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Reza Deghati: A través de la lente de la humanidad

Reza Deghati, conocido profesionalmente como Reza, es un fotoperiodista irano-francés muy conocido por su poderoso trabajo, que capta la resistencia y el sufrimiento de la humanidad en zonas de conflicto de todo el mundo. Con una carrera que abarca décadas, su evocadora narrativa a través de las imágenes ha arrojado luz sobre el costo humano de la guerra y los desplazamientos, haciendo hincapié en la importancia de la empatía y la unidad.

 

Entrevista: Rola Zamzameh*

Fotografías:  Reza

 

Reza nació en Tabriz (Irán) en 1952, tiene raíces azerbaiyanas y su lente ha captado las desgarradoras realidades de nuestro paisaje global.

Desde los implacables terrenos del Kurdistán hasta las turbulentas calles de El Cairo, retrata conmovedoramente la resistencia y la vulnerabilidad de la humanidad. Su obra, que revela la intrincada interacción de alegría y desesperación, armonía y conflicto, abarca más de cien países y ha aparecido en las páginas de prestigiosas publicaciones como National Geographic y Time Magazine.

Reza es un filántropo que se dedica a cultivar las mentes jóvenes en sociedades devastadas por la guerra. Sus monumentales instalaciones, desde el Carrusel del Louvre hasta la sede de la  ONU, testimonian su visión humanitaria y llegan a millones de personas de todo el mundo.

Con una prolífica carrera de más de tres décadas, las contribuciones de Reza no han pasado desapercibidas. Galardonado con numerosos premios, entre ellos el World Press Photo y el prestigioso Infinity Award, su impacto trasciende la fotografía: fue distinguido por el gobierno francés con el título de Caballero de la Orden Nacional del Mérito.

Pese a su exitosa carrera y a su reconocimiento internacional, la voluntad de Reza de compartir su conocimiento y experiencias refleja la esencia de su carácter. Sobre ello y otros aspectos de su vida habló con The Prisma.

Su trabajo como fotógrafo le ha llevado a zonas en conflicto y afectadas por la guerra. ¿Cómo ve el papel de la fotografía a la hora de arrojar luz sobre el costo humano de los conflictos y las guerras?

Por desgracia, nuestro mundo sigue enredado en conflictos y guerras por diversas y complejas razones. Es crucial que los defensores de la paz y la humanidad comprendan la verdadera naturaleza de estos problemas. Como fotógrafo, mi misión es captar la cruda realidad de la guerra y el sufrimiento humano a través de imágenes impactantes y relatos convincentes desde primera línea.

A lo largo de la historia, las guerras han transcurrido a menudo sin testigos, con el resultado de masacres devastadoras y pérdidas colosales de vidas humanas. Hoy en día, sin embargo, la presencia de imágenes, fotografías y periodistas comprometidos ha desempeñado un papel importante en el despertar de la conciencia mundial sobre las brutalidades de los conflictos.

En la era contemporánea, con la accesibilidad generalizada de los medios visuales, estos relatos visuales sirven como poderoso elemento disuasorio, impidiendo que se repitan las atrocidades del pasado y fomentando una resistencia colectiva contra los horrores de la guerra.

«Memorias del exilio« es una serie impactante que capta la esencia del desplazamiento y las experiencias de los refugiados. ¿Podría explicarnos cómo surgió este proyecto y qué mensaje pretendía transmitir con él?

Entre las 360 exposiciones que he comisariado en todo el mundo, el tema de los refugiados tiene un significado especial. Es un recordatorio conmovedor del sufrimiento humano que experimenté personalmente durante mi exilio de Irán en 1981, cuando busqué refugio en París. A lo largo de mis viajes, los relatos de los refugiados han seguido siendo un tema central. En particular, mi exposición «Sueño de la humanidad», presentada en varias ciudades del mundo, pretende arrojar luz sobre la difícil situación de los refugiados. Pese a los intentos de ciertas entidades políticas de restar importancia a la crisis de los refugiados sustituyendo el término por etiquetas impersonales, como «migrantes», la esencia de «refugiado» encarna la empatía e invoca la sensación de buscar refugio.

Es vital humanizarles, mostrar que las experiencias de estos refugiados, que llegan con mínimas posesiones y soportan un inmenso sufrimiento, podrían ser la realidad de cualquiera. Cada historia ilustra las inmensas dificultades, desde los peligrosos viajes a través de terrenos traicioneros, enfrentándose a los peligros de los traficantes de personas, atravesando montañas y ríos, hasta la implacable violencia que soportan.

Este retrato pretende poner de relieve la cruda realidad de que nadie abandona voluntariamente su tierra natal a menos que las circunstancias lo hagan insoportable.

A través de estas exposiciones, mi misión es transmitir este mensaje crucial de empatía y comprensión.

A través de su fotografía, ha destacado las historias de refugiados y personas que viven en el exilio. ¿Cómo aborda el retrato de su resistencia y humanidad en medio de circunstancias difíciles?

La decisión de huir de la patria representa un gran reto y una carga emocional. Supone romper los lazos con la historia, la infancia y los recuerdos más preciados, incluidos los olores, las relaciones y los vínculos personales. Este profundo desapego significa la gravedad de la situación, ya que los individuos renuncian voluntariamente a todo por las inciertas perspectivas del otro lado. Lo que sigue siendo esencial es que estos refugiados no son meros individuos en busca de seguridad, sino profesionales cualificados e intelectuales por derecho propio.

Entre ellos hay médicos, abogados, periodistas, directores de empresa y otras personas muy capaces que se han visto obligadas a abandonar su vida anterior. Si se les da la oportunidad y el apoyo para reconstruir su existencia, estas personas resilientes pueden contribuir significativamente a sus nuevas comunidades.

Sus experiencias sirven de testimonio del notable progreso que puede lograrse incluso ante la adversidad, poniendo de relieve el potencial de crecimiento y desarrollo de toda la humanidad.

Su resiliencia es un mensaje inspirador, sobre todo para quienes los acogen en sus nuevos entornos, y revela los beneficios mutuos que surgen cuando las sociedades integran y apoyan eficazmente a los refugiados.

En un mundo que a menudo hace hincapié en la división y las fronteras, su obra parece tender puentes culturales y geográficos. ¿Puede explicar su filosofía sobre la importancia del multiculturalismo y la belleza de la diversidad?

Durante una reciente expedición de formación y fotografía a Isla Reunión, se produjo un cambio significativo en mi perspectiva, que me llevó a percibir la isla como un potencial «laboratorio del futuro de la humanidad». Esta percepción fue moldeada por la coexistencia y mezcla durante siglos de diversas comunidades, incluidos franceses, africanos de varias regiones, colombianos, chinos y personas de otros orígenes asiáticos.

Ser testigo de la segunda y tercera generaciones de estas diversas amalgamas subrayó la profunda belleza inherente a la extraordinaria diversidad. Mi firme creencia en el poder del multiculturalismo se ve reforzada por los avances en las tecnologías de viaje del último siglo, que facilitan el aumento de las interacciones globales y fomentan una comprensión más profunda de las diferentes culturas a través del turismo y la exploración.

En particular, el rico patrimonio de eruditos y poetas-filósofos iraníes, como «Roumi» y «Sa’adi», sirve de testimonio de la celebración de los mejores atributos de la humanidad.

En este contexto, la fotografía desempeña un papel fundamental, ya que permite retratar no sólo el esplendor inherente a la vida humana y los paisajes, sino también el intrincado tapiz de las diversas culturas. Al facilitar las interacciones cara a cara entre grupos dispares, la fotografía sirve como poderoso medio para promover la comprensión y el aprecio mutuos, fomentando en última instancia un futuro más interconectado y unificado para la humanidad.

Como defensor de un mundo sin fronteras, ¿cómo imagina una sociedad global que abrace la unidad y la coexistencia respetando las diferencias culturales?

Creo firmemente en la realización final de un mundo sin fronteras para la humanidad. Europa es un ejemplo paradigmático de esta progresión, ya que la existencia de una Europa sin fronteras era casi inimaginable hace medio siglo o incluso un siglo.

Sin embargo, como vemos hoy, esta idea va tomando forma poco a poco, aunque lograr una Europa verdaderamente sin fronteras puede requerir varios siglos más, fomentando un entorno en el que las diferencias sean aún menos pronunciadas de lo que son en la actualidad.

Esto representa un viaje progresivo hacia el futuro de la humanidad, caracterizado por una mayor interconexión y comprensión mutua.

Las aparentes disparidades culturales o conflictos étnicos que a menudo afloran son, en realidad, producto de manipulaciones políticas y construcciones ideológicas, más que características inherentes a las propias culturas o religiones.

La historia es testigo de siglos de coexistencia entre distintos grupos religiosos en extensas regiones, ejemplificada en casos como los de Bosnia-Herzegovina o el Kurdistán iraquí, donde individuos de diversos orígenes religiosos, incluidos chiíes, suníes, judíos y cristianos, han vivido en armonía. Contemplando esta realidad durante mis viajes, mientras contemplo la Tierra desde un avión, me queda claro que las fronteras y divisiones artificiales que vemos hoy en día no son inherentes al tejido de nuestro planeta. Refuerza mi convicción de que un futuro sin fronteras es un resultado inevitable que aguarda a la humanidad.

*Rola Zamzameh: Periodista de la Comisión y el Parlamento de la UE-Bruselas.

(Próxima semana: segunda parte de esta entrevista con Reza Deghati.)

(Fotos suministradas por el entrevistado y autorizadas para su publicación)

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