El levantamiento de restricciones impuestas para contener el avance del Covid-19 en varios países ha suscitado el temor al contagio, sobre todo en niños y jóvenes. Pero también ha surgido la enfermedad mental y la homofobia.
Ernesto Hernández Lacher
Un estudio publicado por la asociación de gerentes educativos de los Países Bajos valida lo anterior al demostrar que 55 mil infantes no asisten a los centros educativos tras su reapertura el pasado 11 de mayo por temor, compartido por sus padres, al posible contagio.
Además el 90% de las escuelas neerlandesas reportan ausencias de estudiantes tras la reanudación del curso lectivo que inicialmente solo recomenzó para la enseñanza primaria, la especial y las guarderías.
Por su parte, mientras, los profesores manifiestan inseguridad y cuestionan la efectividad de las medidas de distanciamiento social vigentes postpandemia en los centros docentes, que imponen una distancia mínima entre estudiantes de al menos metro y medio.
En Finlandia, el miedo a la enfermedad elevó el número de suicidios en 14%, según datos aportados por fuentes de seguridad, que confirmaron 129 fallecidos por esa causa entre marzo y abril.
Tras la pandemia, el temor al contagio crece entre la población finlandesa y a pesar del retorno a las aulas anunciado, las autoridades del sector comunicaron que mantendrán la educación a distancia, inclusive después de las vacaciones de verano, como la opción más efectiva para continuar la docencia.
Ya desde comienzos de marzo la Federación Europea de Asociaciones de Psicólogos advertía mediante un comunicado sobre los efectos que para la salud mental tendría un período extenso de confinamiento y recomendaba algunas acciones para mitigarlos.
Entre las recomendaciones estaba el correcto manejo de la información sobre la pandemia para evitar la ansiedad innecesaria y apoyar a las personas afectadas, así como consultar fuentes confiables para conocer acerca de la evolución de la enfermedad.
En cuanto a los menores, la institución recomendaba a los padres crear rutinas y horarios a sus hijos, para así aliviar angustias y temores innecesarios, y tener en cuenta que los menores observan el comportamiento y emociones de sus padres, para saber cómo manejar sus propios sentimientos.
Ángela Londoño-McConnell, psicóloga y presidenta de AK Counseling & Consulting Inc, declara por su parte que las medidas de confinamiento podrían ser detonantes para la depresión y la ansiedad durante la cuarentena y una vez que ésta termine.
El director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha dicho que no es momento para el miedo, sino de adoptar medidas para prevenir infecciones y salvar vidas, pues la gente tiene motivos para sentirse inquieta, preocupada, pero lo más importante es conservar la calma.
Por ello es necesario aumentar la inversión en servicios para la salud mental, de lo contrario es de esperar un incremento en padecimientos causados por la pandemia, cuya cifra ya resulta preocupante.
Añadió que el aislamiento social, el miedo al contagio y la pérdida de miembros de la familia se ven agravados por la angustia de perder ingresos y el empleo.
Según el informe de la Organización de Naciones Unidas (ONU) “Covid-19 y la necesidad de acción sobre la salud mental”, la depresión y la ansiedad aumentan mientras los servicios destinados a ello están interrumpidos. Dentro de los grupos vulnerables que tienen un riesgo particular de angustia sicológica se encuentran los trabajadores de la Salud, sometidos a grandes cargas de trabajo, destaca el documento.
También los niños y adolescentes son vulnerables porque las medidas de aislamiento los exponen a ser testigos o sufrir violencia, así como las mujeres que trabajan desde casa, realizan labores domésticas e impulsan la educación, añade el texto.
En China los trabajadores de la Salud informaron altas tasas de depresión, ansiedad e insomnio durante las intensas jornadas de combate contra la pandemia; mientras un análisis realizado en jóvenes británicos con trastornos neurológicos reveló que el 32% consideró que la enfermedad empeoró su equilibrio emocional.
Por otro lado, la incidencia de la Covid-19 en Europa y el miedo creciente al contagio destapó otro problema subyacente en sectores de la sociedad en el viejo continente: la homofobia.
El Alto Representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, alertó sobre el tema a través de una declaración en la que avisa de que las personas LGTBI pueden enfrentar estigma y restricciones al acceso de los servicios de salud debido a leyes discriminatorias y actitudes sociales negativas.
Insistió en que las medidas de emergencia para frenar la pandemia, como el confinamiento, agravan la situación de violencia o abuso hacia ese sector poblacional y pidió renovar el compromiso frente a la discriminación, la violencia, el discurso y los delitos de odio contra personas por su orientación sexual e identidad de género. Tales manifestaciones encuentran en situaciones de emergencia espacios propicios para desarrollarse y generan inseguridad, malestar y miedos que hacen más daño que la propia enfermedad, comentó. (PL)
(Fotos: Pixabay)