La propiedad privada nos ha vuelto tan estúpidos y unilaterales que un objeto sólo es nuestro cuando lo tenemos, cuando existe para nosotros como capital… cuando lo utilizamos».
Considera esto como un grave alejamiento de lo que está plenamente disponible para nosotros como seres sensuales, pero no está celebrando hedonistamente el placer por el placer: el sufrimiento es también parte de nuestro compromiso sensual con la vida, parte de nuestra naturaleza, parte de lo que él llama nuestro «ser-especie».
Las odas de Keats comparten esta concepción humanista de la vida y se detienen en esas fuerzas y estados mentales contrarios que nos aportan alegría, pero también dolor, intimidad y desamparo, cuidado y añoranza, amor y abandono. Es una mezcla embriagadora y constituye un cóctel ingobernable; la poesía, nos recuerda Nersessian, «es el arte de tomar lo que se puede».
La vulnerabilidad forma parte de lo que define a la humanidad y repercute en la infancia de Keats, en su personalidad y sus relaciones y en la dura y hostil acogida que tuvo su poesía cuando se publicó por primera vez.
Nersessian reaviva el interés por las odas de Keats, aclamando con justicia lo que consiguen sin ser acrítico. La aparentemente pesada línea «La belleza es verdad, la verdad belleza» de la ‘Oda a una oda griega’ es ‘profundidad de dos centavos’ y el hablante de la oda tiene una ‘visión de la masculinidad como licencia para herir’; ‘Al otoño’ es ‘perfecta’ pero también ‘imperdonable’ por haber sido escrita sólo cuatro semanas después de la masacre de Peterloo, pero con el poeta aparentemente impasible ante ella.
Lo que añade interés al libro es un elemento autobiográfico/confesional, que tangencialmente secunda las preocupaciones a las que Keats y el joven Marx fueron tan sensibles en sus escritos
«Keats’s odes: a lover’s discourse», de Anahid Nersessian, es publicado por The University of Chicago Press.
(Traducido por Monica del Pilar Uribe Marin)