El auge del ateísmo en Irán tras la Revolución Islámica es polifacético y está influido por factores históricos, sociales, culturales y políticos. Los iraníes luchan por la libertad religiosa, los derechos humanos y la gobernanza laica, esenciales para una sociedad más justa, inclusiva y pluralista, ya que no navegan por el legado de la revolución y vislumbran el futuro de su nación.
Rola Zamzameh
La Revolución Islámica de 1979 marcó un importante punto de inflexión en la historia de Irán, inaugurando una era de gobierno religioso bajo la dirección de clérigos chiíes. Sin embargo, junto con el auge del Islam político, se ha producido una tendencia paralela de creciente secularización y aumento del ateísmo en la sociedad iraní.
Antes de la Revolución Islámica, Irán era un país predominantemente musulmán con un panorama religioso diverso que incluía musulmanes suníes y chiíes, así como minorías religiosas como cristianos, judíos y zoroastrianos. Aunque la religión desempeñaba un papel importante en la vida pública, también existía una fuerte tradición de laicismo e intelectualismo, sobre todo entre la clase media urbana y la élite culta.
El establecimiento de una República Islámica dirigida por clérigos y la imposición de leyes y normas religiosas provocaron resistencia y desilusión entre algunos segmentos de la sociedad iraní. La severa aplicación de los códigos morales islámicos, las restricciones a las libertades personales y la politización de la religión alienaron a muchos iraníes que buscaban una mayor autonomía individual y un gobierno laico. La represión de la disidencia por parte del gobierno iraní, incluidos activistas políticos, periodistas y minorías religiosas, ha alimentado el resentimiento y la desilusión con el régimen y su ideología religiosa.
El ateísmo ha surgido como una forma de protesta contra el establishment religioso y su gobierno autoritario, ofreciendo una visión alternativa del mundo que rechaza las creencias sobrenaturales y la autoridad divina.
El periodo posterior a la revolución ha sido testigo de un resurgimiento de la investigación intelectual y el pensamiento crítico entre la juventud iraní, facilitado por los avances tecnológicos y el acceso a la información. Han surgido pensadores y escritores ateos que cuestionan el dogma religioso y defienden el secularismo, el humanismo y el racionalismo como marcos alternativos para entender el mundo.
El crecimiento del ateísmo en Irán ha coincidido con transformaciones sociales y culturales más amplias, como la urbanización, la globalización y la exposición a ideas y valores occidentales. Los jóvenes iraníes, sobre todo en los centros urbanos, cuestionan cada vez más las creencias y prácticas religiosas tradicionales, adoptan estilos de vida laicos y buscan fuentes alternativas de significado e identidad.
A pesar de la creciente visibilidad del ateísmo en Irán, los ateos y los activistas laicos se enfrentan a importantes riesgos y desafíos, como la estigmatización social, la discriminación y la persecución por parte del Estado. La apostasía, o renuncia al Islam, está castigada con la pena de muerte según la legislación iraní, lo que obliga a muchos ateos a ocultar sus creencias o a buscar refugio en el extranjero para evitar ser procesados.
La diáspora iraní, formada por millones de expatriados y refugiados repartidos por todo el mundo, incluye un número significativo de ateos y laicistas que han huido de la persecución religiosa y la represión política en su país de origen. Las comunidades de la diáspora proporcionan una red de apoyo para que los ateos se conecten, organicen y defiendan el laicismo y los derechos humanos en Irán.
El crecimiento del ateísmo en Irán refleja tendencias globales más amplias de secularización y declive de la influencia religiosa en la vida pública. Aunque el ateísmo sigue siendo una posición minoritaria en Irán, su creciente visibilidad e influencia señalan una demanda cada vez mayor de gobierno laico, libertades individuales y libertad de conciencia.
Sin embargo, el arraigado poder de las instituciones religiosas y la naturaleza autoritaria del régimen iraní presentan obstáculos formidables para una reforma y un cambio significativos. Además, el ateísmo desempeña un papel crucial en la aspiración a un futuro laico y laicista en Irán, reflejando un deseo social colectivo de separación de la religión de los asuntos de Estado. A medida que los iraníes luchan por mayores libertades individuales, derechos humanos y reformas políticas, el ateísmo emerge como una potente fuerza que desafía el dominio de la ortodoxia religiosa en la vida pública.
Al abogar por la desvinculación del dogma religioso de las instituciones gubernamentales y los marcos jurídicos, los ateos promueven una visión de la sociedad en la que los individuos son libres de expresar diversas creencias sin temor a la discriminación o la persecución.
En este contexto, el ateísmo se convierte en un catalizador para fomentar el pluralismo, la tolerancia y la inclusividad, elementos esenciales para construir una sociedad más justa y equitativa en Irán.
Además, el ateísmo cataliza la promoción del pensamiento crítico, la investigación racional y la toma de decisiones basada en pruebas, componentes vitales de una democracia laica próspera. Al fomentar el escepticismo hacia la autoridad religiosa y la superstición, los ateos allanan el camino para el avance de la ciencia, la educación y la innovación, sentando las bases para una sociedad más ilustrada y progresista. Mientras Irán navega hacia el futuro, la adopción del ateísmo como fuerza impulsora del laicismo y la secularización ofrece la esperanza de una nación en la que se respeten los derechos individuales y la gobernanza se rija por los principios de la razón, la justicia y la igualdad.
*Rola Zamzameh: Periodista senior de la Comisión y el Parlamento de la Unión Europea.
(Traducido por Camila Marquez) – Fotos: Pixabay
*NOTA: Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no reflejan necesariamente las opiniones de The Prisma
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