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Covid-19 agrava crisis educativa

Varias generaciones se enfrentan a la amenaza del cierre de escuelas, que afecta a cientos de millones de estudiantes y ha durado muchos meses. Se trata de una emergencia mundial.

 

Waldo Mendiluza

 

La pandemia obligó al cierre de escuelas como parte de las medidas de confinamiento generalizado para frenar la propagación del coronavirus SARS-Cov-2, con alrededor de 1.500 millones de alumnos fuera de las aulas en 190 países, nueve de cada 10 de los estudiantes registrados a escala global.

Vieron la luz diversas alternativas, entre ellas la enseñanza a distancia, valiosa pero inaccesible para al menos 580 millones de educandos de naciones de ingresos bajos y medios. En el complejo escenario, la Unesco alertó acerca del riesgo de que la pandemia y sus consecuencias disparen situaciones como el abandono escolar y la disminución de la calidad del aprendizaje.

Diversas voces dijeron que las escuelas ofrecen seguridad y alimentos a millones de niños de comunidades vulnerables.

El reinicio de las clases en septiembre, después de meses de alejamiento por causa de la Covid-19, no cambió la situación de casi dos tercios de los alumnos, a partir de un estimado de que solo 561 millones de estudiantes pudieron retornar o ya estaban incorporados a la enseñanza de preescolar a secundaria.

La adopción por los Estados miembros de la ONU de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible trajo nuevas esperanzas pues estableció un objetivo específico dentro de la agenda, con metas como asegurar que todos los niños terminen la enseñanza primaria y secundaria, y al

canzar resultados de aprendizaje pertinentes y efectivos.

Antes de la irrupción de la pandemia la ambiciosa meta ya enfrentaba enormes retos.

De acuerdo con la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el cuarto objetivo de desarrollo sostenible trazado para 2030 tenía un déficit anual de 148 mil millones de dólares a una década de ese plazo, monto casi cuatro veces superior al estimado hace un lustro.

A partir del impacto de la Covid-19, ese déficit anual podría ascender a 200 mil millones, a menos que se adopten medidas urgentes.

Estudios sugieren que programas de reinserción de los alumnos a las   clases y de recu

peración del sector reducirían el déficit hasta en 75%.

La colación lanzada por la  Unesco a finales de marzo,  a favor de la educación, propuso soluciones de aprendizaje a distancia para los diversos niveles de enseñanza.

En la coalición participan, entre otras, la Organización Internacional del Trabajo, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, la Organización Mundial de la Salud, el Programa Mundial de Alimentos y la Unión Internacional de Comunicaciones.

También se sumaron entidades del sector privado, como Microsoft, GSMA, Weidong, Google, Facebook, Zoom, KPMG y Coursera, comprometidas con aportar recursos y conocimientos especializados en materia de tecnología, conectividad y fortalecimiento de capacidad.

La Unesco invitó a los medios de comunicación a incorporarse, en aras de favorecer la educación en el duro contexto impuesto por el Covid-19.

Entre las propuestas sobresalieron la ayuda a los países a movilizar recursos, aplicar soluciones, identificar respuestas equitativas, lograr el acceso universal y facilitar el regreso de los alumnos a las aulas cuando las escuelas abran de nuevo.

Otra iniciativa para lidiar con las consecuencias en el sector fue la activación de la campaña en las redes sociales La Educación Continúa, centrada en apoyar a las niñas, para que sigan el aprendizaje durante el cierre de las escuelas y facilitar su regreso seguro cuando vuelvan a abrir, considerando los numerosos obstáculos que enfrentan, entre ellos el embarazo en la adolescencia, el matrimonio precoz y forzoso y la violencia.

Otras acciones propuestas fueron talleres, foros y conferencias virtuales, así como instar a los donantes internacionales a proteger su parte de la ayuda al desarrollo dirigida a la educación mundial y a utilizar una financiación equitativa para garantizar que el apoyo vaya a regiones con desigualdades crónicas. (PL)

(Fotos: Pixabay)

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