Globo, Latinoamerica, Reino Unido

Opresión y racismo, cadenas en la actual Brasil

El trabajo esclavo contemporáneo existe en todo el país. Ninguna región, estado o segmento económico es la excepción.

 

Osvaldo Cardosa

 

Esas son las palabras del fiscal general del Trabajo, José de Lima Pereira. De acuerdo con expertos, el trabajo esclavo causa daños irreparables a los que son víctimas de esa transgresión, pues cumplen jornadas exhaustivas que implican generalmente mucho esfuerzo físico y la ausencia de descansos periódicos.

Muchas de las víctimas sufren y su vida transcurre en alojamientos con condiciones precarias, incluso insalubres, las cuales conducen al desarrollo de traumas físicos, lesiones y enfermedades graves al organismo.

Se suma a esto la pérdida de la libertad individual y la sumisión a situaciones despreciables que acarrean la total alienación del trabajador de la vida exterior, de su familia e incluso de su propia identidad que causan serios problemas de salud mental.

Este flagelo le ocurre a miles de personas en Brasil y hoy ocupa portadas después que salió a la luz, a finales de febrero, el caso de 207 trabajadores rescatados en situación análoga a la servidumbre en una cosecha de uva en el municipio de Bento Gonçalves, estado de Río Grande do Sul, contiguo con Argentina y Uruguay.

“Brasil es un país desigual. Eso no es novedad, desafortunadamente. Forjado con violencia por los europeos, luego del llamado descubrimiento, los portugueses intentaron, sin éxito, explotar y esclavizar a los pueblos tradicionales que vivían en esta gigante nación”, le dijo a  Prensa Latina la jurista Carmen Diniz, también máster en Derecho Penal y Criminología.

Detalló que los indígenas no conseguían ni siquiera entender el porqué de tener que trabajar incesantemente, si la vida no exigía acumulación.

Siendo así, prosiguió, “la demanda mundial y los modos de producción se dirigen al continente africano y, de allí, traen sus piezas (así son llamadas las personas esclavizadas y arrancadas libres de África a las Américas). De esa forma, Brasil pasa a ser el mayor almacén de personas esclavizadas en aquel período”.

Según relatos, los trabajadores en la cosecha de uva resultan cooptados por reclutadores de mano de obra, conocidos como gatos, en Bahía, capital del norteño estado de Salvador, y traídos para laborar en Bento Gonçalves.

Uno de los rescatados contó que “no recibían salario, hacían préstamos con altas tasas de intereses y tenían la libertad, y la locomoción restringida, además de sufrir agresiones físicas”.

Diferente a lo que se podría esperar, el caso que implica a grandes empresas como Aurora, Garibaldi y Salton, no causó un rechazo unánime.

Ante los periódicos y espeluznantes actos, el auditor Mauricio Krepsky insistió en la necesidad de aumentar personal en la Fiscalización para Erradicación del Trabajo Esclavo, división que encabeza. Krepsky dijo que el perfil de las personas rescatadas en esas condiciones permanece casi la misma cada año: aproximadamente el 90% son hombres, negros y de baja escolaridad. Recordó que, a finales de 2020, surgió un caso muy emblemático de trabajo doméstico análogo al de los esclavos en Brasil.

El rescate de Magdalena Gordiano, en el estado de Minas Gerais (sudeste), obligada a laborar en la casa de una familia desde los ocho hasta los 46 años de edad. En 2021 se salvaron a 31 trabajadoras sometidas a condiciones muy parecidas. Unos 250 empleadores resultan capturados cada año con imposición de trabajo esclavo, lo que representa prácticamente uno cada día hábil.

Tales casos ocurren principalmente en la zona rural de los municipios, asociados a la extracción mineral y en su mayoría a la actividad agropecuaria.

En días recientes, el fiscal general del Trabajo, José de Lima Pereira, informó del rescate de enero al 20 de marzo de 918 personas en condiciones degradantes laborales, cifra récord para un primer trimestre en los últimos 15 años.

La mayor parte de los casos ocurrió en Rio Grande do Sul y Goiás, pero De Lima Pereira afirma que el problema es generalizado. Desde 1995, cuando se crearon los grupos especiales de fiscalización móvil, hasta 2022, más de 60 mil personas fueron rescatadas en trabajo análogo a la esclavitud. PL

(Fotos: Pixabay)

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