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Las huelgas y la represión de los tories

Tras más de una década de socavamiento sistémico de los servicios públicos, la gente se está organizando masivamente en la esfera pública. Para contrarrestar estos movimientos, el Gobierno se ha propuesto amenazar nuestra libertad con el «Proyecto de Ley de Orden Público».

 

Protesta es progreso – Kill the Bill. Foto de Alisdare Hickson / Flickr. Creative Commons License.

Juanjo Andrés Cuervo

 

La corriente de descontento que había envuelto al Reino Unido en los últimos años estalló dramáticamente en 2022.

‘Kill the Bill’, las huelgas de University and College Union (UCU) y la protesta organizada por el Sindicato Nacional de Trabajadores Ferroviarios, Marítimos y del Transporte (RMT), son algunos de los movimientos que emergieron con fuerza en los últimos meses.

Sin embargo, aquello no fue sólo un momento particular de un año. Es un síntoma de nuestro tiempo. Una red de privatizaciones e infrafinanciación está destruyendo el consenso.

En todo el mundo, el nivel de vida decae. Y en para 2023 y 2024 en el Reino Unido se prevé la mayor caída del nivel de vida de la que se haya tenido constancia desde hace más de sesenta años

Inevitablemente, están surgiendo movimientos sociales, ya que la gente exige dignidad y mejores condiciones de vida. Hicieron falta cientos de años de luchas para conseguir el Estado del bienestar, y ahora está al borde del colapso.

El Estado del Bienestar: El guardián occidental

Por primera vez en 106 años, el Real Colegio de Enfermeras decidió ir a la huelga en 2022. Es el epítome perfecto de la degradación del NHS, símbolo de la Gran Bretaña de posguerra.

En los últimos 15 años, el servicio ha soportado el acuerdo de gasto más ajustado de su historia. Desde 1950, el gasto sanitario creció a un ritmo medio anual del 4%, pero de 2009 a 2019, solo aumentó un 1,5% al año.

Es esta la última portesta legal? Foto de Alisdare Hickson / Flickr. Creative Commons License.

Creada en 1945 tras la Segunda Guerra Mundial, sirvió tanto para reconstruir el país como para salvar el capitalismo. La percepción de la amenaza de los vientos del comunismo procedentes del Este obligó a los dirigentes a implantar el moderno Estado del bienestar en el mundo occidental.

La bibliografía al respecto es extensa, incluidas las referencias en “A people’s history of the world de Chris Harman y ensayos como How the Cold War helped spur West European welfare state reform o The Cold War and the Welfare State in Western Europe. No era la primera vez que se hacía esto para frenar en seco una revolución, un concepto que inventó Otto von Bismarck. Para frenar el avance de los socialistas, en 1883 aprobó la Ley del Seguro de Enfermedad. Alemania se convirtió así en el primer Estado del bienestar moderno.

De 1948 a 1973, el mundo occidental fue testigo de lo que se conoció como la Edad de Oro. Los altos niveles de empleo y los elevados impuestos pagados por los ricos proporcionaron una afluencia de recursos al Estado.

El modelo keynesiano triunfó: había más dinero para invertir, el gasto proporcionaba a la gente la posibilidad de gastar y el aumento de los niveles de consumo impulsaba la economía.

En aquellos años, la clase media asumió un papel significativo durante las protestas, cumpliendo la profecía de Bakunin. El anarquista había escrito en el manifiesto de 1865 sus esperanzas de que, con el tiempo, la juventud privilegiada pudiera adoptar las causas del pueblo. De ahí las revueltas estudiantiles de los años sesenta y su alianza con los obreros, claramente ilustrada durante el mayo francés de 1968.

Pero en 1973, la caída del crepúsculo trajo una larga noche.

Congelen precios. Foto de  Alisdare Hickson / Flickr.  Creative Commons License.

El lema de Thatcher TINA («There is no Alternative») personificó la nueva era. La crisis del petróleo cambió el paradigma económico, y el golpe contra Salvador Allende en Chile tuvo importantes efectos sociales y económicos.

El enfoque socialista adoptado por el líder marxista fue aplastado por la fuerza. Mientras miles de personas eran asesinadas y muchas más encarceladas, los Chicago Boys plantaron las semillas del neoliberalismo en el país latinoamericano. La nueva era del capitalismo acababa de comenzar.

En consecuencia, dos campeones del neoliberalismo, Friedrich von Hayek y Milton Friedman, ganaron el Premio Nobel de Economía en 1974 y 1976, respectivamente. Parafraseando a Rosa Luxemburgo, la idea impuesta por las élites era clara: o neoliberalismo o barbarie.

¿Qué hacer? Unir fuerzas para protestar

Como parte de la huelga de la UCU, el 30 de noviembre nos reunimos en King’s Cross para exigir mejores condiciones. Ante miles de personas, Mick Lynch y Jeremy Corbyn subieron al estrado, tomaron el micrófono y hablaron de libertad, libertad y la necesidad de crear un movimiento. Predicando con su ejemplo, bajaron y se unieron a las masas para corear con nosotros.

Hay unión. La gente está cansada de excusas sobre las razones de la crisis. Aunque la guerra en Ucrania y la pandemia han sido parte de la causa de la situación económica, las verdaderas razones están detrás de esos acontecimientos.

El reciente informe publicado por Oxfam, Inequality kills, muestra que la riqueza de los 10 hombres más ricos del mundo se ha duplicado desde que comenzó la pandemia. Y como el 1% más rico ha acaparado 19 veces más del crecimiento de la riqueza mundial que todo el 50% más pobre de la humanidad desde 1995, los ingresos del 99% de la humanidad han empeorado a causa del Covid-19.

Kill the bill. Foto de Alisdare Hickson / Flickr. Creative Commons License.

Como dicen los investigadores, esto no es casualidad, sino elección: la «violencia económica» se perpetra cuando se toman decisiones políticas estructurales a favor de los más ricos y poderosos.

Por eso, los movimientos sociales son fundamentales para establecer un nuevo sistema. Organizarnos y convertirnos en agentes activos en la esfera pública debe ser nuestro objetivo.

Y funciona: el activismo medioambiental liderado por Extinction Rebellion obligó al Gobierno británico a comprometerse a alcanzar las emisiones netas cero en 2050. Sin embargo, el Gobierno está contraatacando. El año pasado, la Ley de Policía, Delincuencia, Sentencias y Tribunales (the Police, Crime, Sentencing and Courts Act) impuso nuevas y onerosas restricciones a las protestas.

Ahora, con el Public Order Bill que se debate en la Cámara de los Lores, el Gobierno intenta censurar la libertad de expresión. Son tiempos inciertos y no debemos escondernos. Tomaremos partido. Protestar y luchar por un mundo mejor, o rendirnos y ser derrotados.

(Traducido por Monica del Pilar Uribe Marin)Fotos: Pixabay

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