En la larga y compleja batalla contra la desnutrición crónica, cada acción a favor de las niñas y niños cuentan. En el país centroamericano es un tema preocupante pues existen 25 mil niños con desnutrición aguda.
Zeus Naya
Los niños guatemaltecos aparecen entre los que mayor desnutrición crónica sufren en América Latina. Un informe de la Procuraduría de Derechos Humanos expuso que Guatemala ocupa el sexto puesto mundial en el indicador, y advirtieron expertos, fue una asignatura pendiente en las administraciones anteriores.
Datos oficiales coinciden en señalar que el padecimiento impacta en un 46,5% de infantes de cinco años. Sin embargo, pasa desapercibido para un buen número de la población. La oficial de nutrición de la Organización de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), María Claudia Santizo, describió tiempo atrás el alto valor de la mortalidad infantil en el país del quetzal.
Entre sus principales causas mencionó la neumonía y las enfermedades diarreicas agudas, y el 54%, planteó, asociadas a algún grado de desnutrición. “Es el problema básico de la infancia, que trae muchas consecuencias y perpetúa todo el ciclo de la pobreza”, acotó la funcionaria.
La deserción escolar es muy alta y en gran parte no se debe a la falta de oportunidades, sino a las propias secuelas de la desnutrición, enfatizó.
El Sistema de Información Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Siinsan) reportó el pasado año más de 25 mil niños con desnutrición aguda, un alza de casi un 26% en comparación con los de 2022 (20.806 menores afectados).
Como los departamentos con las tasas de incidencia más altas por cada 10 mil menores de cinco años destacaron Escuintla, Sacatepéquez e Izabal, en ese orden, similar situación a la registrada en el período anual previo.
La crisis también estuvo marcada por los menores fallecidos, más de 50, igualmente superior a los confirmados durante todo el 2022, según el monitoreo de Siisan. De acuerdo con el último reporte de la Clasificación Integrada de Seguridad Alimentaria en Fases, esta enfermedad deviene constante en hogares rurales por la inseguridad alimentaria con la que lidian diariamente 3,2 millones de guatemaltecos.
Gestionando la crisis
El presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, propuso como plan bajar en un 10% la prevalencia de la desnutrición en los niños menores de cinco años y atacar los problemas estructurales que la originan. Estos problemas incluyen la falta de ingresos en los hogares, las precarias condiciones de vivienda, el saneamiento ambiental y el acceso a agua para el consumo humano.
Según el ministro de Salud, Oscar Cordón, en los primeros 120 días del Gobierno de Arévalo se fortalecerán iniciativas sectoriales por la nutrición que involucran a distintos organismos.
Por su parte, el catedrático de la Escuela de Nutrición de la Universidad Panamericana, Jorge Pernillo, ha llamado a evaluar el efecto de eventos naturales y la incidencia de la Covid-19. “La enfermedad y la falta de servicios es una de las causas inmediatas de la desnutrición y por lo tanto debe ser la primera línea de atención y prevención”, sugirió.
Instó a trazar un plan de asistencia de emergencia que priorice departamentos, municipios, comunidades remotas y necesitadas para asegurar y ofrecer de forma inmediata atención de salud a todos los habitantes. En su criterio, hace falta rescatar los servicios públicos, ampliar la cobertura y calidad, así como buscar la participación de la gente en el proceso.
Entrevistados por la prensa coincidieron en afirmar el tema les llena de indignación y frustración, lo calificaron de “uno de los rostros más feos de Guatemala” y “una realidad que no se puede negar”. Pidieron todas las iniciativas, la colaboración, la unidad para llegar a las familias con atención primaria de salud, servicios para mujeres embarazadas, programas de saneamiento y educación a las madres, entre otras. PL
(Fotos: Pixabay)