Globo, Latinoamerica, Reino Unido

Tiempos difíciles para las mujeres en América Latina

Brutalidad feminicida y desigualdad en los ingresos económicos son dos aspectos cruciales que hacen las mujeres de este continente encuentren difícil su supervivencia y tengan que adelantar luchas para exigir sus derechos ignorados y violentados.

 

Sergio Ferrari

 

En 2022, cada dos horas una mujer latinoamericana fue asesinada- aproximadamente 4.050 mujeres, todas víctimas de feminicidio como expresión extrema de desigualdad, discriminación y muchas otras formas de violencia contra mujeres y niñas. Así lo revela un Boletín del Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe, patrocinado por Cepal (Conferencia Económica para América Latina y el Caribe).

El Observatorio procesó datos recogidos en 26 países del continente que constituyen la información más actualizada y reciente de la región sobre este tema.

En 2022, más del 70% de las víctimas de feminicidio tenían entre 15 y 44 años; un 4%, menos de 15, y un 8%, más de 60.

Honduras ha sido el país con más crímenes de este tipo, con seis por cada 100 mil mujeres. Seguido por República Dominicana, con dos, y El Salvador y Uruguay, con 1,6 cada uno. Las naciones con menos de una víctima por cada 100 mil mujeres fueron Puerto Rico, Perú, Colombia, Costa Rica, Nicaragua y Chile. Cuba tuvo la tasa continental más baja: 0,3. En comparación, los países de Europa Occidental tenían tasas de entre 0,4 y 0,8 en 2021.

Estas variaciones son pequeñas y no reflejan dinámicas sostenidas de incremento o reducción, por lo que no se puede determinar tendencias. Sin embargo, enfatiza el estudio, “se puede afirmar que la violencia feminicida se mantiene en la región pese a que hay una mayor conciencia pública al respecto, al igual que avances legislativos, respuesta estatal y progresos en la medición”.

Las encuestas nacionales especializadas de diez países del continente muestran que entre el 42 y el 79% de las mujeres (aproximadamente dos de cada tres) han sido víctimas de violencia de género. Además, 88 millones de mujeres mayores de 15 años experimentan violencia física o sexual por parte de un perpetrador que era o que es su pareja, lo cual conlleva el riesgo de violencia letal. Al mismo tiempo, «los matrimonios y uniones infantiles precoces y forzados son una práctica nociva y una manifestación de violencia de género que persiste y está muy extendida en la región, afectando a 1 de cada 5 niñas».

El estudio de la Cepal concluye que los Estados latinoamericanos y caribeños deben ampliar las asignaciones presupuestarias e invertir para fortalecer las políticas contra la violencia de género con nuevas estrategias para responder a las distintas manifestaciones de violencia.

Mal remuneradas

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), pese a algunos avances, “las diferencias salariales entre hombres y mujeres persisten e incluso aumentan en algunas ocupaciones”.

Dichas diferencias, no se deben principalmente a diversos niveles educativos y, en general, no se reducen, sino que aumentan con la edad. Estas son las principales conclusiones de su estudio Igualdad de retribución por un trabajo de igual valor: ¿en qué situación nos encontramos en 2023?, publicado a fines de septiembre.

La proporción de mujeres en posiciones directivas e intermedias es inferior al 35% en la mitad de los países del mundo. “Los hombres siguen ganando más que las mujeres en la mayoría de los países, en casi todos los sectores, debido a diversos factores, como la persistente segregación de género en la ocupación por ocupación, las interrupciones en la vida laboral de las mujeres debidas a la maternidad, el reparto desigual de las responsabilidades familiares y de cuidado, y las prácticas salariales injustas”.

Según Naciones Unidas (ONU), en todos los continentes “a las mujeres se les paga menos que a los hombres, con una brecha salarial de género estimada en alrededor del 20% a nivel mundial”.

Además, “la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas siguen estancados debido a la persistencia de desigualdades históricas y estructurales en las relaciones de poder entre mujeres y hombres”. Inevitablemente, la pobreza acrecienta las desigualdades y desventajas en el acceso a recursos y oportunidades para las mujeres, y los esfuerzos para reducir esa brecha han sido lentos. La ONU ha respaldado ampliamente la igualdad de remuneración pero su aplicación en la práctica ha sido difícil. PL

(Fotos: Pixabay)

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