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Asesinato de inocentes: 15 años sin saber quién dio la orden

La lucha de las Madres de Soacha (Mafapo Colombia) tiene, con la que aún libran las Madres (abuelas, ya) de la Plaza de Mayo (Argentina), notables parecidos y diferencias.

 

Germán Ayala Osorio

 

Las primeras completan ya 15 años esperando respuesta a una pregunta que le hacen al Estado y a su aparato de justicia: ¿Quién dio la orden?, en referencia a las víctimas mortales de los falsos positivos.

Ante el silencio sepulcral, millones de colombianos, examinando las evidencias entregadas por periodistas valientes que se dieron a la tarea de develar la identidad de los autores materiales de los  escabrosos hechos, escuchar a los comparecientes en la Jurisdicción Especial para la Paz – Bogotá – JEP  y estableciendo lógicas conexiones, ya se respondieron el interrogante: la orden, la dio ÉL.

Si ya hay una respuesta convertida en verdad socialmente aceptada, ¿entonces, qué falta? Falta que el aparato de justicia, incluida a la JEP, señale como responsables directos a quienes, desde las más altas instancias del poder estatal, azuzaron a militares para que cometieran esos crímenes de Estado.

Mientras tanto, las Madres de la Plaza de Mayo continúan luchando, frente a la Casa Rosada (casa presidencial), por saber el paradero de los hijos que les fueron arrebatados y el asesinato de otros tantos, durante la dictadura de Jorge Videla (1976-1983). Su lucha completa más de 40 años.

Las Madres de Soacha siguen esperando explicaciones del Estado por esa práctica sistemática, atada a una política institucional castrense, de asesinar civiles (jóvenes de barriadas) para hacerlos pasar por guerrilleros muertos en combates con el Ejército nacional.

En ambos casos, la verdad es un alivio espiritual y triunfo moral para los familiares de las víctimas de esas prácticas que tanto en Argentina como en Colombia deberían calificarse como terrorismo de Estado.

El cine argentino ha dado cuenta de lo sucedido. Recientemente, la película Argentina 1985, recoge en parte lo sucedido en suelo gaucho, durante la oprobiosa dictadura militar. Entre tanto, en Colombia se acumulan documentales que explican lo sucedido en la democracia más antigua del hemisferio. Las “Caras del horror” es uno de esos trabajos audiovisuales que aportan a la construcción de una narrativa que lleva a una única conclusión: hemos construido, por acción u omisión, un Estado asesino y una sociedad con una relativa solidaridad. Se suma a ese trabajo de memoria, la serie de la Comisión de la Verdad, “Hacer visible, lo invisible”. También se destaca “No hubo tiempo para la tristeza”. Y otros tantos.

El 16 de abril de 2023, en el Parque Central de Soacha (municipio de Colombia), las Madres de muchas de las 6.402 víctimas de los falsos positivos exigieron nuevamente respuesta a la pregunta que las atormenta: ¿Quién dio la orden?

Aunque ellas mismas pueden tener certeza de la respuesta, como millones de colombianos más, siguen esperando la verdad judicial y el consecuente juicio político contra aquel individuo que dio la orden.

Muy seguramente aparecerá una pancarta, un grito oculto o una arenga con el nombre de ese máximo responsable.

Mientras que las Madres (abuelas) de la Plaza de Mayo se reúnen todos los jueves a exigir verdad frente a la Casa Rosada, nuestras Madres de Soacha lo hacen a kilómetros de la Casa de Nariño, lugar desde donde muy seguramente, alguien, con cabeza fría, y un inexistente corazón, dio esa fatídica orden.

*Germán Ayala Osorio: Social communicator, journalist and political scientist, author of the blog La otra tribuna, donde fue publicado este artículo.

(Fotos: Pixabay)

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