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Inmigrantes en tiempos de Covid-19: Patricia Sandino

Es colombiana y junto a su hijo menor ha vivido durante once años en Londres, ciudad a donde se mudó después de residir diez años en España. Siempre se sintió segura en el Reino Unido, pero ahora, debido al coronavirus, está experimentando la situación más extraña e irreal de su vida.

 

Nathan Raia

 

Patricia Sandino trabaja en un museo, en el área de limpieza, y como muchas otras personas, al comienzo del brote, no estaba demasiado preocupada.

Pero ante el primer caso confirmado de Coronavirus en un miembro de los guardias de seguridad, cambió de opinión y comenzó a sentirse asustada y vulnerable. Además, aunque dos días después el museo cerró sus puertas al público, los empleados tuvieron que seguir trabajando durante una semana más, antes del cierre total del museo. Debido a la falta de equipo de protección, como máscaras y guantes, estuvo expuesta a un mayor riesgo de contraer el virus.

Por otro lado, se sabe que uno de los muchos problemas con los que tienen que lidiar los migrantes es tener a toda la familia, o al menos parte de ella, lejos, y esto se vuelve más difícil durante el estallido de una pandemia, ya que las preocupaciones por los seres queridos se amplifican por la distancia. Y Patricia tiene en Colombia a su hijo mayor con su pareja, a su madre y a un hermano.

Patricia Sandino

Además, como hace unos meses en España e Italia la situación se estaba volviendo muy dramática, Patricia se sentía ansiosa y estresada, ya que gran parte de su familia vive allí. España fue el primer país europeo al que llegó y en el que vivió una temporada y luego dejó debido a la crisis económica de 2008. Su hijo más joven tenía entonces solo 8 años.

Desde el comienzo de la cuarentena, su vida ha cambiado.

Al principio, luchaba por encontrar en el supermercado local o en otros una variedad diferente de alimentos y productos para el hogar, pero en cualquier momento del día hallaba la mitad de los estantes vacíos.

Afortunadamente en dos semanas la situación comenzó a calmarse y los productos no disponibles comenzaron a verse nuevamente en los estantes de las tiendas, y ella comenzó a recibir el 80% de su salario pagado por el gobierno.

Pero sus preocupaciones aún no han terminado, pues la pandemia está muy lejos de su fin, y se suponía que su hijo de 18 años comenzaría estudios universitarios en septiembre próximo. Pero debido al viento de incertidumbre que acompaña al Covid-19, teme por su futuro.

“No tiene, ni puede pensar en un futuro, un estudiante brillante que en este momento se siente perdido, mientras estudia en casa, pero ¿qué pasará con su universidad?”, se pregunta ella.

Por otro lado, padece un problema de salud (artritis) que puede ser bastante limitante para ella, aunque ha estado lidiando bien con las restricciones impuestas por la cuarentena y todos los problemas que se presentan.

“Llevo una vida relativamente “normal”. […] No puedo hacer mucho, aunque caminar me ayuda. Pero a veces, la situación puede ser muy de

salentadora. Siempre llego a casa con la sensación de estar en una película, de ver a las personas con máscaras, guantes y evitando acercarse a los demás, tanto como les sea posible. Eso me hace sentir un poco deprimida”, dice.

Por supuesto, su vida ha cambiado. La prisa y la falta de tiempo han terminado. “¡Ahora hay tanto tiempo que no sabemos qué hacer con él!”

Y, por supuesto, también su rutina es diferente: se acuesta muy tarde y, por lo tanto, se levanta muy tarde. Hace los ejercicios físicos que le permitan sus problemas de salud y después sale a caminar y a hacer algunas compras. Luego regresa para efectuar algunas tareas domésticas y cenar con su hijo, mirar juntos una película o estudiar… Y así todos los días.

Pero Patricia Sandino ve su mayor temor en el próximo futuro. Piensa que el gobierno británico no lo ha hecho realmente bien y que las medidas tomadas han sido muy flexibles.

Los gobiernos, sin excepción, han demostrado que no están preparados para lidiar con el estallido de una pandemia, y

ahora los rumores de una posible segunda ola de SARS-CoV-2 el próximo septiembre u octubre, la dejan sin aliento.

Pero ella sabe que lo único que debe hacer es seguir el procedimiento de distanciamiento social hasta que sea necesario, no solo para protegerse sino para salvar la vida de todos.

(Traducido por Mónica del Pilar Uribe Marín) Fotos suministradas por Patricia Sandino.

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