Milán, capital de la moda europea, es la ciudad donde nació Daniele Tamagni en 1975. «Style is life», una celebración de su fotografía de moda fuera de la pasarela, es deslumbrantemente llamativa.
Sean Sheehan
En Kami, un pueblo minero de tungsteno en las montañas de Bolivia, Tamagni vio de cerca la pobreza absoluta cuando viajó allí en 2009. También descubrió cómo las mujeres se evadían temporalmente de la grisura de su situación con vestidos de extraordinarios colores que rendían homenaje a las tradiciones andinas de los pueblos quechua y aymara.
No es de extrañar que también le llamaran la atención las faldas de estilo bouffant de las cholitas. Véronique Marchand, al presentar sus fotos de las luchadoras bolivianas, señala cómo les gusta demostrar su independencia de los hombres «como amas de casa, en su trabajo y en su activismo político y sindical». Lejos de estar contenidas dentro de las cuerdas de un ring de lucha libre – testigo de ello es Néilda Sifuentes, nombrada ministra de Desarrollo Económico en 2019 – representan un elemento progresista y emancipador en la sociedad boliviana.
Tamagni saltó a la fama internacional con la publicación en 2009 de «Gentlemen of Bacongo», sus impresionantes fotografías de sapeurs, dandis en el Congo, cuyo estilo de vestir demostraba un gusto sui generis por la indumentaria que hacía que los modelos de moda profesionales, con sus mohínes altivos, parecieran aficionados.
Alain Mabanckou escribe de forma reveladora en «El estilo es vida» sobre la política del arte de vestir congoleño, planteando la cuestión de si los sapeurs, quizá inspirados por «los trajes de los colonos, siempre impecables con sus bonitos cascos coloniales», participan en una despersonalización de los africanos como marionetas del viejo colono: «Un negro con una máscara blanca». Puede que esto sea cierto, pero a Tamagni le entusiasmaba su pasión por el exceso teatral y encontró una resonancia de ello en Bolivia.
La moda en la Sudáfrica post-apartheid, al menos a pie de calle, no cae en esta trampa, como cabría esperar de un país que ha interpuesto una demanda por genocidio contra Israel por su campaña asesina en Gaza. Los jóvenes sudafricanos, que no encuentran la liberación de la pobreza que esperaban, son fotografiados por Tamagni para mostrar cómo su alienación encuentra expresión en su forma de vestir.
En 2014, a Tamagni le diagnosticaron un tipo raro de leucemia, pero siguió trabajando. Al año siguiente, viajó a Kenia durante una pausa de la enfermedad y al final de este libro hay un emotivo relato de su vida y de la batalla contra el cáncer que le llevó a la muerte en 2017.
“Style is life” es testimonio del orgullo y la exuberancia sartoriales en formas muy alejadas de las pasarelas de las casas de moda de Milán, Londres o París.
Tamagni se sentía atraído por los márgenes de la sociedad, pero la mercantilización es omnipresente y resulta consternador saber que sus imágenes han inspirado a diseñadores de moda de lujo. El lujo no estaba en su agenda cuando viajó a Sudamérica, África y otros lugares.
“Style is life” , de Daniele Tamagni, es publicada por Kehrer.
(Traducido por Camila Marquez) – Fotos suministradas por la editorial.