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Inmigrantes en tiempos de Covid-19: Antonio Ramírez

Es refugiado político de Colombia y vive y trabaja en Londres. Tiene una discapacidad física que lo obliga a usar silla de ruedas, y su sistema de inmunidad deprimido lo obliga a seguir un protocolo de seguridad aún más estricto durante la pandemia actual.

 

Antonio Ramírez

Nathan Raia

 

Mientras estoy sentado en mi escritorio, escribiendo para la edición de esta semana, Covid-19 ya ha infectado a más de tres millones de personas en todo el mundo y matado a más de 210.00 personas.

Afortunadamente, en algunos países europeos, parece que la curva de nuevos casos se está doblando y las estrictas reglas de confinamientos se están levantando lentamente.

Pero aquí, en el Reino Unido, las cosas aún están lejos de mejorar y el NHS sugiere que las personas con mayor riesgo de coronavirus se aíslen por 12 semanas, como le sucedió a Antonio Ramírez.

Hablé con él, que ha estado viviendo y trabajando en el Reino Unido durante los últimos 25 años. Antes del comienzo de la cuarentena, solía hacer trabajo comunitario tratando con inmigrantes sudamericanos, especialmente colombianos. Habla sobre cómo ha estado lidiando con el brote de coronavirus hasta ahora, cuáles son sus temores y luchas y más.

Como inmigrante en el Reino Unido, ¿cómo enfrenta el brote de coronavirus?

El servicio Nacional de salud  “NHS”  me envió una carta, donde me piden estar aislado por al menos 12 semanas. Tengo una discapacidad física, mi sistema inmune está disminuido por la falta del bazo.

Por esta razón en tono humorístico le digo a mi familia “este partido de fútbol contra el Covid-19, lo estoy jugando sin arquero”.

¿Cuáles son sus preocupaciones para el presente y el futuro?

Como en un juego de escalera, esta pandemia nos hizo regresar a la línea de partida, y nos debe hacer reflexionar como humanidad. Me preocupan los pueblos que viven en países que privatizaron los servicios de salud y convirtieron el derecho a la vida en un negocio.

Veo aterrado el caso de Estados Unidos, Brasil y Colombia, en medio de una catástrofe sanitaria, continúan escalando la agresión económica contra Venezuela. Localmente me preocupa el aumento de casos de xenofobia y la profundización de la brecha entre ricos y pobres.

¿Cómo ha cambiado su vida?

He perdido contacto físico con mis amigos, con mi comunidad, aunque tengo contacto vía telefónica y redes sociales, encuentro desánimo, depresión y angustia ante la incertidumbre de la prolongación del confinamiento, la pérdida de sus trabajos y al mismo tiempo el riesgo latente de infectarse con el Covid-19.

¿Cómo cree que el gobierno británico está lidiando con esta emergencia?

Pienso que al inicio de la epidemia hubo desinformación, improvisación y arrogancia.

Era evidente la falta de un plan consecuente ante al tsunami viral que en dos meses nos deja con el primer ministro Boris Johnson enfermo, atendido eficientemente por un sistema de salud que su partido se ha empeñado en privatizar.

La mejor forma de entender lo que le ocurrió al gobierno británico y a la mayoría de nosotros, la podría explicar con una parodia que he creado a partir del poema “Y vinieron por mi” atribuido a Bertold Brecht pero en realidad de autoría del  pastor protestante Alemán Martin Niemöller.

Mi versión dice así:

Al principio creímos que “ese virus” era una enfermedad de los chinos, y como no éramos chinos no nos preocupamos.

Luego, “ese virus”, apareció en Japón y Singapur, pero como esos son países tan lejanos, en oriente, no hicimos nada.

Después aparecieron  casos en Alemania, Suiza, Italia, Francia y España, pero pensamos, “son casos aislados” y tampoco hicimos nada.

Ahora el coronavirus está con nosotros, en el Reino Unido, pero ya es demasiado tarde.

¿Estaba preparado para enfrentar la pandemia?

Desde comienzos de este año 2020, estuve informado por redes como twitter. A comienzos de febrero cancelé mis citas médicas y opté por el servicio de consulta por teléfono. He tratado de estar bien informado a través de canales oficiales, siguiendo las recomendaciones de higiene para evitar contagiarse, poniendo en práctica el confinamiento social y teniendo un protocolo de higiene al entrar o salir de casa.

Hago un llamado para que al margen de ideas políticas o religiosas nos unamos como comunidad, que formemos redes de apoyo, que nos cuidemos mutuamente y compartamos con nuestras familias en Latinoamérica lo que estamos viviendo en Europa, para que se preparen y en la medida de sus posibilidades pongan en práctica lo que hemos tenido que hacer durante estas semanas de confinamiento y supervivencia.

(Fotos proporcionadas, y autorizadas para su publicación, por Antonio Ramírez)

 

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