Pasé aproximadamente seis años dedicándome al activismo anti-Brexit / Pro-UE. Este artículo trata de las lecciones transferibles de una experiencia considerable en lo que yo llamo «el arte de la protesta». Esta es la primera parte de un artículo más largo. Partimos de un encuentro fortuito en bicicleta en el sur de Londres.
Peter Cook*
Nunca me he sentado en Greenham Common ni he participado en protestas callejeras, aparte de las marchas. Sin embargo, me sentí obligado a hacer algo con respecto al Brexit, un cruel asalto al futuro de nuestros hijos basado en la codicia de unos pocos.
En un frío día de marzo de 2017, había oído que unas cuantas personas planeaban reunirse en la calle frente al número 10 de Downing Street. Decidí dejar a un lado mis actividades profesionales y llegué a la ciudad en bicicleta desde el sur de Londres. Por el camino, se pinchó la cicla, justo al lado de la estación de metro de Bermondsey, a unos 6 km de mi destino. Estaba arreglando la rueda cuando se me acercó una mujer preguntándome si necesitaba ayuda. Resultó como por arte de magia que ambos íbamos al nº 10.
Esa mujer era Wendy Novak, ex fotógrafa de la BBC y una constante manifestante a favor de las personas vulnerables que se enfrentan a la escasez de suministros médicos debido al Brexit.
El grupo que se reunió aquella fría noche de marzo se convirtió en «La Vigilia del No 10». Al principio estábamos totalmente comprometidos, pero también totalmente desorganizados.
Al principio, el colectivo estaba dirigido por Diane Datson, que permitió que las cosas crecieran con gracia y paciencia. Empezamos a aprender de los talentos colectivos de los demás. Esto dio lugar a una serie de experimentos, como si de un laboratorio de I+D se tratara. Por supuesto, no todos los experimentos tuvieron éxito.
Durante nuestra estancia en el número 10 organizamos actuaciones musicales, protestas tejiendo, espectáculos políticos de marionetas, danza, mimo, cocina, protestas silenciosas, protestas ruidosas, arte escénico, teatro callejero, eventos con famosos, discursos, rebeliones con tiza, poesía, escritura de libros, campañas de envío de cartas, rodaje de películas, striptease, giras nacionales e internacionales, perros y gatos contra el Brexit, producción de pegatinas, protestas con ropa interior y nos detuvieron por conducir un vehículo considerado ofensivo.
Como tantos otros movimientos, nuestra capacidad para divergir constantemente nos hizo perder el norte. Surgió la competencia: una persona intentó organizar los actos callejeros en línea desde Oxford, lo que estaba condenado al fracaso desde el principio.
Como resultado, se formaron grupos disidentes. Con el tiempo, uno de ellos se convirtió en la protesta más famosa de Steve Bray frente a Westminster, aunque se trataba de una formulación mucho más limitada que consistía en gritar a los políticos, una lista de reproducción de música en repetición y su mucho más inteligente cuestionamiento socrático de los parlamentarios y protestas silenciosas en el fondo de los principales medios de comunicación.
El crisol de la ‘Vigilia del No 10 fue, en efecto, un «ensayo clínico» para gran parte de lo que se convirtió en el movimiento de base Permanecer en la UE. Grupos como Extinction Rebellion y otros aprendieron claramente de nuestros éxitos y errores y fueron capaces de añadir dinero y disciplina a nuestra creatividad sin límites.
*Peter Cook lidera Reboot Britain / Rage against the Brexit Machine. Autor de tres libros sobre el Brexit, seis álbumes de canciones de protesta, himnos inspiradores y 400 películas. Organiza eventos colaborativos online y activismo de base «para educar a la gente sobre el fracaso del Brexit y que podemos y debemos reincorporarnos a la UE como prioridad».
(Traducido por Camila Marquez) – Fotos de Bruce Tanner, autorizadas para su publicacion.